Con permiso, voy a discrepar de las interpretaciones compartidas por casi todos los medios de comunicación. Se asegura que entre el PSOE y el PP se ha abierto una primera brecha a cuenta de la aplicación por parte del Gobierno de artículo 155. Y yo creo que no es así, y que lo que sucede es que cada uno de los dos partidos expone en distinto orden, lo cual significa poner el acento en distintos aspectos de la misma afirmación, las condiciones que tendría que cumplir Puigdemont para que el temido artículo no se pusiera en práctica.
Así, la portavoz del grupo parlamentario socialista dice que si Carles Puigdemont convoca elecciones autonómicas adelantadas, renuncia a la ilegalidad que supuso la aprobación por parte del Parlamento catalán de la ley de Transitoriedad, regresa a la legalidad, al Estatuto y a la Constitución, el 155 no tendría razón de ser. Eso es exactamente lo que ha dicho Margarita Robles y es absurdo y tramposo pretender que el Partido Socialista está dispuesto a liberar al independentismo de toda acción que devuelva a la legalidad a Cataluña únicamente con la convocatoria de comicios anticipados por parte del president. No es así y no hay ningún elemento que permita deducir una cosa semejante en la intención de los dirigentes del PSOE. La diferencia está en que puede que el PSOE considere que la sola convocatoria de elecciones ateniéndose a Ley Orgánica del Régimen Electoral General, la ya famosa LOREG, supone que el presidente catalán se ha sometido a la legislación constitucional y ha renunciado a sus ilegales leyes. Y el PP no está en esa idea sino en una exigencia mucho más clara y contundente.
¿Cuál es la diferencia con el PP? Que el partido en el Gobierno insiste en decir que mientras Carles Puigdemont no regrese a la legalidad, abjure de su ilegal ley de Transitoriedad y entre de nuevo en los cauces del Estatuto y de la Constitución seguirá vigente la intención de aplicar el artículo 155. Y que nada salvo las condiciones enumeradas hará cambiar al Senado de posición.
El Partido Socialista necesita establecer una mínima distancia respecto del Partido Popular
En definitiva, ambos partidos están diciendo lo mismo pero en distinto orden y en tonos diferentes, lo cual es lógico y tiene una buena explicación. El Partido Socialista necesita establecer una mínima distancia respecto del Partido Popular, entre otras cosas porque se dirige a unos votantes que, estando férreamente de acuerdo en defender la unidad de España y la igualdad entre todos los españoles, tienen un talante distinto y una especial debilidad por la fórmula, en este caso con tintes semi mágicos, de la palabra diálogo. Y también tiene una posición difícil en una Cataluña terriblemente polarizada y con un PSC que está sufriendo en sus mismas carnes los embates de esa polarización y los efectos de décadas de adoctrinamiento independentista en todos los ámbitos de la vida política, educativa, económica, deportiva y hasta familiar.
No lo tiene fácil el PSOE y, sin embargo, está manteniendo la posición sin una duda. Por eso es injusto adjudicar al PSOE esa carga de desconfianza que por otra parte viene muy bien a los intereses de los independentistas y de los llamados equidistantes. La verdad es que Pedro Sánchez está demostrando una lealtad sin fisuras y una defensa clara del Estado de Derecho. Pero se le mira con desconfianza y es esa desconfianza previa la que agranda las matizaciones que, efectivamente, existen entre uno y otro partido aunque ninguna de ellas va a romper la coincidencia en torno a la defensa de la unidad de España.
Hasta donde yo sé -lo sabemos todos- los socialistas no van a poner en ningún caso en almoneda ni el Estatuto ni la Constitución
De todos modos, ahora mismo, es Puigdemont el que tiene en su mano desactivar el artículo 155. Pero también es verdad que lo tiene sumamente difícil y no puede, a riesgo de que sus, ahora mismo, dueños de su destino y de sus decisiones lo destrocen políticamente, volver a la casilla de salida, es decir, a antes de los nefastos días 6 y 7 de septiembre, madrugada ya del día 8. Cualquier triquiñuela del tipo de "proclamo la independencia pero la dejo en suspenso y mientras tanto convoco elecciones anticipadas de acuerdo con la legalidad para ver si el secesionismo gana los comicios y entonces sí que declaro la independencia", ese tipo de trampas, lo que Pablo Casado ha llamado "tretas", son las que no le van a valer. Y no tengan ninguna duda: en ese caso el PSOE tampoco aceptará levantar la aplicación del 155. Puede que me equivoque pero hasta donde yo sé -lo sabemos todos- los socialistas no van a poner en ningún caso en almoneda ni el Estatuto ni la Constitución.
Pero puede que todo esto sea una especulación inútil porque a estas alturas lo que viene desde la Generalitat es que la declaración de independencia será declarada este jueves. Si eso es así, estaremos perdiendo el tiempo con tantas matizaciones. No queda más que seguir esperando.
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