Cuando el teniente Luis Gonzalo Segura publicó su libro Un paso al frente, pocos imaginaban la semilla que acababa de sembrar en un campo yermo y privado como el del Ejército. Denunció en él mil y una corruptelas que había presenciado, como la de su antecesor, un teniente que robó 96 ordenadores portátiles destinados a oficinas del Ejército y los vendió por eBay, fue condenado, pero sigue como teniente mandando a sus tropas. O el capitán que tenía la mano muy larga y llegó a acumular 27 casos de acoso sexual a mujeres soldados sobre las que tenía el mando, fue denunciado y condenado por un tribunal militar. El Ejército le condecoró el mismo día que ingresaba en prisión para cumplir año y medio de cárcel, además le mandaron a una misión internacional antes del ingreso para doblar así su paga durante su estancia entre rejas.

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