Iván Redondo, la calle es nuestra.

Nada de dilaciones, simulaciones, ocultaciones, monitorizaciones y preveyendos para camuflar lo necesario, y para lo que todos estamos apoyando desde el 14 de marzo, obedientes desde el día que se nos instruyó para frenar la masacre.

Nada. Hoy, esta mañana, sólo respiraciones fuertes y a estirar.

En la calle no se cabe. Cuando he asomado la gaita antes de las 8 -con dos horas ya en vigor la nueva orden- se divisaban más viandantes y corredores que coches en la M-30. Llegó la hora.

A la plaza.

Mañana de tarde de expectación dos horas antes del festejo. De todas las edades, sexos, nacionalidades y hechuras, visibilidad a tope en la explanada de la plaza de toros.

A la misma hora de asomar la gaita ni por asomo, nunca mejor dicho, había esa animación cuando se abrió el toril de los niños. Entonces, antes de las 10 de la mañana, que el día es muy largo, no se empezaron a detectar fehacientemente los paseos familiares.

Hoy no. Hoy no se cabe. Un bullicio del footing, del running, con y sin mascarilla, a dos o a menos e incluso a más metros. Todo mezclado, sin ideologías. Aire, y a correr. Y a jugar al frontón. El triunfo del individuo suelto, sin decretos.

Bajando por las escaleras de Julio Camba y girando a la izquierda, hacia el patio de arrastre, la expectación en ese pasadizo de libertad era emocionante. Hablamos de las 8.50 de la mañana de este esperadísimo 2 de mayo tan importante por tantas cosas que han pasado y pasarán.

Tal fue el asombro por el gentío deportista, que hubo que refugiarse en los escondites de La Guindalera por Boston y las traseras de Bruselas. Con la vegetación esplendorosa, esos parquecillos te remontan a la Plaza Nueva camino de Gamazo en busca del aperitivo, que es donde deberíamos de haber estado días atrás.

La calle es nuestra este 2 de mayo, y habrá que esperar, como dijo Morante en el Abc. Hoy no hay toros, pero los habrá, no hay que ser tan pesimistas como el empresario de Las Ventas hoy en El Independiente. Claro que será de otra forma, los toros, los conciertos y las fiestas privadas de grandes compañías bajo la carpa de Las Ventas. Todo diferente.

Hoy toca respirar, trotar y a estirar.

A esta hora seguro que se habrá puesto el No hay billetes por las taquillas; me da que hoy sí que va a intervenir la fuerza pública, y que las desaconsejables aglomeraciones de Ifema de ayer van a reproducirse por las aceras.