Este fin de semana pasado hemos tenido en Barcelona la tremenda suerte de contar con tres oradores excepcionales defendiendo tesis pro constitución.

El más original, el exprimer ministro francés Manuel Valls, de pasado catalán y por tanto conocedor de nuestra sociedad, al menos en teoría. Digo lo de original porque el sábado estuvo alentando a los seguidores de PP y Ciudadanos en dos actos de campaña distintos. O sea, tanto monta monta tanto. Hablaba del nacionalismo desde la acepción que en buena parte de Europa tiene esa palabra. Pero Manel Valls debería saber que en Catalunya no se puede atribuir al nacionalismo lo que insinuó en su discurso. Nunca se ha instado a la violencia ni a nada que se le parezca.

El sábado apareció en la casa del PSOE un Josep Borrell enfadado, vengativo y dialécticamente impropio

En otro momento del sábado apareció en la casa del PSOE un Josep Borrell enfadado, vengativo y dialécticamente impropio, a enturbiar la campaña de Iceta. Una campaña hasta ahora optimista, donde el líder catalán no ha faltado al respeto verbal a ninguno de sus rivales, ha mantenido una actitud positiva y de ilusión respecto a unos resultados que seguro serán buenos y que además nunca se ha alegrado de que haya políticos catalanes en prisión (aunque comparta la aplicación del 155). Todo lo contrario de lo que hizo Borrell. ¿Para qué lo llaman a los mítines del PSC? Incluso despertó las carcajadas de su público cuando se refirió a Junqueras como el “cura”.

Y como colofón, Soraya Sáenz de Santamaría mostrándose orgullosa de la separación de poderes en España y reivindicando que el PP y Mariano Rajoy fueran los responsables de haber descabezado a los independentistas. Gracias al PP y a Rajoy hay políticos catalanes en chirona y otros huidos a Bélgica. Por eso, por haber demostrado la capacidad de liquidar al independentismo, hay que votar al PP. Ni más ni menos. Y todo de corrillo. Insisto, irónico, en lo de la separación de poderes. La vicepresidenta del Gobierno se jactó de todo eso mientras es probable que el PP catalán obtenga los peores resultados de su historia.

La vicepresidenta del Gobierno se jactó mientras es probable que el PP catalán tenga los peores resultados de su historia

Y en este ecosistema aderezado con predicciones demoscópicas nada claras, la pregunta es si Puigdemont debe volver a Catalunya antes del 21D. La referencia a los tres mitineros anteriores no vaticina una actitud moderada del Estado. Parece claro que si el líder de Junts per Catalunya pone un pie en tierras catalanas (y por tanto españolas) será obligado a presentarse ante el Tribunal Supremo previa detención. Él y sus consellers.

El análisis de un posible regreso sólo puede hacerse por la conveniencia política de intentar precipitar unos resultados hasta el último momento confusos.

Será muy difícil para ERC no apoyar a Puigdemont si sólo le aventajan con unos pocos escaños

Todos los partidos disponen de encuestas actualizadas a diario. Técnicamente le llaman track al resultado que se aporta a las direcciones de campaña y, si el del 19 sigue dando vencedora a Arrimadas y Junqueras por delante de Junts per Catalunya, la duda asaltará al President. De hecho, ya cuenta con quién le diseña un regreso lo más discreto y efectivo posible.

Aunque vistas las tesis de Puigdemont y los suyos de que el President legítimo es él y que las elecciones del 21D deben tomarse como una segunda vuelta del 1-O, todo parece apuntar a un regreso más allá del jueves con el cargo bajo el brazo. Porque será muy difícil para ERC no apoyar a Puigdemont si sólo le aventajan con unos pocos escaños. ¿Qué excusa pondrían para no votarle en la investidura?


Carles Fernández es director de Vitamine Media & Marketing