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A Google le sobra con una cámara

A Google le sobra con una cámara
Google Pixel 3XL. | EFE

Google vive a contracorriente. No es una decisión fácil viajar en una dirección opuesta a lo de todos los competidores, si bien es verdad que cuando uno es Google puede permitirse el lujo de no seguir las modas. Con ese mantra el gigante de Mointain View ha creado el que, probablemente, será el móvil Android del año: el Pixel 3XL.

Cuando la compañía americana se lanza a hacer hardware, saliendo un poco de su núcleo duro de negocio, es para hacerlo bien. El Pixel 3XL es un teléfono casi perfecto, con herramientas tan potentes que son capaces de eclipsar todas las demás características, en la que apenas se encuentran puntos débiles.

Foto tomada con un Pixel 3XL

Ampliación de la foto.

El contraste en la industria se ha puesto de manifiesto esta semana: Samsung ha presentado el Galaxy A9 y Google el Pixel 3Xl. El primero, el del fabricante surcoreano, tiene cuatro cámaras en la parte posterior. Su rival, apenas una.

Y a Google le sobra. El desarrollo del software del Pixel 3XL es tan potente que su cámara es la mejor del mercado, la mejor de la historia en un teléfono móvil. El nivel es tan alto que esta característica justifica, casi por si sola, la compra de un móvil que se va hasta los 950 euros.

Dentro de lo que puede hacer dicha cámara destacan dos cosas: el modo retrato y el gran angular de los selfies. El modo retrato del Pixel 2XL ya era espectacular, y aquí sólo ha ido a mejor. El trabajo del software se ve al hacer la foto, pues automáticamente el móvil se pone a trabajar para ofrecer una definición espectacular.

Foto tomada con el Pixel 3 XL en modo retrato.

Ampliación de la foto

En cuanto a la opción para hacer los selfies, que también tienen modo retrato, se acabó lo de apretujarse para no quedarse fuera. Con el modo gran angular, simplemente tocando la pantalla, es fácil ampliar el marco para incluir a todos. Una vez más, la calidad es altísima.

Gran pantalla... y gran ceja

La pantalla del Pixel 3XL tiene 6,3 pulgadas y, una vez colocada la obligada funda, hace que el teléfono sea grande. Es una moda que ya han marcado el iPhone Xs Max o el Galaxy Note 9, a la que se suma ahora Google.

Con los problemas que mostró el Pixel 2XL en su pantalla ya bien olvidados, lo cierto es que el panel de este nuevo dispositivo es francamente redondo. La capacidad de Google para ofrecer pantallas OLED en condiciones le pone un poco por encima de sus competidores. Reproducir vídeos, o tirar de Netflix o HBO es perfectamente cómodo tanto a nivel de calidad como por el tamaño de la pantalla.

El único fallo del frontal del dispositivo es el notch, la ceja que puso de moda Apple con el iPhone X. Es grande, bastante grande, y negra, bastante negra. Destaca mucho, no hay forma de disimularlo y su presencia, más allá de la moda, no está del todo justificada. No tiene una función, está por estar.

Es muy posible que las actualizaciones que vengan con el paso de las semanas cambien esto, permitiendo taparlo o con alguna funcionalidad que le permita integrarse con el resto de elementos, pero de momento hay que esperar.

Diseño cuidado y carga inalámbrica

Google no sólo se ha preocupado de poner bonito por dentro su terminal estrella, también lo ha hecho por fuera. La parte trasera del Pixel 3XL está fabricada en cristal, mientras que quedan para los laterales los toques de aluminio.

¿Por qué poner el cristal en la parte trasera? Por la carga inalámbrica. Junto al Pixel 3XL Google ha lanzado su Pixel Stand, una base de carga rápida que además puede reponer la batería de todos los terminales compatibles con el estándar Qi.

La base permite además utilizar el móvil mientras se está cargando gracias al Google Assistant, por lo que no es un componente con una función exclusiva. Es una elemento muy útil, aunque no viene incluido con el móvil y hay que pagar otros 79 euros para hacerse con ella. Por ese precio no hay muchas bases de carga inalámbrica que ofrezcan tantas opciones.

El Pixel 3XL ya se puede adquirir en España, aunque la alta demanda va a provocar que el que lo compre tenga que esperar entre dos y tres semanas para tenerlo en el bolsillo. Se vende en tres colores: negro, blanco y rosa, por 949 euros para la versión de 64GB de almacenamiento y por 1.049 euros para la de 128GB.

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