Llegan pocas noticias desde Mariupol. Hace días que no hay luz ni agua corriente en muchas partes de la ciudad, aunque los servicios de emergencia tratan de reestablecerlas cuando los bombardeos disminuyen de intensidad. Apenas lo hacen. La ciudad, el mayor puerto ucraniano en el mar de Azov, lleva tres días sitiada por los rusos, apenas queda prensa y la poca información oficial sale a través de su alcalde por un canal de Telegram.

"¿Cuántos niños tienen que morir para que el mundo actúe?", es el último grito que ha salido de ese chat, acompañado de la imagen de un padre llorando junto al cadáver de su hijo, cubierto por una sábana blanca.

La ciudad debía ser una presa fácil para las tropas rusas. Ubicada entre Donetsk y Crimea, las columnas han avanzado hacia ella desde todos los flancos hasta rodearla por completo. Sería una victoria simbólica para Rusia, que presumiría de un control casi total sobre la región separatista de Donetsk si consigue hacerse con ella. Pero hay resistencia, militar y miliciana. El ejército ucraniano se mantiene en pie en la ciudad, que también es la base del batallón Azov, activo desde 2014 y al que usa Moscú para caricaturizar a toda la resistencia ucraniana como neonazi.

Van tres días de sitio, más de 48 horas de bombardeo continuo. "Nos están cercando aquí, como en Leningrado", dice el alcalde de Mariupol, Vadym Boichenko, en referencia al sitio de San Petersburgo en la Segunda Guerra Mundial por fuerzas alemanas y finlandesas, que se extendió durante 2 años, 4 meses y 19 días.

El alcalde denuncia que los rusos "han dañado las vías", han "destrozado los puentes" y también los trenes "para que no podamos evacuar a nuestras mujeres, niños y ancianos". "Estos bastardos no encuentran la forma de quebrarnos. Así que ahora están intentando que no podamos reparar la electricidad, el agua y la calefacción", denuncia en su último escrito.

El acuerdo al que han llegado hoy los gobiernos de Rusia y Ucrania establece como prioridad levantar corredores humanitarios que permitan la evacuación de civiles y la entrada de asistencia humanitaria y suministros. Mariupol sería el lugar más aliviado si éstos acuerdos se cumplen de alguna manera.

"Llevan siete días destrozando deliberadamente las infraestructuras críticas de la ciudad. Las hordas militares de Putin bombardean la ciudad y no permiten las evacuaciones", denunciaba este jueves Boichenko.

La situación humanitaria en la ciudad es difícil de estimar. El miércoles, el teniente alcalde aseguraba a la BBC que hay barrios enteros destruidos y que las autoridades no tienen manera de calcular el número de víctimas porque los bombardeos no permiten siquiera salir de los refugios para recoger los cuerpos. En los hospitales, que siguen funcionando a duras penas, hay cientos de heridos.

El ayuntamiento local suplicaba en las últimas horas por un corredor humanitario y un alto el fuego temporal que permitiese al menos devolver la electricidad a los hospitales. "Estamos siendo exterminados como nación. Esto es un genocidio. Éstos hipócritas vinieron a 'salvar' a los rusófonos de Mariupol, pero en realidad están llevando a cabo un genocidio de nuestra gente: ucranianos, rusos, griegos y otros orígenes", clamaba el alcalde.

En las últimas horas, como informa El Corriere della Sera, algunas caravanas organizadas por un embajador griego en la ciudad han conseguido dejar Mariupol hacia Zaporiyia.