El pasado 15 de agosto se anunció uno de los bombazos del mercado futbolístico. El Al-Hilal, club de la primera división de Arabia Saudí, pagó más de 90 millones de euros por hacerse con Neymar. Era el penúltimo ejemplo del poderío y del músculo económico de la liga saudí, que desde el fichaje de Cristiano Ronaldo el pasado diciembre no ha dejado de comprar estrellas procedentes de Europa para alimentar una liga que crece a pasos agigantados impulsada por un dinero que, hasta ahora, parece ilimitado.

Pero Arabia Saudí no solo es un país muy rico. También le encanta que el mundo entero sepa que tienen mucho dinero. Por eso organizaron una espectacular presentación para Neymar en su propio estadio. Y también por eso decidieron que el jugador brasileño viajara desde París hasta Riad, su nueva casa, en uno de los aviones de la familia real saudí.

En concreto, la nave es un espectacular Boeing 747 de dos plantas, propiedad del príncipe Al-Waleed bin Talal. Según informó Marca, está valorada en más de 500 millones de euros. Tiene 76 metros de largo, otros 20 de alto y autonomía de vuelo de casi 15.000 kilómetros. Y capacidad para 530 pasajeros. Aunque en esta ocasión, Neymar viajó completamente solo.

De inmediato se generó un gran revuelo por el posible impacto ambiental de un vuelo que sólo transportó a una sola persona. Y aunque es difícil saberlo con certeza, utilizando datos de la página Carbon Independent se estima que el avión que utilizó el jugador carioca emitió en total 292.560 kg de CO2 a la atmósfera. Un cifra, por poner en contexto, casi 60 veces superior a lo que emite de media un español (que en 2021 generaba 4.920kg al año, según el portal Our World in Data).

No es la primera polémica de Neymar, ni siquiera en temas referentes al medio ambiente. Hace poco más de un mes saltó la noticia de que el jugador había sido multado en Brasil con más de 3 millones de euros por construir un lago artificial y una playa en su mansión de Rio de Janeiro sin autorización y sin respetar las leyes medioambientales. No pareció importarle mucho, porque diversos medios nacionales informaron que después de conocer la noticia dio una fiesta en la mansión, en la que acabó incluso bañándose en el lago ilegal.

Un vacío legislativo

En marzo de este mismo año Greenpeace publicó un informe que daba datos concretos sobre el crecimiento exponencial de los vuelos de jets privados en Europa. Y es que en 2022 se incrementaron un 64% respecto al año anterior, hasta alcanzar los 572.806 vuelos. Si tenemos en cuenta los últimos tres años, entre 2020 y 2022, el ascenso ha sido de un 383%. Y aunque la pandemia seguro que tuvo algo que ver, la ONG destaca la rápida recuperación del sector, que en 2021, cuando aún existían fuertes restricciones, ya sobrepasaba los niveles prepandemia de 2019.

A la par han crecido las emisiones generadas por los aviones privados. En Europa se duplicaron en 2022, causando más de 3 millones de toneladas de CO2. Un número equivalente a las emisiones medias anuales de 555.000 residentes en la UE y de 3,3 millones de habitantes de África. 

El informe destaca que en 2022 el 55 % de todos los vuelos en jet privado fueron de corta o muy corta distancia, de menos de 750 km. El 15 % fueron vuelos inferiores a 250 km y el 24% oscilaba entre 250 km y menos de 500 km. "La mayor parte de los trayectos podrían haber sido fácilmente realizados en tren o en ferry, sin suponer grandes aumentos en su duración", afirmaba Greenpeace, que abogaba, directamente, por la prohibición de los jets privados. 

Este es un tema aún candente. El pasado junio la Comisión Europea descartó legislar para limitar las emisiones de CO2 de los jets privados, como reclamaban Austria, Francia, Irlanda y Países Bajos. Así que estos aviones y las emisiones que producen, como indica Greenpeace, siguen sin estar regulados en la UE y están excluidos de la legislación que aborda las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, "la práctica totalidad de la recarga de combustible en la navegación aérea está exenta de impuestos".

Todo ello a pesar de que, según el mismo informe, los jets privados causan entre 5 y 14 veces más emisiones de CO2 por pasajero que un avión comercial medio y 50 veces más que los trenes: "En 2018 el 50% de todas las emisiones de la aviación fueron causadas por solo el 1 % de la población mundial. Mientras tanto, el 80% de las personas del mundo ni siquiera han volado nunca".

El análisis de Greenpeace estaba centrado únicamente en el continente europeo. Pero cabe destacar que la página AvBuyer, especializada en la venta de aeronaves, explica que el 63% de los jets privados del mundo (que en agosto de 2022 eran más de 23.000) están matriculados en Estados Unidos. Según detallan, estos aviones suelen costar entre 5 y 30 millones de dólares, pueden acceder a más aeropuertos y permiten que el pasajero se ahorre escalas.

El mercado de los vuelos privados en España

Según Greenpeace, España se situó en 2022 en cuarto lugar en la lista de países de la UE con más vuelos realizados en este tipo de aviones, después de Reino Unido, Francia, Alemania y España, con 45.633 vuelos. Esto significa que ese año alrededor del 8 % de todos los vuelos de jets privados en Europa partieron de nuestro país.

El número de vuelos privados que despegaron de España se incrementó en un 74% en 2022. Y las emisiones que éstos provocaron generaron 243.900 toneladas de emisiones de CO2, un 92% que en 2021. Una cifra, tal y cómo ejemplificó la ONG, similar a la media anual de emisiones de CO2 de 162.567 coches.

Palma e Ibiza fueron los aeropuertos de España con más tráfico de aviación ejecutiva, y ocuparon el puesto noveno y décimo puesto de Europa, respectivamente. Además, la ruta Ibiza-Palma se situó entre las 10 que mayor tránsito de aviones tuvieron en el año 2022 dentro de la Red de Eurocontrol.

Los casos de Ámsterdam y Francia

En abril de este año el aeropuerto de Ámsterdam, el más importante de Países Bajos, emitió un comunicado asegurando que prohibirá los jets privados, como muy tarde, entre 2025 y 2026En el texto se recogía que existen suficientes vuelos comerciales programados a los principales destinos de los aviones privados como para tener que recurrir a esta opción que contamina, según sus datos, 20 veces más que un vuelo comercial. Y además, también esperan reducir de paso la contaminación acústica.

Francia ha sido otro de los países donde más se ha hablado de este tema. Entre otras cosas, en el país galo se generó una gran polémica en septiembre de 2022, cuando en una rueda de prensa Kylian Mbappé y Christophe Galtier (jugador estrella y entrenador del PSG, donde por entonces también militaba Neymar), reaccionaron riéndose cuando un periodista les cuestionó acerca de la posibilidad de sustituir el avión privado del equipo por un tren a la hora de desplazarse para jugar los partidos fuera de casa.

El ministro francés de Transportes, Clément Beaune, quiso abordar este asunto. Y finalmente en mayo de este año Francia se convirtió en el primer país de la Unión Europea en restringir los vuelos domésticos, prohibiéndolos siempre que exista una alternativa en tren de una duración de menos de dos horas y media.

En nuestro país activistas de Futuro Vegetal paralizaron el aeropuerto de Ibiza para protestar por este motivo el pasado julio. Después de acceder a la pista, rociaron pintura a un jet privado y se pegaron a la aeronave para exigir la prohibición de los jets privados y la eliminación de las emisiones de lujo. Y es que, a pesar de que se estima que sólo producen el 0,04% del total de emisiones globales, las quejas por la desigualdades que provocan y lo innecesarios que son en muchos casos estos viajes no dejan de aumentar.