Estas municipales y autonómicas han venido marcadas por el miedo, un miedo sutil pero presente en muchas de las urnas. Si en las generales del 28 de abril el miedo a la derecha extrema dio la victoria a Sánchez, ahora, sabedores los votantes que no era para tanto, otros miedos les han marcado el voto, o el silencio según el caso.
El votante de Podemos ha perdido el miedo y considera más útil votar al PSOE que a Iglesias, el hundimiento de los morados continúa y desde las elecciones andaluzas a las del pasado domingo han perdido a la mitad de sus votantes.

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