Lo que distingue a Pedro Sánchez de los otros presidentes de gobierno que ha habido en España en los últimos 40 años es su osadía. Adolfo Suárez fue un oportunista inteligente y honesto; a Leopoldo Calvo Sotelo apenas tuvimos la oportunidad de conocerle, pero sabíamos que tocaba el piano y que era un hombre culto y aseado; Felipe González fue un visionario que supo dar con las claves del momento histórico que le toco vivir, un hombre de Estado; José María Aznar acertó a construir la gran derecha española, un liberal conservador sin complejos; José Luis Rodríguez Zapatero quiso cambiar las esencias del PSOE, frívolo y sectario; es uno de los grandes responsables de los males que ahora sufre España; Mariano Rajoy ha sido un gran orador, un discreto gobernante y el responsable del hundimiento del PP por no haber sabido luchar contra la corrupción. Pero si hubiera que definir una sola palabra a Sánchez, insisto, esa sería la de osado.

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