
Albert Rivera durante la entrevista con Pablo Motos en El Hormiguero.
Ciudadanos optó un tiempo atrás por emplear el tono de campaña de continuo. Es decir, por aumentar el volumen de su discurso para hacerse notar. La efervescencia tiene una virtud, y es que sucede en una reacción rápida y vistosa. También tiene un defecto, y es que es demasiado fugaz. Ocurre que cuando uno opta por moverse entre esa espuma, puede diluirse con facilidad. O no sonar creíble cuando se pone el traje de moderado. Después de unos meses en los que la formación naranja -digámoslo así- se ha excedido en su discurso en algunas ocasiones; e incluso ha caído en fantasmagoría, Albert Rivera ha dicho este lunes en El Hormiguero que no le gusta “jugar con las vísceras” en política, pues eso sólo contribuye a dividir la sociedad.