Fue la sorpresa del día. José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones. "Se trata de un error". Fue lo primero que pensé. Pero no, era él, el presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), nombrado para el cargo en 2014 por el pepero Cristóbal Montoro. Escrivá, con un curriculum brillante: Servicio de Estudios del Banco de España, jefe de la división de Política Monetaria del Banco Central Europeo, director para las Américas del Banco Internacional de Pagos, economista jefe y director del Servicio de Estudios del BBVA... Y ahora sentado en el mismo gobierno que tiene un vicepresidente y cuatro ministros de Podemos ¿?

Si uno mira alrededor del presidente del gobierno, la única persona que puede haber puesto su nombre sobre la mesa es Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Economía y Transformación Digital, y persona de trayectoria brillante y también poco compatible con las recetas de aumentar el gasto para "mejorar la vida de la gente".

Curioso nombramiento. Pedro Sánchez parte en dos el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, le deja el primer apellido y sus escasas competencias a Yolanda Díaz (miembro del minigobierno de Podemos) y pone la gestión de la Seguridad Social (con todo su presupuesto y sus funciones: pensiones, subsidios de desempleo, etc.) en manos de un economista que perfectamente podría haber sido ministro con un gobierno del PP.

Escrivá llega al gobierno de la mano de Calviño, que necesitaba un aliado en un puesto clave.

Sus roces con el portavoz económico de Podemos auguran momentos tensos en el Consejo de Ministros

Calviño, con una vicepresidencia capitidisminuida, una entre cuatro, sin embargo, ha demostrado en estos días de vértigo capacidad de maniobra y de influencia. Con Escrivá tendrá un apoyo muy valioso en el Consejo de Ministros. Las políticas pactadas por el PSOE y Unidas Podemos en su "programa progresista" tendrán a partir de la conformación del gobierno el freno de la sensatez de dos pesos pesados que no van a permitir desmanes de gasto. O, al menos, eso espero.

El nombramiento ha sorprendido no sólo en Podemos (donde ha caído como una bomba), sino incluso entre destacados economistas socialistas con aspiraciones. Y también entre las filas conservadoras ¿Qué hace un economista tan ortodoxo en un gobierno como este?

Un amigo común me recordaba el caso del nombramiento de José Manuel Campa -otro ortodoxo- como secretario de Estado de Economía en 2009 en el segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. "La clave -me dice este amigo- está en que su mujer, norteamericana, le dijo que si el gobierno de España le llamaba, él tenía que ponerse a sus órdenes, por patriotismo". A lo mejor Escrivá lo ha hecho también por eso, por patriotismo.

Escrivá no es del gusto de Unidas Podemos y, de hecho, ha tenido algún rifirrafe en Twitter con Nacho Álvarez, secretario de Economía de Podemos, recientemente nombrado secretario de Estado de Derechos Sociales bajo la vicepresidencia de Pablo Iglesias. Álvarez acusó a Escrivá de que el "sesgo ideológico de la AIREF le lleva a extralimitarse de sus funciones". Ahí es nada, Álvarez hablando de sesgos ideológicos.

Pero se equivocan los que piensen que Escrivá es un neoliberal de la escuela de Milton Friedman. El nuevo ministro, de lo que reniega es del populismo y sus preferencias se inclinan más bien hacia las ideas de John Maynard Keynes, a quien cita con frecuencia: "Los economistas deben pensar más en la gente humilde".

Escrivá no va a ser un ministro cómodo. Sus ideas sobre como reducir el déficit de la Seguridad Social (elevación de la edad de jubilación, aumento de los años para el cómputo de las pensiones, etc.) chocarán sin duda con lo que piensan sobre el mismo asunto algunos de sus colegas en el Consejo de Ministros.

El ya expresidente de la AIREF estaba orgulloso del papel de perro guardián (Watchdog) que ejercía desde su puesto contra los despilfarros y la mala gestión de los dineros públicos. Si sigue cumpliendo su papel, mucho españoles dormiremos más tranquilos. Ojalá dure mucho y no acabe escaldado, como Campa y el ex ministro Pedro Solbes.

Porque, como él mismo recordaba en noviembre al citar el libro de Abhijit Banergee y Esther Duflo (Good economics for hard times): "Las buenas recetas económicas por sí solas no nos pueden salvar. Pero sin ellas, estaremos condenados a repetir los errores de ayer".

Fue la sorpresa del día. José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones. "Se trata de un error". Fue lo primero que pensé. Pero no, era él, el presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), nombrado para el cargo en 2014 por el pepero Cristóbal Montoro. Escrivá, con un curriculum brillante: Servicio de Estudios del Banco de España, jefe de la división de Política Monetaria del Banco Central Europeo, director para las Américas del Banco Internacional de Pagos, economista jefe y director del Servicio de Estudios del BBVA... Y ahora sentado en el mismo gobierno que tiene un vicepresidente y cuatro ministros de Podemos ¿?

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