Hasta la llegada del Covid-19, el turismo era una de las grandes categorías del comercio internacional de servicios, generando un aumento ciclópeo de los ingresos obtenidos tanto en los lugares de destino de los turistas internacionales como en términos de exportaciones por servicios de transporte internacional de pasajeros. En 2018, los desplazamientos de los turistas internacionales se situaban en más de 1.400 millones frente a los 278 millones en 1980 o los 674 millones en el año 2000.

El turismo internacional era un descomunal fenómeno generador de crecimiento hasta el advenimiento del Covid-19, alcanzando en 2019 alrededor del 10% de las exportaciones mundiales de bienes y servicios, situándose en el tercer puesto de categorías mundiales de exportación, sólo por detrás de productos químicos y combustibles, pero por delante del sector de la automoción y la alimentación.

El turismo internacional era un descomunal fenómeno generador de crecimiento hasta el advenimiento del Covid-19"

El número de turistas internacionales que pernoctaban en 2019 llegaba a los 1.400 millones a nivel mundial con incrementos anuales de hasta un 5% desde la crisis económica del 2009, según los últimos datos disponibles de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO). De estas llegadas de turismo internacional con pernoctación, la mayoría prefirió usar el avión (60%) como principal medio de transporte y alrededor de un 98% de este 60% llevaba consigo un teléfono inteligente (smartphone). El resto, alrededor de un 2% prefirió el ferrocarril, un 5% barco, y un 33% la carretera.

La mayor parte de ellos se concentran en el segmento “ocio, recreo y vacaciones” superando ampliamente el 50%, seguido del segmento “visitas a familiares y razones de salud” (25%), para concluir con el segmento “profesionales y negocios”, cercano al 20%. El resto de viajeros no especifican o pertenecen a segmentos de manera transversal.

El crecimiento exponencial en el número de desplazamientos ha venido acompañado de una explosión sin parangón en el incremento de ingresos por turismo internacional. En 2015, el turismo generó casi 1.200.000 millones de dólares, cantidad que alcanzó en 2018 los 1.451.000 millones de dólares, según la última cifra disponible de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) y que se verá afectada en 2020 por la dramática aparición del coronavirus.

Destinos

Europa, Américas, Oriente Medio, Asia y Pacífico y África son los cinco destinos turísticos globales. Estas regiones podrían clasificarse en función de los ingresos internacionales por turismo que reciben. En el caso de Europa es la región que lidera el ranking con 710 millones de turistas, lo que representa el 52% del total mundial, pero sólo percibe 570.000 millones de dólares (39,2%) con lo que se puede deducir que el turismo masivo no viene acompañado de un desembolso que podría realmente mayor.

En términos relativos, el gasto por turista resulta mayor en la zona de las Américas con 216 millones de turistas y un gasto de 334.000 millones de dólares, mientras que en Asia y Pacífico se sitúa en 348 millones de turistas con un gasto de 435.000 millones de dólares.

Propuestas: digitalización y sostenibilidad

Tras la crisis del Covid-19, la llegada de turistas va a ser progresiva. Se presenta, aunque parezca lo contrario, una gran oportunidad, pero no está exenta de una transformación de raíz por parte de los comercios, las agencias de viajes, los hoteles, las administraciones públicas nacionales (sobre todo en lo relativo a las competencias de Hacienda, Tax Free y Aduanas) y la labor de la Comisión Europea. Y la tecnología móvil se va a convertir en la gran aliada para la reactivación del turismo. Hagamos un esfuerzo de concreción:

  • La innovación turística debe centrarse en el turista, con nuevos modelos de gestión empresarial digital y only mobile, nuevas formas de comunicación que tengan en cuenta que el 98% de los turistas internacionales que llegan mayoritariamente en avión a Europa tienen el teléfono inteligente como el nuevo Oráculo de Delfos. Lo quieren tramitar todo vía móvil, sobre todo las gestiones de las compras y las gestiones con las administraciones públicas.
  • Para 101 países de los 156 que conforman la UNWTO la sostenibilidad es el eje principal sobre el que desarrollar sus estrategias de turismo. Por eso, los estados tienen que trabajar junto a las empresas por impulsar la Agenda 2030 en el sector con el objetivo de reactivar el turismo sostenible que generará desarrollo económico y social, respetando el medio ambiente.
  • La innovación turística debe focalizarse también en servicios de bienestar del cliente, relacionados con la salud para asegurar las coberturas sanitarias en destino o impulsar tratamientos en países con una sanidad de referencia.
  • Los comercios y los aeropuertos deben ser profilácticos usando la tecnología punta y el software para fomentar el distanciamiento social, manejando los flujos de turistas de manera que se genere una densidad apropiada, acabando con las colas masivas en aeropuertos y comercios. Y la única forma es usando soluciones tecnológicas en la nube. No hay otra forma.
  • Ni el aeropuerto y sus gestores, ni los comercios pueden ser el centro de la cadena de valor. El turista y sus momentos son el centro de la cadena de valor. Y sus momentos clave ocurren mayoritariamente en el móvil. El turista no puede depender de gestiones farragosas e ineficientes dentro de los comercios y/o aeropuertos. Más del 70% de los comercios no están automatizados y su personal no es especialista en el manejo de las nuevas tecnologías. Los comercios con bajo grado de automatización, con una experiencia que no sea omnicanal y de 360 grados, será considerado como algo grotesco y/o estrambótico.
  • El turismo rural será una demanda clara. Es posible que el turista venga a espacios naturales, sobre todo, espacios abiertos y después quiera comprar online y recogerlo en el aeropuerto, o que se lo manden al hotel y/o su país de origen sin frecuentar espacios masificados dentro de la ciudad. Pero comprar, querrá seguir comprando. Un nuevo perfil ecoturista será más seducido por aquellos países o áreas fiscales donde los descuentos se produzcan de manera fácil y digital y con valores sagrados relacionados con el cuidado del medioambiente, la higiene y la salud en toda su dimensión.
  • El Tax Free es, sin ambages, un claro descuento que puede propiciar un mayor gasto de los turistas (ventas encadenadas), pero tiene que producirse todo el proceso dentro del móvil (recomiendo la app Woonivers para ello) y con todas las garantías anti-fraude y de blanqueo, gracias a la biometría digital y al uso de algoritmos para perfilar y trazar los movimientos del dinero. Una gestión 100% digital del Tax Free provocaría la llegada de un turismo de alto valor, que aportaría más riqueza y prosperidad, por añadidura, más tejido empresarial y más puestos de trabajo dedicados a conectar y a fidelizar a un turista que tenemos que volver a enamorar. Un Tax Free hecho manualmente, con sellos y papeles, con múltiples lugares físicos, donde al turista le piden una y otra vez los mismos papeles, donde las colas de espera son en el siglo XXI inaceptables, llevan al turista a gastar menos y hacerlo más en áreas como Asia-Pacífico. Esto también es parte de la transferencia de capital y recursos de Europa a Asia.