Al Congreso ya no va nadie, Sánchez lo ha convertido en una especie de museo de máquinas de coser antiguas, de ésas con madera de fortepiano y rueda de barco fluvial. Sánchez se ha pasado meses sin ir a una sesión de control, como la marquesita que se pasa meses sin tocar ese fortepiano que no le gusta y que queda allí en el salón igual que la cajita del bordado. Pero ahora que vuelve a haber sesiones, Sánchez se va a Nueva York, a la ONU, a salvar el mundo haciendo discursos ante los traductores, porque en la ONU tampoco hay nadie ni atiende nadie, menos todavía a Sánchez. Ni Sánchez ni su Gobierno van al Congreso, que les parece como ir al ballet, una cosa burguesa y degenerada. Tampoco ha ido Casado, que prefiere irse a hacer magmatismo del voto a La Palma que dar serenatas a balcones vacíos y a viejas con rueca.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La Promesa: avance del episodio del lunes 28 de abril
- 2 Pardo de Vera escoge a la exabogada del Estado del 'procés' y su mano derecha en Adif para defenderse en el 'caso Koldo'
- 3 El Gobierno aprueba la nueva ayuda de 200 euros para la crianza
- 4 Eugenia vuelve a La Promesa: RTVE adelanta los acontecimientos
- 5 Angelo Becciu, el cardenal que el papa quería vetar del cónclave
- 6 El "malmenorismo" con el que Iglesias quiere aniquilar a Yolanda Díaz
- 7 Susanna Griso da un toque de atención a Antonio Pelayo
- 8 Salomé Pradas denuncia la "inexactitud" de la transcripción de su declaración ante la jueza de la DANA y pide que se anule
- 9 Sánchez es un Trump muerto de hambre