Una sensación de vértigo embarga a los europeos desde que el líder ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero. La guerra en Europa ha provocado un seísmo geopolítico sin igual desde hace décadas. Si en 2017 los franceses acudieran a las urnas con los ecos de un año, el 2016, en el que los británicos habían votado por la ruptura con la Unión Europea y los estadounidenses habían elegido a un especulador inmobiliario como presidente, en 2022 van a votar mientras las tropas rusas bombardean Mariúpol. De ahí que Emmanuel Macron, que ganó la Presidencia hace cinco años frente a la ultraderechista, Marine Le Pen, recuerde a los franceses que "nada es imposible".
Las encuestas le están dando la razón: la distancia entre ellos es cada vez menor y algún sondeo incluso vaticina que ganaría Marine Le Pen finalmente. Son los favoritos este domingo para pasar a segunda vuelta, que se celebrará el 24 de abril. Este viernes la cadena de televisión BFMTV ha divulgado una encuesta en la que se apunta que pasarían a segunda ronda Macron y Le Pen, con solo un punto de diferencia, como hace cinco años, y ganaría en segunda vuelta el presidente por apenas dos puntos. En 2017 Macron ganó por el 66% de los votos frente al 33% de Le Pen.
Esta campaña ha sido excepcional, ya que el presidente, que suele retrasar su participación en la contienda electoral, esta vez ha desaparecido para ejercer de mediador europeo ante Putin. Macron se empleó a fondo como negociador-en-jefe, con quien protagonizó esa simbólica escena sentados en una mesa a distancia kilométrica, pero no logró que el líder ruso renunciara a la guerra.
Macron solo ha dado un mitin, el pasado 2 de abril en La Defense Arena. Fue donde dijo a los franceses que se movilizaran para impedir la victoria de los ultranacionalistas. "Lo peor es tener un alma acostumbrada", dijo citando al escritor Charles Péguy. "Y nos hemos acostumbrado. El peligro extremista es mayor porque desde hace años el odio se ha banalizado en el debate público". Y añadió: "El combate se libra ahora. Es el combate entre el progreso y el repliegue. El combate del patriotismo y el europeísmo contra los nacionalistas".
En un momento de incertidumbre global quien sea el presidente de la séptima economía global es de gran relevancia, especialmente para Europa que tiene en Francia uno de sus pilares junto con Alemania. Veamos cuáles son las claves que hay que tener en cuenta en estas elecciones:
1. Que le corten la cabeza: el descontento social
Francia está lejos de vivir la bonanza de los años 60 pero su situación es más boyante que la de sus vecinos. La inflación en Francia en marzo llegó al 4,5%, tres puntos por debajo de la alemana y la mitad que en España. Es la gran preocupación de los europeos, el nivel adquisitivo, y Francia está mejor situada que otros países por su menor dependencia energética de Rusia. Las tasas de desempleo son las mejores en 15 años en torno al 7,4%. Pero el descontento sigue ahí.
Francia es un país que, como cortó la cabeza a un rey, se cree en el derecho a la queja permanente"
roger rosich, consultor y analista
"Francia es un país que, como llegó a cortar la cabeza a un rey, se cree con derecho a la queja permanente. Empezaron los empleados del sector ferroviario, que tienen buenas condiciones, y siguieron los chalecos amarillos, que protestaron por motivos medioambientales. La queja del francés viene motivada por su voluntad de poder y su conciencia de que tiene derecho a castigar al gobernante", explica Roger Rosich, asesor y analista político.
Ese descontento se canaliza contra el presidente Macron, que tiene defensores a ultranza pero también detractores acérrimos. "Esos votos de la ira popular van a parar tanto a Marine Le Pen, candidata de Agrupación Nacional, como a Jean-Luc Mélenchon, de La Izquierda Insumisa. Vimos esa ira en la revuelta de los chalecos amarillos, y luego en los que se manifestaron contra las medidas aplicadas en la pandemia. Macron tiene detractores, más que hace cinco años. Le ven como un presumido, petulante, elitista a quien escándalos como el de la consultora McKinsey no le favorecen", señala Yves Harté, ex jefe de opinión del diario Sud Ouest.
La consultora privada se ha beneficiado de medio millón de euros por un contrato público por una tarea que no realizó. Además, goza de beneficios fiscales. No sería relevante si no reafirmara esa imagen de amigo de los ricos del presidente.
2. La abstención, otra opción de los insatisfechos
Quienes están más despegados del sistema político optan por quedarse en casa en las elecciones y en Francia cada vez son más. En las regionales celebradas en pandemia fue histórica la falta de participación. Históricamente, los franceses se vuelcan en las presidenciales. En 2017 participó el 77,7% en la primera vuelta y el 74,5% en segunda ronda. Ahora se prevé que apenas se llegue al 70%. El récord se alcanzó en 2002, cuando la participación fue del 72%.
"La abstención perjudica a Jean-Luc Mélenchon y a Marine Le Pen. Mélenchon tiene electores muy jóvenes y votan menos. Solo el 50% lo hace. Y Le Pen triunfa entre obreros y empleados, también más abstencionistas que otras categorías profesionales. A Macron le votan muchos jubilados, más del 80%, y suelen acercarse a las urnas fielmente", señala Abel Mestre, redactor de política nacional en Le Monde.
3. 2017 bis: globalistas frente a nacionalistas
En Francia la división entre izquierda y derecha ha dejado paso a la ruptura entre globalistas y nacionalistas. No es una novedad porque se repite el esquema que vimos en 2017, cuando irrumpió en escena Emmanuel Macron. Había sido ministro de Economía en el gobierno del socialista François Hollande, pero se presentó como un progresista de centro.
Le Pen y Mélenchon detectan a Macron como el candidato de los ricos de las finanzas, de la globalización y de la pérdida de poder territorial"
alejo schapire, autor de 'la traición progresista'
Mientras la derecha y la izquierda tradicionales son cada vez más marginales, cada vez es mayor la presencia de los extremos, que en algún momento se tocan. "En el corte populismo frente al liberalismo Le Pen y Mélenchon tienen puntos en común. Marine Le Pen y Mélenchon detectan a Macron como el candidato de los ricos de las finanzas, el candidato de la globalización, y que simboliza la pérdida de poder territorial. Aún están abiertas las cicatrices de las revueltas de los chalecos amarillos o los antivacunas", apunta Alejo Schapire, periodista franco-argentino, residente en París.
Frente a esos extremos se sitúa Macron como una especie de emperador liberal. También se distancia de Mélenchon y Le Pen en su defensa de la V República frente a la pretensión de sus rivales de buscar fórmulas de poder proporcional y dejar de lado el bonapartismo presidencialista.
4. El bolsillo de los ciudadanos: Le Pen acierta
La campaña de las presidenciales ha sido anómala por esa ausencia del presidente. Es cierto que las circunstancias, primero la pandemia y luego la guerra, dejaban poco margen de maniobra, pero ha estado desaparecido. Le Pen y Mélenchon no han perdido el tiempo y se han multiplicado en sus apariciones públicas. Mélenchon a veces recurre a los mítines simultáneos incluso.
Quien mejores frutos está recogiendo es Marine Le Pen, quien ha ganado diez puntos en menos de un mes, mientras Macron ha perdido cuatro puntos. Si sigue su carrera ascendente, puede acabar por delante de Macron el domingo. Según el último sondeo de BFMTV, Macron ganaría en esta primera vuelta con el 26% de los votos, seguido de Le Pen con el 25%. Mélenchon sería tercero con el 17,5% y Eric Zemmour, cuarto con el 8,5%, por encima de la candidata de los Republicanos, Valérie Pécresse, con el 8%. Los socialistas se hunden con el 2%.
"Marine Le Pen ha hecho my buena campaña, centrada sobre el poder adquisitivo, la principal preocupación en nuestro país. Habla constantemente del bolsillo de los franceses y ha dejado en un segundo plano los temas de migración, islam y seguridad", señala Abel Mestre.
Marine Le Pen ha hecho una campaña de proximidad. Ha recorrido Francia de una punta a otra. A eso se suma que Zemmour la ha desdiabolizado"
abel mestre, periodista de 'le monde'
"Ha hecho una campaña de proximidad. Se ha recorrido Francia de una punta a otra. La hemos visto dando abrazos a unos y otros. A eso se suma que Zemmour la ha desdiabolizado. Ha convertido a Le Pen en una candidata normal. No ha cambiado una línea de su programa pero la percepción es otra", añade Mestre.
Los que no llegan a fin de mes ven a Le Pen como una candidata más preocupada por sus cuitas que al presidente Macron. De ahí que en la entrevista en Le Parisien, publicada este viernes, Macron insista: "Marine Le Pen miente". Suscribe que es la misma de siempre en un afán de movilizar al electorado y avisa que su programa social es una calumnia. Pero para muchos franceses Marine Le Pen es cercana y Macron no.
5. El impacto de la guerra en Ucrania
Son unas elecciones en una Europa en guerra, como las que celebró Hungría el domingo 3 de abril. El presidente, Viktor Orban, revalidó su mandato por cuarta vez consecutiva, a pesar de haber sido aliado de Putin. Durante la campaña se presentó como el garante de la seguridad y no mencionó al presidente ruso. Pero ahora es quien frena que las sanciones de la Unión Europea vayan más lejos.
Marine Le Pen, que presumía de ser una líder de estatura internacional dejándose ver junto a Putin en sus primeros folletos electorales, ha guardado distancias al estilo de Orban, a quien fue la primera en felicitar el domingo pasado. Sin embargo, es un hecho que su partido recibió financiación de bancos rusos y en 2017 el Kremlin intentó intervenir en contra de Macron.
"Es una campaña que ha sido fagocitada por la guerra en Ucrania. A Macron le favoreció al principio pero ahora muchos creen que podría ganar el segundo mandato sin apenas hacer esfuerzo. El debate nacional se ha postergado", dice Alejo Schapire, desde París.
"Si gana Marine Le Pen, sería una victoria indirecta de Putin. A quien ha perjudicado más la guerra ha sido a Zemmour, porque no se ha desmarcado, como sí han hecho de forma más o menos explícita Le Pen y, sobre todo, Mélenchon. A Zemmour incluso se le asocia por la Z, la letra que simboliza el apoyo al Kremlin", afirma Roger Rosich.
6. Mélenchon, líder de la izquierda
Junto a Marine Le Pen, el líder de La Izquierda Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, está cerrando la campaña electoral con un ascenso espectacular. Ronda el 18,5% de apoyos, el doble que hace un mes. La opción de Mélenchon es mucho más sexy, sobre todo para los jóvenes, que la que representan los socialistas, incluso los Verdes. "Mélenchon es un histórico con gran capacidad discursiva. Ha conseguido consolidarse y ser un referente. Incluso hay quienes le ven con opciones de pasar a una segunda vuelta. Eso sería una gran sorpresa", dice Roger Rosich.
Según Héctor Sánchez Margalef, investigador del Cidob, "la historia se repite: Mélenchon obtiene buenos resultados pero lo previsible es que no pase a segunda vuelta. Hay unos límites en la candidatura de Mélenchon y en otras de izquierda. Y un problema de egos cortoplacista".
Este relativo éxito de Mélenchon tendrá incidencia en la izquierda, y no necesariamente para bien. "Su resultado decidirá el futuro de la izquierda francesa. Podrá sobrevivir detrás de Mélenchon, pero es una personalidad muy divisoria. Para las elecciones generales de junio es difícil imaginar una unión con Mélenchon como líder. El buen resultado de Mélenchon podría acentuar la división de la izquierda. Es un problema para la izquierda" indica el periodista Abel Mestre.
7. El Partido Socialista, en riesgo de desaparición
El hundimiento del Partido Socialista va a ser histórico. Las encuestas apuntan que ni siquiera llegará al 5%. Su candidata, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, propuso la unidad de las candidaturas pero nadie suscribió su idea. Hay quienes anticipan que el fracaso será tan descomunal que incluso peligra la continuidad de Hidalgo en París. En Le Monde han publicado este viernes que en una cena secreta varios dirigentes socialistas, entre ellos Hidalgo o el ex presidente Hollande, abordaron el problema del previsible fracaso electoral y se planteó buscar fórmulas para abordar esta implosión. En palabras del diario, están dispuestos a "dinamitarlo".
"El Partido Socialista está muerto pero el aparato sigue con vida residual propia de una estructura de gente que vive de ella. Como partido de gobierno ha desaparecido y su candidata se ha vuelto marginal, pero sigue dando coletazos aunque son movimientos reflejos. El Partido Socialista no ha sabido adaptarse frente a un Macron que ha adoptado mucho de su lenguaje", señala Schapire, autor de La traición progresista.
8. El frente republicano salta por los aires
Hace 20 años el padre de Marine Le Pen, Jean-Marie Le Pen, lograba pasar a segunda vuelta en las elecciones presidenciales frente a Jacques Chirac en 2002. El llamado frente republicano se activó: todos los rivales de Chirac pidieron el voto útil para impedir que el líder ultraderechista llegara al Elíseo. Hoy nada es igual. El frente republicano ya no funciona.
"El discurso del frente republicano se arma frente a un enemigo demonizado. Y Marine Le Pen no es ese enemigo diabólico. En esta campaña ha logrado empatizar con los votantes. Ha dulcificado su imagen. Habría funcionado contra Zemmour, pero no con Marine Le Pen, una mujer cercana que se prodiga en abrazos y se deja fotografiar con sus gatos. A ello se suma que para una parte de la izquierda es imposible pedir el voto para Macron", señala Abel Mestre, de Le Monde.
9. El horizonte de las legislativas
Las elecciones en Francia tienen largo recorrido. Primero se celebran las dos vueltas de las presidenciales y en junio están previstas las legislativas. En esas elecciones influye la implantación territorial de los partidos, donde están mejor situados los partidos tradicionales. Los Republicanos podrían tener una oportunidad.
"Los partidos tradicionales se han transformado en partidos del pequeño pueblo. No entran en el juego de las grandes contiendas. En las legislativas la derecha tradicional puede hacer avances y posicionarse bien en la Asamblea Nacional. En caso de que gane Macron podría haber cohabitación", señala Rosich, consultor y asesor político.
El partido de Marine Le Pen cuenta con escasa representación en la Asamblea Nacional hasta ahora, pero si sus resultados son tan buenos como anticipan los sondeos es posible que eso se traduzca también en el Legislativo. Sería la confirmación de que se ha desdiabolizado por completo, que es una candidata a quien el pueblo francés ve "normal".
10. Las incógnitas del día después
La gran pregunta del día después será a quién de los ganadores apoyará cada candidato descartado y cómo se darán las transferencias de votos. ¿Votarán en masa los que respalden a Zemmour en primera vuelta por Le Pen? Será relevante ver cuánto suman: según el último sondeo, un 33,5%, mientras los Republicanos y los socialistas apenas llegarían al 10%. ¿Qué harán los leales a Mélenchon? El líder de la Izquierda Insumisa no va a pedir el voto por Macron y muchos de sus seguidores ven tan repulsivo al presidente como a la líder ultraderechista. Macron quedaría en manos de los centristas republicanos y de quienes en la izquierda aún prefieran darle su apoyo para un segundo mandato antes que dejar que llegue Marine Le Pen al Elíseo. Queda saber si serán suficiente para garantizar su reelección.
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