Fue el único embajador de un país de la Unión Europea que no se movió de Kiev hace dos años, cuando el líder ruso, Vladimir Putin, ordenó lo que todavía él denomina "operación militar especial" destinada a "desnazificar y desmilitarizar" Ucrania. En realidad, una guerra total contra el país vecino. Los ucranianos recuerdan que llevan diez años en guerra con Rusia, ya que fue en 2004 cuando se anexionó Crimea y animó a los grupos profusos del Donbás a rebelarse contra el poder de Kiev. De la víspera de aquel 24 de febrero de 2022 Bartosz Cichocki (Varsovia, 1976), historiador de formación y con experiencia como diplomático en Moscú, recuerda cómo los ciudadanos seguían haciendo planes para ir al teatro o a la ópera mientras los soldados rusos estaban a punto de invadir el país vecino. Como embajador de la vecina Polonia, manejaba esa información desde horas antes. De aquellas jornadas guarda recuerdos inolvidables que le retrotraían a escenas muy familiares para cualquier polaco de la Segunda Guerra Mundial. "Tenía claro que mi sitio era Kiev pero todos mis colegas hicieron una gran tarea también desde Leópolis u otras localidades", dice con modestia.
Hablamos cuando aumenta la presión para que la Unión Europea se vuelque aún más con Ucrania, con la perspectiva de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, y poco después de la muerte del disidente Alexei Navalni en una cárcel remota del Ártico. Cichocki cree que los europeos han de prepararse para dar la batalla si quieren frenar a Putin y apunta que si los ucranianos se ven abocados a ser una guerrilla resistirán al invasor. "Ucrania es demasiado grande para ser engullida. Aunque Rusia gane, no dominará todo el territorio. Como guerrilla los ucranianos serán más temibles que Hamás". Dejó el puesto en el pasado otoño y ahora se va a dedicar a fomentar las relaciones polaco-ucranianas desde la empresa privada.
Pregunta.- Apenas una semana antes de que se cumpla el segundo aniversario de la invasión rusa de Ucrania, el disidente más famoso de Rusia, Alexei Navalni, murió en prisión. Navalni dijo que si eso ocurría sería una señal de la debilidad de Putin. ¿Lo ve así?
Respuesta.- La responsabilidad corresponde a Putin porque si no lo hubiera perseguido por razones políticas, Navalni seguiría vivo. Esta historia trágica confirma lo que ya sabemos: Rusia no es una democracia, es otra señal de cómo Rusia se ha excluido de las naciones que respetan la ley internacional y los derechos humanos. Los dictadores por lo general parecen muy fuertes y poderosos incluso unos minutos antes de caer. Pasó con Mubarak o con la URSS. Hay fracturas y tensiones como vimos con el intento de Prigozhin de llegar a Moscú. El sistema en Rusia no es tan resistente como el Kremlin quiere pero es más fuerte de lo que nos gustaría a los que soñamos con una Rusia democrática.
P.- En este segundo aniversario de la invasión rusa de Ucrania, ¿cómo ve la situación? Sobre el terreno observamos un estancamiento, aunque recientemente los rusos han logrado tomar Avdiivka, su mayor éxito desde que cayó Bajmut.
"Hemos visto cómo Rusia, una potencia nuclear en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha violado el derecho internacional y pretende irse de rositas"
R.- Tenemos que estar agradecidos de ver cómo los ucranianos siguen luchando por ser un país soberano, independiente y democrático, integrado en la UE y en la OTAN. Podría haber sido mucho peor, si no se hubiera dado la unidad que hemos visto entre los civiles y los uniformados; si Zelenski no hubiera liderado como lo ha hecho; si no hubieran tenido experiencia de combate desde 2014. Es una lección para nuestros países: ¿están integrados nuestros ejércitos en las sociedades? ¿Tienen esa determinación nuestros líderes? Debemos mejorar nuestros ejércitos para que puedan hacer frente a la amenaza de Rusia y de otros países como Irán, cada vez más asertivo. Hemos visto cómo Rusia, una potencia nuclear presente en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha violado el derecho internacional y pretende irse de rositas. Eso provoca que haya otras crisis, alienta a otros actores similares.
P.- Polonia tiene una clara percepción de la amenaza que supone Rusia para Europa, algo que es más difícil de ver desde España. ¿Cree que la posibilidad de que Trump vuelva a la Casa Blanca puede hacernos abrir los ojos a todos los europeos?
"Debemos enviar el mensaje claro de que estamos dispuestos a usar la fuerza para defender nuestros valores"
R.- Política e intelectualmente estamos unidos como nunca antes. En la comunidad transatlántica lo vemos igual. En el sur global algunos son más cercanos a esa narrativa rusa. Hemos aprobado hasta 13 paquetes de sanciones contra el país más grande miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania ha suspendido el NordStream y hemos enviado armamento sofisticado a un país que no es de la OTAN. No podemos infravalorar todo esto, pero no es suficiente. No solo tenemos que condenar a Rusia, sino que hemos de trabajar en modo de crisis. No tenemos todavía una guerra en el territorio de la OTAN pero hemos de trabajar para que a Rusia ni se le pase por la cabeza atacarnos. El comportamiento de Rusia alienta a otros actores de modo que hemos de estar preparados para desplegar la fuerza en defensa de la paz. Y las amenazas desestabilizadoras las vemos también en otros continentes como en África. Debemos enviar el mensaje claro de que estamos dispuestos a usar la fuerza para defender nuestros valores y nuestros compromisos.
"El reto es que nuestras opiniones públicas entiendan que sí tiene sentido que gastemos dinero de nuestros impuestos en tanques y munición"
bartosz cichocki
P.- ¿Usted ve posible que Rusia ataque un país de la OTAN?
R.- Es posible. La gente se pregunta si habrá guerra. Si la respuesta es no, nos haremos perezosos y como nadie sabe realmente qué pasará hemos de pensar en que sí es posible que haya una guerra con un país de la OTAN. Eso hará que cambiemos nuestros programas educativos, nuestras fuerzas armadas y nuestra forma de abordar las crisis. Aunque no haya guerra, eso nos vendrá bien. No vamos al gimnasio cuando ya hemos tenido un ataque al corazón, hemos de ir para prevenirlo. Así estaremos en forma. Pues es lo mismo. El reto es que nuestras opiniones públicas entiendan que sí tiene sentido que gastemos dinero de nuestros impuestos en tanques y munición. Es cierto que hay otros problemas, como vemos con las protestas de los agricultores, la elevada inflación… Pero nuestros líderes han de mostrar carisma y madurez y explicar que si ignoramos la amenaza rusa dentro de un año, o de cinco o diez años, el precio que tendremos que pagar será mucho más alto. Quizá los españoles no vayan a los Bálticos o a Polonia a combatir pero sí al Mediterráneo o a países africanos, porque las crisis están interconectadas. Los países descontentos con el orden de la posguerra fría ahora tratan de imponerse por la fuerza.
P.- Sobre el terreno vemos cómo Rusia no gana pero Ucrania tampoco pierde. Hay quienes interpretan que llega el momento de negociar.
R.- Ucrania y Rusia creen que no están en una situación ventajosa como para negociar y están convencidos de que pueden conseguir mejores posiciones de partida si logran avances en el campo militar. Hay un estancamiento, pero todo puede cambiar en tres meses tanto en favor de Ucrania como de Rusia. En estos dos últimos años hemos comprobado que la situación es muy dinámica. No estábamos seguros si Kiev iba a resistir al principio. Y resistió. Luego los ucranianos nos pidieron un armamento más sofisticado que llegó pero tarde y los rusos tuvieron tiempo de construir sus defensas. Deberíamos aprender esta lección. Si no reaccionamos a tiempo por temor a una escalada, la efectividad de nuestra ayuda será mucho menor.
P.- ¿Cómo terminará la guerra? ¿Tiene alguna idea? Hay quienes evocan el ejemplo de Corea, donde no está firmada la paz pero se mantiene de facto con estrecha vigilancia de EEUU.
R.- Es lo que hubo con los Acuerdos de Minsk y no funcionó. Solo dio más tiempo a Putin. Lo que está claro es que Rusia empezó la guerra para subordinar a Ucrania y detener su deseo de integrarse en Europa. Rusia quería instalar un régimen postsoviético en Kiev. No van a renunciar a su objetivo después de gastar miles de millones y perder cientos de miles de vidas. Un alto el fuego solo serviría para que Rusia aprovechara el tiempo para terminar su trabajo. El problema es que incluso con un acuerdo de paz no estaremos seguros de que Rusia cumplirá lo firmado. En ese sentido Rusia sigue como la URSS. Los soviéticos firmaban cualquier acuerdo pero en la práctica hacían lo contrario de lo que defendían en sus declaraciones.
"Rusia dice que fue engañada en los 90 y que solo con guerra híbrida y fuerza militar puede restablecer la justicia"
Rusia practica una política neoimperialista, de modo que habría que vigilar su desarme. Pero, ¿cómo hacerlo con una potencia nuclear? Lo que sería fundamental es que los rusos crean realmente que han perdido. No es lo mismo perder que estar convencido de que has perdido. Lo que vemos ahora se fraguó hace más de una década, cuando Putin decidió aislar a Rusia y crear una burbuja informativa en la que viven los rusos, totalmente ajenos a lo que realmente ocurre. Por eso tiene apoyo y por eso hay protestas muy limitadas.
P.- Si Ucrania vence, Rusia seguirá siendo una amenaza.
R.- Incluso si Ucrania preserva su libertad de elegir sus alianzas, afrontaremos a largo plazo una amenaza de Rusia, convencida de que es víctima del imperialismo estadounidense. Rusia dice que fue engañada en los 90 y que solo con guerra híbrida y fuerza militar puede restablecer la justicia. Así ven el mundo en Rusia porque es lo que les trasladan los canales de televisión dominados por el régimen de Putin. Y por eso mantienen que han de subordinar a Ucrania.
P.- Pero, ¿pueden hacerlo? Por lo que estamos viendo estos dos años necesitarían matar a todos los ucranianos.
R.- Así es. Creo que Ucrania es demasiado grande para ser engullida. Y no es la primera vez que lo intentan. Ucrania tiene una larga historia de confrontaciones con sus vecinos, incluido con Polonia. Y la historia nos dice que solo puedes subordinar a Ucrania temporal y parcialmente. Los ucranianos seguirán de una u otra forma su lucha por su independencia. Otra cuestión es si desaprovecharon la oportunidad cuando cayó la URSS, pero eso no justifica la agresión de Rusia. Los ucranianos podrán perder su capital pero seguirán luchando como una guerrilla en un conflicto asimétrico. Si Ucrania se convierte en un actor subestatal, esto tendría terribles consecuencias para el orden internacional. Hamás sería un jardín de infancia en comparación a lo que podrían hacer los ucranianos si tienen que luchar en una guerra asimétrica. Ya hemos visto que pueden llegar a atacar infraestructuras en Rusia. Lo harían de una forma más brutal.
P.- ¿Qué impacto tendrá en la guerra en Ucrania una eventual victoria de Trump en las presidenciales de EEUU?
"Algunos líderes en Europa utilizan a Trump o a Orban como excusa para evitar tomar decisiones sobre Ucrania que son urgentes"
R.- Creo que el paquete de ayuda a Ucrania ahora es víctima de la batalla entre demócratas y republicanos. Con un Trump ganador al menos ya sabríamos a qué atenernos. Me parece que EEUU seguiría dando ayuda a Ucrania. Me preocupa más que el presidente Biden tome decisiones que muestren debilidad con Irán, por ejemplo. Con EEUU no solo hay que ver lo que pasa después de las elecciones sino también en la campaña electoral. En segundo lugar, me temo que algunos líderes en Europa utilizan a Trump o a Orban para evitar tomar decisiones sobre Ucrania que son urgentes, que deberían asumir ya mismo. Estamos esperando a que la UE apruebe su fondo de 50.000 millones, que no es nada para los Veintisiete. Alemania, Francia, España y Polonia podrían por si solos aportar mucho más. Muchos buscan justificaciones para no dar nada. Una cosa es lo que dice Trump y otra lo que hace, porque si nos atenemos a los hechos en su presencia se reforzó el ala oriental de la Alianza, por ejemplo. También era un firme defensor de la Iniciativa de los Tres Mares. Lo que quiero decir es que es mejor que nos miremos a nosotros mismos y veamos si estamos haciendo lo suficiente para ayudar a Ucrania y parar a Rusia.
P.- ¿Cree que Europa debería tener un paraguas nuclear propio para disuadir a Rusia de atacar un país aliado?
R.- Rusia tiene arsenal nuclear y la guerra que está librando en Ucrania es convencional. Por supuesto hay drones, satélites y herramientas de la IA, pero en el fondo no estamos viendo una guerra de las galaxias. Y el factor nuclear no está influyendo.
P.- Pero si EEUU con Trump no se ve interpelada por el artículo 5…
R.- Para Polonia está claro que EEUU es nuestro garante de seguridad. No hay manera de que Europa esté a salvo sin EEUU. Es estupendo que Alemania haya incrementado su presupuesto de defensa por encima del 2% del PIB por primera vez. Es un cambio sustancial. Y hay una gran oportunidad para las empresas de defensa de Francia y España de cooperar. No podemos actuar cada país por nuestra cuenta, dado el tipo de amenazas que afrontamos.
P.- Para concluir, me gustaría que recordara esos días hace dos años en los que usted permaneció en Kiev mientras las tropas rusas invadían Ucrania y nadie sabía cómo terminaría aquello.
R.- En primer lugar, muchos embajadores tuvieron que moverse porque así se lo pidieron sus capitales. Tengo una gran admiración por mis colegas y sus equipos, con los que trabajamos coordinadamente. Hubo embajadores como el chino, el turco, o el indio, que tuvieron que hacerse cargo de nacionales que estaban lejos en Járkov, por ejemplo. En nuestro caso hubo visitas de alto rango a Kiev horas antes de la agresión, incluso fue el presidente y el primer ministro, y todos dijeron al presidente Zelenski que estaríamos al lado de Ucrania, así que estaba claro que yo me quedaría en Kiev. Representaba a un país vecino con un compromiso especial que se vio en cómo acogimos refugiados o dimos suministros. Aunque tenemos también nuestras confrontaciones en el pasado, ucranianos y polacos nos sentimos unidos frente al enemigo ruso. Estar en Kiev me hizo más fácil resolver cuestiones logísticas y siempre fue fácil interactuar con las autoridades ucranianas.
P.- ¿Tiene algún recuerdo especial de aquellos días?
R.- La víspera de la invasión a última hora de la noche tuve que ir a la embajada a leer información clasificada. Así me enteré de que los rusos iban a atacar a primera hora de la mañana. Dejé la embajada con esa terrible noticia en la mente mientras veía cómo muchos se fijaban en la programación de los espectáculos del día siguiente. Me dieron ganas de decirles que no hicieran planes. Y tengo escenas que parecen de una película: algunas dramáticas y otras alegres. Tengo grabadas las imágenes de los que para mí son los héroes de esta guerra: los niños, los abuelos, en busca de refugio en los búnkeres cuando caían las bombas en la capital, y me recuerdan a los que dieron su vida en Polonia en la Segunda Guerra Mundial. Era como vivir en una película. También me impresionaron mucho los voluntarios que llegaban de Polonia, pero también de Reino Unido, o españoles. Muchos habían empeñado sus ahorros para ir a ayudar. Y quiero mencionar también a los periodistas extranjeros que se han arriesgado para contar a sus ciudadanos lo que estaba pasando.
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