Gira el mundo gira y España sigue siendo diferente, como lo era cuando Napoleón afirmó que “su pueblo no se parece a ningún otro” y Manuel Fraga Iribarne convirtió la frase, en inglés, en un eslogan para atraer al turismo. Esa idiosincrasia tan nuestra se traduce en un onanismo exacerbado, que quedó de manifiesto en los dos debates televisados que han mantenido los cuatro principales candidatos a presidente del gobierno, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias.

Cuando estamos inmersos en un proceso global de mutación extraordinario, España se mira el ombligo como si los convulsivos efectos de la Cuarta Revolución Industrial, la lucha contra el cambio climático, el auge del nacionalpopulismo y la polarización, la propagación de la desinformación, la crisis de la democracia representativa, la revuelta contra el libre comercio y el rechazo al multilateralismo nos resultara ajeno. La incertidumbre es la única certeza más allá de los Pirineos. Pareciera que aquí lo tenemos todo muy claro.

Por eso en los debates apenas hubo alusiones a lo que ocurre más allá de nuestras fronteras. Es cierto que tampoco los medios plantearon un bloque sobre política internacional. Vamos por libre, como si no estuviéramos en la Unión Europea, ni aspiráramos a ocupar un papel más relevante tras la salida del Reino Unido. Como si en España no estuviera a punto de entrar en el Parlamento una fuerza identitaria anti inmigración que tiene como referente al ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, y al primer ministro húngaro, el iliberal Viktor Orban.

Ni siquiera el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se refirió con detalle a los planes de su partido, el PSOE, con respecto a la Unión Europea, que afronta un momento crucial. Aludió a cómo “nada está negociado hasta que todo está negociado” con respecto al Brexit.

También se refirió a cómo hay que afrontar el reto de la inmigración en el contexto europeo y echó en cara al candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, que se alíe con Vox, para escándalo de sus socios liberales en Europa. Mencionó el Día de la Tierra y el desafío del cambio climático. Casi para librarse de los dardos de sus rivales.

Sorprende que en tres horas y media ni los periodistas ni los políticos hayan encontrado un hueco para abordar cuestiones europeas o internacionales", dice De Taillac

“En Francia siempre hay un apartado del debate dedicado a cuestiones europeas o internacionales. Sorprende que en tres horas y media ni los periodistas ni los políticos hayan encontrado un hueco para abordar estos temas”, afirma Mathieu de Taillac, corresponsal de Le Figaro y Radio France en España.

“Dirán que habrá europeas en breve, pero el presidente del Gobierno es el que fija la visión de su país en la Unión Europea y en foros internacionales, no los diputados europeos”, añade.

La Unión Europea, una vez que se consume el Brexit y tras las elecciones europeas, afronta un periodo crucial en el que se definirá su ser o no ser. Si bien es cierto que el 26 de mayo se celebran los comicios para elegir a los representantes en el Europarlamento, hay riesgo de que vuelvan a quedar ocultas bajo las autonómicas y locales que coinciden en esa jornada.

Si queremos que el ciudadano sea consciente de que Europa está aquí, que la tocamos y vivimos cada día, es fundamental que los políticos nacionales hablen de Europa", señala Susana del Río

"Hemos echado de menos más Unión Europea en los debates. Si queremos que el ciudadano sea consciente de que Europa está aquí, que la tocamos y vivimos cada día, es fundamental que los políticos nacionales hablen de Europa. El que los políticos nacionales tengan presente a la UE en sus intervenciones es relevante para crear camino hacia las elecciones europeas. Hay que ensamblar de manera continua el discurso político nacional con el europeo", afirma Susana del Río, profesora del Máster Unión Europea del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

"Desde los medios, en este caso las televisiones, debería marcarse un tiempo durante los debates para hablar de política europea. La política europea es tan nuestra como la nacional, somos europeos", añade Del Río.

Nos escandaliza el America First del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y no nos damos cuenta de que en la España electoral los principales partidos políticos solo hablan de España más como isla que como península, más como oasis que unos y otros fingen que pueden poner a salvo de la próxima crisis, como si lo que se vislumbra en el horizonte fuera algo ya conocido.

Según Hans-Günter Kellner, presidente del círculo de corresponsales extranjeros en España y corresponsal de la radio pública alemana Deutschlandfunk, “en general, son muy provincianos estos debates, no incluyen el reto global en el que nos encontramos. En Alemania está algo más presente que aquí”. Subraya Kellner cómo en su país los periodistas sí incluyen cuestiones sobre política internacional en los debates.

Vivimos ya en una revolución tecnológica, económica, social, política, demográfica y cultural global. Toda medida que pretenda poner en marcha el próximo gobierno estará condicionada por nuestra relación con el mundo.

Deberíamos darnos cuenta de que la interconexión europea y la interdependencia ha de aumentar porque si no es así, nuestro mundo desaparecerá más rápido de lo que pensamos", dice Kellner

“Hemos perdido el garante de nuestra seguridad, la alianza con Estados Unidos está en crisis. Rusia amenaza a Europa. Tenemos un gran reto con África, lo que afecta sobre todo a España. Y los chinos se están llevando la producción barata sino también la carrera de la innovación. Deberíamos darnos cuenta de que la interconexión europea y la interdependencia ha de aumentar porque si no es así, nuestro mundo desaparecerá más rápido de lo que pensamos”, explica Kellner.

En este contexto resulta tragicómico que se dedique más tiempo a debatir si hay que tener o no un arma en casa que a la revolución demográfica en África o a la crisis en las relaciones transatlánticas. Todo ello nos afectará a la hora de llegar a fin de mes, aunque aún no haya chalecos amarillos en España. Es cuestión de tiempo porque el precariado está en alza a costa de la clase media.

Hay quienes argumentan que la ausencia de la política exterior se debe a que hay consenso entre los cuatro principales partidos que actualmente tienen representación parlamentaria, Partido Popular, Partido Socialista Obrero Español, Ciudadanos y Unidas Podemos. Son proeuropeos, pero hay diferencias sustanciales en cuestiones relevantes.

Pol Morillas, director del CIDOB, afirma que “el consenso se da por sentado, aunque hay diferencias sobre la reforma del euro o la cuestión migratoria o Schengen que no se han dado a conocer a los ciudadanos”. En otros países europeos, estos temas ya son parte de la agenda de política doméstica.

Otra formación puede aprovechar la ausencia de debate en política exterior, debido al supuesto consenso, para trasladar un mensaje destructivo", dice Morillas

“Es una anomalía que en España se consideren como política exterior. El riesgo de que estos cuatro partidos no hayan expuesto claramente sus posiciones es que cuando otra formación con una visión diferente tenga representación parlamentaria puede aprovechar la ausencia de debate para trasladar su mensaje eurófobo y destructivo. Se deja un vacío que puede rentabilizar un partido que mantenga posiciones contrarias a ese supuesto consenso”, explica Morillas.

Tampoco parece que nos afecte el fin del mundo, la batalla contra el cambio climático que ha movilizado a los jóvenes abanderados por la adolescente sueca Greta Thunberg. "Quiero que se asusten. Quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas", acaba de explicar a los europarlamentarios. Nos creemos a salvo del fuego, cuando si no cambiamos un sistema de vida que asumimos como un derecho, estamos abocados a la extinción.

A pesar de que tenemos un sector exportador superior al 30% del PIB, muy pocos entienden el solapamiento entre lo doméstico y lo internacional", señala Otero

Para Miguel Otero, investigador del Real Instituto Elcano, "a pesar de que tenemos un sector exportador superior al 30% del PIB, muy pocos entienden el solapamiento entre lo doméstico y lo internacional". Cita como ejemplo a la canciller alemana, Angela Merkel, cuando hablaba de que la política europea es política doméstica.

Según Otero, hay dos Españas, más allá de rojos y azules, una España global, minoritaria, y una España española, que ha dominado la campaña. Las dos han de confluir si queremos tener una estrategia de país. Nos falta esa orientación, pese al teórico consenso en política exterior. "Esa España global ha de hacer más por moldear las preferencias y ganar capacidad de influencia en el debate público", señala el investigador.

En su último ensayo, Identidad, Francis Fukuyama señala que “en algún momento, a mediados de la segunda década del siglo XXI, la política mundial cambió drásticamente”. Lo señala la Estrategia Global de la Unión Europea: “El viejo mundo muere, el nuevo tarda en aparecer”, en palabras de Antonio Gramsci.

Ni los líderes políticos, ni los medios, ni los ciudadanos, somos conscientes de esta nueva realidad global. Este silencio puede ser territorio abonado para quienes saben que hasta las fuerzas nacionalpopulistas buscan nexos externos para ganar impulso. La peor de las pestes, como escribió Stefan Zweig, se extenderá como la pólvora, si no miramos a nuestro alrededor, mientras dilucidamos si somos rojos o azules.