Cuatro días después del terremoto que sacudió el Atlas, los equipos de rescate internacionales hacen las maletas y regresan a casa. No existen ya esperanzas de hallar supervivientes por la tipología de las precarias construcciones de adobe y las enormes dificultades para llegar a los lugares más remotos y afectados por el peor seísmo que ha sufrido Marruecos en más de un siglo. El balance aún provisional asciende ya a 3.000 muertos.

“Casi todos los equipos internacionales que están interviniendo han dado por finalizada la búsqueda”; reconoce a El Independiente un portavoz de la ONG española Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF), una de las primeras unidades en llegar al terreno el domingo en unas tareas de rescate para las que Marruecos solo dio autorización a equipos procedentes de España, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido, lo que ha suscitado amplias críticas.

A juicio de los expertos en misiones de rescate tras seísmos, dos razones explican el fin de los trabajos y un repliegue que, en el caso de la ONG española, comenzó la noche del martes y se completa este miércoles con la llegada a la península. “Uno es la tipología de la construcción. Es muy complicado que se creen esos huecos de vida necesarios para la supervivencia y el otro es el acceso a las zonas. La movilidad allí está siendo muy complicada, porque las zonas donde aún no han llegado los equipos va a ser imposible que lleguen por el tema de caminos y carreteras que están inaccesibles”, agregan desde la ONG española.

El equipo de los voluntarios españoles ha estado compuesto por 13 especialistas en emergencia, incluyendo 4 unidades de la Unidad Canina de Rescate con sus perros. Los efectivos desplazados han realizado labores de búsqueda y rescate, soporte en la atención sanitaria y evaluación de necesidades para una segunda Fase de post emergencia. El equipo estuvo trabajando en diversas poblaciones del área afectada, siempre en coordinación con las autoridades locales marroquíes, precisan desde la ONG.

El último balance del terremoto que golpeó Marruecos a última hora del viernes cifra en 2.901 los muertos y 5.530 los heridos. La comunidad internacional, liderada por la ONU, se centra ahora en la coordinación del envío de ayuda humanitaria para los supervivientes de las aldeas arrasadas por el seísmo.