El resultado de las elecciones francesas, que celebraron su segunda vuelta este domingo, no fue el esperado. El Nuevo Frente Popular se convirtió en la fuerza más votada y los del presidente de la República, Emmanuelle Macron, salvaron el partido siendo el partido con más diputados, por delante de Agrupación Nacional (RN), la candidatura encabezada por Jordan Bardella y favorita desde la primera vuelta electoral. Ahora, a Macron se le abren distintos escenarios: de la cohabitación con un primer ministro que no es del mismo partido que el jefe de Estado, si nombra a un candidato de izquierdas o a la convocatoria de nuevas elecciones el próximo año.

De momento, el presidente de la República francesa le ha pedido al que hasta ahora era primer ministro, Gabriel Attal, que se mantenga en su puesto hasta que tenga a un sustituto. Attal anunció el domingo que este lunes presentaría su dimisión, pero Macron tenía en sus manos aceptar la oferta del primer ministro para mantenerse en su despacho el tiempo que fuera necesario. Todos los ojos estarán puestos en París en las próximas semanas cuando se dé el pistoletazo de salida a los Juegos Olímpicos y el Elíseo no quiere dar una imagen de inestabilidad.

Cohabitación con un primer ministro de izquierdas

No sería la primera vez que la política francesa tiene un primer ministro de un partido y un jefe de Estado de otro. Le pasó al presidente socialista François Mitterrand y también al presidente Jacques Chirac, que se vio obligado a gobernar con Lionel Jospin. Pero el escenario para Macron es todavía más complicado si se tiene en cuenta que el Nuevo Frente Popular engloba a varios partidos de izquierdas. El dirigente de esta coalición, Jean-Luc Mélenchon, le pidió el mismo domingo a Macron que tuviera en cuenta los resultados electorales y que nombrase a un primer ministro de izquierdas. Pero el presidente de la República ha pedido algo de tiempo, hasta que se configure la Asamblea Nacional para tomar una decisión. 

Además, en caso de una cohabitación, Macron seguiría siendo el representante de Francia en las reuniones del Consejo Europeo en las que debería encontrar el equilibrio entre sus ideas políticas y las del gobierno de su país. También perdería capacidad de influencia en las mismas, puesto que podría hacer recomendaciones pero el poder ejecutivo y legislativo estarían en manos del Gobierno y del parlamento.

Coalición

Como ninguno de los grandes partidos políticos ha logrado la mayoría absoluta, otra opción que se abre en el tablero francés es la de un gobierno de coalición. No obstante, si esta ha sido la vía para lograr un gobierno en España, en Francia no hay precedentes. Además, volviendo al hecho de que el Nuevo Frente Popular engloba a formaciones de izquierdas de diversa índole, también se antoja como un escenario complejo. 

Tras los resultados de la primera vuelta, que dieron la victoria a la extrema derecha, Macron hizo un llamamiento para evitar a los “extremos”, haciendo referencia tanto a la izquierda como a la derecha. En este sentido, de darse un pacto entre Ensemble y el Nuevo Frente Popular, no sería con todas las fuerzas de la candidatura de izquierdas, consideradas también extremistas por parte de los liberales.

En el otro lado del arco parlamentario y tras las declaraciones de Macron se hace impensable una coalición a la derecha entre Ensemble y los de Marine Le Pen.

Gobierno técnico

Otra opción, habida cuenta de que un gobierno de coalición no es una salida fácil a esta encrucijada política, es la de nombrar a un gobierno técnico. En este caso, el presidente de la República debería proponer a un candidato que lograse el consenso de las fuerzas de izquierdas -ganadoras de las elecciones- y que mantuvieran el equilibrio con las políticas que defiende la formación de Macron.

Esta ha sido una opción en Italia, por ejemplo, pero las medidas que se llevasen a cabo deberían contar con el apoyo de una cámara de diputados más polarizada que hace unos meses. Además, este gobierno no representaría la voluntad de los franceses cuya participación en las urnas este domingo fue la más alta desde 1997.

Elecciones

Si ninguna de estas opciones es la elegida, Macron podría volver a convocar elecciones, pero para ello tendría que esperar un año. Por este motivo se baraja la posibilidad de que el presidente de la República pueda pensar en un gobierno técnico que le permita armar un proyecto político que convenza a los ciudadanos de cara a unas próximas elecciones en julio de 2025, con la llama olímpica ya lejos de París.