Aquí, en estas elecciones, unos se juegan más que otros pero, por distintos motivos, todos se juegan mucho. El Partido Popular se juega literalmente la vida porque, aunque es cierto que ésta es una formación con un fuerte arraigo en casi todo el territorio nacional -excepción hecha del País Vasco y Cataluña, sus dos asignaturas pendientes, donde ha perdido la presencia que un día tuvo- los resultados de la generales han supuesto para el PP un golpe moral extraordinario que se ha extendido por todos los estamentos del partido, desde el cuartel general de la calle Génova de Madrid hasta el último pueblo de España.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS