Estos días se estrena en nuestro país la película sobre la vida del barcelonés Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen, un héroe español olvidado durante décadas tras haber sido pieza fundamental en los juicios de Nuremberg para condenar a los jerarcas nazis. No hay palabras para describir la valentía de este joven que realizó a riesgo de su vida 20.000 fotografías en el campo de concentración, para esconderlas después una vecina austriaca de un pueblo cercano en el muro de su casa.

Sin embargo, durante casi 70 años que han transcurrido tras su muerte apenas ningún reconocimiento. Solo el pasado año se trasladaron sus restos mortales de un alejado cementerio a uno más céntrico en París en una humilde ceremonia donde estuvo Raúl Romeva, entonces conseller de la Generalitat, y Anne Hidalgo, la alcaldesa gaditana de la capital francesa. Ese breve homenaje, y la voz de Marina Rosell cantando ante sus restos mortales, han sido todo lo recibido tras su heroica acción que cambió la historia.

En Nuremberg los altos cargos del nazismo negaban una y otra vez las atrocidades en los campos de concentración, como saben aún los hay negacionistas. Solo los negativos de las fotografías de Boix demostraron sin lugar a dudas la barbarie y lograron las condenas nazis por la Corte Internacional.

Se condecoró a la copia y se olvidaron del original

Ni siquiera recibió a título póstumo la máxima condecoración catalana, la Creu de Sant Jordi, que sí recibió Enric Marco, presidente de la Agrupación Amical de Mauthausen, y que tuvo que devolver a los pocos años porque nos había mentido a todos y jamás había estado en ese campo de concentración nazi. Se condecoró a la copia y se olvidaron del original. Cuando en una entrevista le pedí explicaciones a Marco de su mentira, me dijo “es que yo lo contaba mejor, aunque no hubiera estado en Mauthausen, como yo no lo contaba nadie”.

Ya le ocurrió a Francesc Boix semanas después de la derrota alemana, le ordenaron deshacerse de los negativos que había acumulado a costa de su vida y se negó. Además, el Partido Comunista que debía ser su aliado le rechazó como al resto de presos de ese campo de concentración por considerarlos perdedores. Le decían que los que ganaron la guerra a los nazis fueron los soldados, no los presos. Murió a los 30 años de una enfermedad renal a causa de su paso por el campo de Mauthausen.

A los españoles nos gusta olvidar el pasado e inventar el futuro"

Si de Boix nos olvidamos todos hasta que el cine nos recordó su existencia, de Montserrat Caballé también lo hicimos sin pedir perdón. No hemos tenido otra diva como ella en la ópera, nadie que haya llevado el prestigio de nuestro país tan lejos, ni que haya conseguido tantos reconocimientos internacionales, sin embargo, murió en la pobreza.

Los mismos cargos políticos que pasaban por su capilla ardiente a dar el pésame a la familia, se olvidaron de su situación económica durante décadas, miraron a otro lado cuando Hacienda la condenó a 6 meses de prisión por fraude fiscal y se despreocuparon de sus necesidades económicas. Montserrat Caballé sobrevivió los últimos meses pidiendo ayuda económica a los mejores amigos de su entorno, solo ellos y su familia no le fallaron nunca.

Recuerdo en una de mis últimas entrevistas me contó cómo había vivido el desahucio de su familia siendo niña. De origen muy humilde, su padre Carlos y su madre Ana tuvieron que pasar varias noches con ella durmiendo al raso en la Plaza Catalunya de Barcelona. Me contaba Montserrat que su padre le decía una y otra vez “Qué afortunados somos Montse, que cada noche podemos ver todas las estrellas”.

Le ocurrió a otros muchos hombres y mujeres que hicieron grande este país. El cantante Raphael también vivió un desahucio siendo niño de su familia por impago, pasaron de vivir en la calle Bravo Murillo al barrio de Carabanchel, o el maestro y amigo Joaquín Soler Serrano que terminó sus días en una residencia geriátrica que pagaban sus compañeros de profesión, entre ellos Luis del Olmo.

Nos olvidamos con mucha facilidad de los grandes que han puesto en el mapa mundial a nuestro país, de los que nos han hecho mejores dando ejemplo a los demás. En España no se perdona el éxito.