El 24 de julio, cuando el gobierno dio por rotas las negociaciones para la formación de un gobierno de coalición, Pedro Sánchez respiró tranquilo. Contra toda lógica, Pablo Iglesias había rechazado una vicepresidencia y tres ministerios en el non nato gobierno progresista de PSOE y Unidas Podemos (UP).

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS