Esta semana la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos ha aprobado el informe que elaboró SpaceX donde se detallaban las causas de que su cohete Starship explotara durante su segundo vuelo de prueba, que tuvo lugar en noviembre del año pasado. Es el primer paso para que la compañía estadounidense tenga un tercer intento, que según muchos rumores podría estar al caer. Y que el propio Elon Musk, cofundador y CEO de la empresa, ha asegurado que sería el que más posibilidades de éxito tendría.

Lo cierto es que la segunda prueba fue un avance respecto a la primera, que tuvo lugar siete meses antes, en abril de 2023. Aunque el resultado fue el mismo, una explosión que dio la vuelta al mundo. No obstante, a pesar de la espectacularidad de las imágenes, la mayoría de los expertos hizo la misma lectura: entendiendo la filosofía de la compañía, era un paso necesario.

"SpaceX tiene una manera de funcionar agresiva y experimental, probando muy pronto y fallando las primeras veces, lo que nos lleva a ver explosiones que pueden parecer grandes desastres, pero han servido para recoger una gran cantidad de datos que mejorarán las siguientes pruebas. El segundo lanzamiento ya fue muy bien, así que es muy posible que a la tercera vaya la vencida. Y ahora no creo que tengan tanta presión como con los primeros lanzamientos, cuando lo que estaba en juego era la propia viabilidad y el futuro de la compañía", explica Jorge Nicolás-Álvarez, doctor en ingeniería aeroespacial y divulgador científico.

Aún así, las explosiones del cohete en sus dos primeras pruebas dieron la vuelta al mundo. "Hay varias visiones. Los medios especializados y las personas que trabajamos habitualmente en el programa espacial lo hemos visto como un hito impresionante, sobre todo el segundo vuelo, que fue mucho mejor que el primero. Pero a los medios tradicionales y a la gente sin tanto contexto les impactaron mucho las explosiones, que son lo que más suele atraer y hace que los lectores pinchen en la noticia. Pero si me preguntas a mí fue un rotundo éxito", asegura Manuel Mazzanti, periodista y fotógrafo argentino afincado en Miami, desde donde cubre el programa espacial en contacto directo con el Centro Espacial Kennedy y la Base Aérea Espacial de Cabo Cañaveral.

Lo cierto es que el desafío es mayúsculo, porque Starship es el cohete más grande y más potente jamás construido. Con 121 metros de altura, podrá transportar a bordo tripulación (hasta 100 personas) y carga (150 toneladas métricas totalmente reutilizables y 250 toneladas métricas prescindibles). Y además, también será capaz de realizar transporte de punto a punto en la Tierra, lo que permitirá viajar a cualquier parte del mundo en menos de una hora.

"Starship es un proyecto de una relevancia impresionante porque es clave para que la humanidad se convierta en una civilización interplanetaría durante el siglo XXI. Por supuesto, SpaceX no es el último actor, pero todas las piezas tienen que funcionar bien a la vez", relata Nicolás-Álvarez. "Su gran tamaño está especialmente pensado para realizar viajes interplanetarios, como misiones a Marte y la Luna. Y le permite transportar la cantidad de combustible, propulsores y suministros necesarios para estas misiones de larga duración, además de transportar grandes cantidades de carga útil a órbita terrestre, como satélites o módulos espaciales, reduciendo en gran medida el coste de acceso al espacio", remata el experto.

Repostar la nave durante el vuelo

En realidad Starship se compone de dos etapas, que se separarán durante el vuelo. La primera es el cohete Super Heavy, que mide 71 metros, está impulsado por 33 motores Raptor y volverá a la base de lanzamiento una vez las dos partes se desacoplen. En ese momento la parte del cohete que seguirá adelante será una la nave espacial, llamada también Starship, que mide 50 metros, está propulsada seis motores (tres Raptor y tres Raptor Vacuum) y es capaz de transportar tripulación y carga.

Otro de los aspectos más interesantes es el combustible. Y es que Starship utilizará metalox, que como detalla Mazzanti es una combinación de metano y oxígeno líquido a temperaturas criogénicas. Se trata de una apuesta que cada vez más compañías comparten, y no es casualidad. El metano es más limpio y daña menos la atmósfera comparado con otros combustibles, pero tiene otra gran ventaja: puede obtenerse en más lugares del universo a parte de la Tierra. Y eso significa que, en el futuro, podríamos tener 'gasolineras' de metano repartidas por el cosmos para recargar nuestros cohetes.

Hace muy poco la nave Odiseo, que supuso el primer alunizaje de EEUU en más de 50 años, utilizó un motor propulsado por metalox. Así que las señales hasta ahora son buenas, aunque SpaceX deberá hacer frente a una dificultad añadida. Mazzanti lo ilustra: "Para hacer misiones de larga duración Starship tiene que ser capaz de recargar combustible en el espacio, durante el viaje. Y para eso SpaceX ideó un método. Primero se lanzará la Starship principal, y luego despegarán otras Starship cisterna, que se irán acoplando a la principal para que pueda repostar. Este sistema es una de las cosas que se tienen que probar en los vuelos de prueba".

El desarrollo y la fabricación de las Starship se está llevando a cabo en la Starbase (ubicada en Boca Chica, Texas), uno de los cuatro puertos espaciales activos en Estados Unidos operados por SpaceX. Pero es especial, porque está "optimizado" para construir y lanzar específicamente este cohete. Entre otras cosas, allí se erige la torre de lanzamiento espacial más alta del mundo, de casi 150 metros.

El peso de SpaceX en el sector espacial

"El mayor logro de SpaceX es haberse convertido en una empresa completamente vertical. Tiene la capacidad de fabricar sus propios satélites (Starlink), lanzarlos (con el cohete Falcon 9) y operarlos para dar conectividad de Internet en todo el mundo. Sin duda es un logro tecnológico histórico", asegura Nicolás-Álvarez. Pero el experto recuerda que los hitos de la compañía van más allá. Empezando porque en 2020 lograron devolver la capacidad de transportar humanos al espacio a EEUU, que la había perdido en 2011 y dependía de un cohete ruso para hacerlo.

Y por supuesto hay que hablar del Falcon 9. "Quizás es el cohete más exitoso de siempre. Va a pasar a la historia porque ha demostrado que los cohetes se pueden reutilizar. Lo están lanzado cada tres días y medio, es una locura que parecía inimaginable. Por eso SpaceX es la primera empresa que tiene una flota de cohetes que reutiliza como si fueran aviones. Es lo nunca visto. Y luego además tienen el Falcon Heavy, que les permite llevar cargas más  pesadas a otros destinos y a otros niveles de órbita. Por eso a día de hoy no se puede decir que Starship sea la joya de la corona, porque no ha llegado a órbita todavía y solamente ha tenido dos vuelos de prueba", resume Mazzanti.

Pero el día que Starship complete su primera misión con éxito el periodista tiene claro que será un antes y después: "Si cumple todo lo que promete va a cambiar absolutamente la forma en que los seres humanos viajamos y exploramos el espacio. Va a revolucionarlo todo porque empezaremos a vislumbrar un mercado espacial de transporte, lanzamiento y logística como hoy por hoy es el mercado de la aviación. Eso tiene que pasar y Starship puede ser el disruptor definitivo". Aún así, el experto considera que para que el cohete sea un éxito será necesario que pueda lanzarse cada pocos días, como el Falcon 9, porque sólo entonces "tendrá sentido a nivel económico".

Más allá de la personalidad polémica de Musk y de las espectaculares explosiones de sus cohetes, no cabe duda de que SpaceX se ha convertido en una empresa de referencia en el sector espacial, en un momento en el que la industria se está privatizando. La NASA ha sabido verlo, y ha confiado en la compañía al elegir la Starship como el vehículo de su misión tripulada Artemis III, que supondrá la vuelta de los humanos a la Luna (en principio en 2026). Y en el horizonte, el propio Musk ya ha dejado caer una idea: habrá una segunda versión de Starship. Más grande, más potente y más todo. Aunque para eso primero tiene que triunfar la primera.