En julio de 2021 una investigación desveló que el presidente francés Emmanuel Macron, su ex primer ministro Edouard Philippe y 14 de sus 20 ministros habían sido seleccionados por los servicios secretos de Marruecos como potenciales objetivos de la vigilancia con Pegasus. La revelación llevó al Elíseo a abrir una serie de investigaciones y colocar bajo revisión sus lazos con Rabat. Dos años después, la vía judicial sigue su curso en un proceso que contrasta con el archivo de la causa ordenada esta semana por la Audiencia Nacional en el caso que trataba de esclarecer las intromisiones en los móviles de Sánchez y varios de sus ministros.

Desde entonces los tribunales del país vecino han registrado varios avances en el intento de arrojar luz a un espionaje que explica el actual enfriamiento de las relaciones diplomáticas entre París y Rabat, aliados históricos, con una tensa llamada telefónica entre Macron y Mohamed VI como principal hito de esa nueva era. La embajada marroquí en Francia permanece sin jefe de misión desde febrero y Macron ha evitado reunirse con el rey alauí a pesar de que el monarca pasa buena parte del país en su palacio parisino. En julio de 2022 la fiscalía de París entregó a un juez de instrucción la investigación por el uso de Pegasus en suelo francés, en la que figuran también periodistas del país.

La sección de delitos cibernéticos prosigue con la investigación judicial contra un agente "X” sobre el que pesan una retahíla de posibles delitos, entre los que figuran “invasión de la vida privada”, "conspiración criminal", "interceptación, apropiación indebida, utilización y divulgación de correspondencia" y “uso fraudulento de sistemas automatizados de tratamiento de datos, introducción de datos en dicho sistema, extracción de datos de dicho sistema, posesión, reproducción y transmisión de datos de dicho sistema”. "El gobierno francés paró inmediatamente los pies a Marruecos, ignorando las habituales amenazas de Rabat", detalla Ali Lmrabet, periodista de origen marroquí exiliado en España.

La ex ministra de Defensa gala, la última víctima

La labor ha dado ya algunos frutos. En mayo se confirmó que la ex ministra de Defensa, Florence Parly, fue víctima del espionaje al hallarse rastros en su móvil de infección del programa espía. Parly engrosa una lista de ministros que son víctimas confirmadas del espionaje, en virtud de los análisis llevadas a cabo por las autoridades: Jean-Michel Blanquer (Educación), Jacqueline Gourault (Cohesión de territorios y de Relaciones con las colectividades territoriales, con cargos previos en el ministerio del Interior), Julien Denormandie (Agricultura), Emmanuelle Wargon (Vivienda) y Sébastien Lecornu (Defensa). A la ex ministra de Defensa le fue notificada la intromisión el pasado mayo, días antes de que trascendiera en los medios.

La investigación judicial en Francia ha confirmado ya a 23 víctimas de Pegasus

Desde que en julio de 2021 se desvelara la implicación marroquí en el potencial espionaje a un millar de teléfonos móviles, a propósito de la investigación de un consorcio de medios liderado por Forbidden Stories, París ha dado pasos en el ejercicio de escrutinio público de un caso que provocó la indignación internacional. Hasta ahora, la investigación judicial ha confirmado a 23 víctimas, entre las que se incluyen los periodistas Edwy Plenel y Lenaïg Bredoux; la activista Claude Mangin, esposa de un activista saharaui, y periodistas críticos con el régimen marroquí como Hisham Mansouri, exiliado en París.

En los meses siguientes a la publicación de la revelación, Francia mantuvo contactos diplomáticos con el Gobierno israelí; Macron cambió de móvil y se celebró una reunión de emergencia sobre ciberseguridad. El entonces ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, visitó el país a finales de diciembre de 2021 para tratar de calmar los ánimos. Preguntado por el rastro de Pegasus hallado en los móviles de altos cargos franceses, Lapid declaró a Le Monde que se trataba de "un delito". "Si alguien ha hecho un mal uso de esta arma cibernética o ha mentido, debe ser castigado por la ley", deslizó.

París solicitó a Tel Aviv que excluyera los teléfonos con código francés de los números susceptibles de ser hackeados por el programa de la empresa israelí NSO Group. “Ese fue el compromiso, pero ¿quién puede fiarse?”, responde a El Independiente Mangin, una de las primeras víctimas identificadas en el caso de espionaje. “Desde entonces se han producido desavenencias entre Francia y Marruecos”, subraya.

Esfuerzos del Gobierno galo y lamentos del juez español

A diferencia de Francia, el Gobierno español ha tratado de rehuir el asunto a pesar de que más de 200 números de teléfonos españoles fueron señalados como potenciales objetivos de Pegasus y sobre los que se proyecta la sombra de Marruecos como cliente de un programa que, según la empresa israelí, solo ha sido comercializado a Estados. En el auto del titular del juzgado de instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, que da carpetazo a la investigación en España se menciona como una de las razones “la absoluta falta de cooperación jurídica por parte del Gobierno de Israel”. Además, se detalla cómo la oferta cursada por Calama al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para que prestara su declaración a través de videoconferencia no fue nunca respondida y finalmente lo hizo por escrito.

Frente a los esfuerzos firmados por Macron en las conversaciones con Israel, el juez español lamenta que “poco o nada puede hacer para el cumplimiento de la comisión rogatoria de referencia y, por ende, para que la presente investigación avance” en alusión a Israel. “Solo resta una eventual vía diplomática que sea capaz de impulsar el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los tratados internacionales, y cuyo ejercicio corresponde al Gobierno, en este caso, además, víctima del delito objeto de investigación”.

“Sin duda, la Abogacía del Estado, personada en las presentes actuaciones, como representante procesal de la Administración General del Estado, impulsará el ejercicio de dicha vía a través de los mecanismos con los que a tales fines cuenta el Gobierno de España”, lanza como una constatación abierta a varias interpretaciones. Calama deja la puerta abierta a reabrir el caso "cuando desparezcan los obstáculos que abocan a tomar alguna de estas decisiones". La información avanzada por El Independiente sobre la cuenta de correo desde la que se llevó a cabo la infección de los móviles de Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles, la misma desde la que se espió a la activista prosaharaui Claude Mangin, podría ser un hallazgo que justificaría reabrir el caso.

España no protestó como lo hizo Francia, porque no quiere en ningún caso molestar a Marruecos

En el caso español, ningún funcionario israelí viajó a Madrid para ofrecer su versión de los hechos. "España no protestó como lo hizo Francia, porque no quiere en ningún caso molestar a Marruecos", se queja Lmrabet. La segunda razón de peso para el silencio español es que, a diferencia de sus homólogos franceses, el Centro Nacional de Inteligencia sí contrató Pegasus para espiar a los líderes independentistas catalanes.

Al otro lado de los Pirineos la búsqueda de la verdad sobre Pegasus y sus intromisiones -la primera contra un jefe de Estado mediante este programa espía- tiene aún un largo camino por delante. “Llevará su tiempo”, pronostica Mangin, que presentó una demanda por este ejercicio de acoso que regímenes de todo el mundo han convertido en una herramienta para perseguir y silenciar a la disidencia.  

Hace unas semanas el escritor marroquí Tahar Ben Jelloun desveló la llamada entre Macron y Mohamed VI que en 2021 escenificó la ruptura entre ambos y una era de recelos que aún pervive. "Macron se quejó tras el asunto Pegasus, pero el rey le dio su palabra de honor de que aquello no es su estilo. Macron respondió de una manera muy torpe. No puedo decir lo que dijo. (…) Le faltó el respeto al rey de Marruecos y su relación se rompió", explicó Ben Jelloun en declaraciones a un canal de televisión israelí. La relación no se ha retomado desde entonces.