En respuesta al Excelentísimo Señor Embajador de la Federación Rusa en España, Sr. Yuri Korchagin,

Estimado Sr. Embajador, he leído su entrevista publicada el pasado domingo en El Independiente. Me permito escribir esta columna de opinión dirigida a usted, puesto que si bien reconozco la calidad de buena periodista a la entrevistadora Ana Alonso, lamentablemente creo que no puedo decir lo mismo sobre usted. Y ruego que no se lo tome como un insulto o como una ofensa personal, pero le diré porque pienso que usted ha dejado de ser un diplomático.

Un diplomático (y usted lo sabe mejor que yo) tiene dos cometidos, defender el interés del Estado que representa y fomentar las buenas relaciones con el Estado ante el cual está acreditado. Usted, a fecha de hoy, no cumple ni con lo primero, ni con lo segundo.

Su Estado está invadiendo a un vecino, que no ha supuesto riesgo alguno para su seguridad, en ningún momento

En lo que respecta al interés nacional de Rusia, en este momento, su Estado está invadiendo a un vecino, que no ha supuesto riesgo alguno para su seguridad, en ningún momento, por objetivos difusos, flotantes e ilusorios. Usted aseguró a los españoles/as y residentes en España que Rusia no tenía ninguna intención de invadir a Ucrania, no obstante pocos días después ocurrió exactamente eso.

Esta guerra (llamémosla por su nombre, ya que afortunadamente ninguno de los dos estamos en Rusia) supone un duro varapalo a los intereses nacionales de Rusia y usted lo sabe mejor que yo. Dependiendo de qué cifras tomemos, han muerto entre 12.000 y 30.000 jóvenes rusos. Hay entre 12.000 y 30.000 familias en Rusia que nunca más verán a sus seres amados.

Asimismo, esta guerra (y nadie más) ha arrastrado el buen nombre de Rusia por el fango, lo que podría haber sido un buen socio para la UE y un estado responsable por su poder de veto y su capacidad de proyección para usarla de forma responsable, se ha convertido en un grave transgresor al orden internacional que su Estado antecesor (la URSS) ayudó a construir en 1945.

De los probables crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas armadas (que ha glosado de forma ignominiosa durante su entrevista) ya he percibido que no tiene nada que decir fuera de la línea oficial. Tampoco tiene nada que decir sobre la represión (la verdadera) que sufre la libertad de expresión en su Estado ni sobre la destrucción de los últimos resquicios de democracia liberal en el mismo.

Lo lamento mucho, estimado, pero las medidas europeas para limitar la difusión de propaganda rusa (y recuerdo un lamentable artículo de opinión de 2017 publicado por el Russia Today con el título “¿Por qué la OTAN no bombardea Madrid durante 79 días?”) no son comparables al asesinato y la intimidación que los periodistas rusos sufren y ustedes, desde la embajada, ya cubren la ausencia de esos medios semi-oficiales.

Ha decidido seguir sirviendo a un Estado que ha cruzado la línea roja absoluta para cualquier Estado con derecho a veto en la ONU

En conclusión sobre el primer punto, estimado, usted ha decidido seguir sirviendo a un Estado que ha cruzado la línea roja absoluta para cualquier Estado con derecho a veto en la ONU, embarcarse en una guerra de agresión con motivos expansionistas y todos los rusos pagarán por ello durante generaciones con su buen nombre y con el de su país.

Dice usted que su cultura está siendo censurada, lo lamento mucho, Sr. Embajador, pero han sido ustedes los que han decidido utilizar su cultura como arma arrojadiza, yo nunca dejaré de leer a Tolstoi, pero ustedes han logrado que millones de personas lo hagan.

Sobre el segundo punto, acusa usted al gobierno español de haber destruido 500 años de amistad hispano-rusa. Más allá del apunte formal de que dicha amistad fue destruida durante la dictadura franquista (1939-75), no me parece correcta dicha acusación a un gobierno que lo único que ha hecho es donar una cantidad testimonial de armas en aplicación del principio de la legítima defensa colectiva de la Carta de la ONU.

Entiendo que su reproche a España iba encaminado a su falta de apoyo a la guerra iniciada por Rusia y a sus pretensiones de eliminar de facto la estatalidad independiente de Ucrania y anexionar, al menos el territorio de las provincias respectivas a sus autoproclamadas “Repúblicas” de Donetsk y Lugansk, sin perjuicio de los graves acontecimientos de Kherson y Mariupol.

Asimismo ¿Qué gobierno y qué pueblo pueden querer apoyar semejante proyecto iniciado y sostenido por la aplicación de la fuerza más brutal y directa? Además, habló usted casualmente de “volver a las fronteras de la OTAN” de 1997, insinuando que una garantía verbal tenía el mismo valor que un tratado.

Tiene la oportunidad de servir a Rusia y de prestar su voz para poner fin a este atropello

¿Quiere saber lo que pienso de dicho comentario? Pienso que es similar al reparto de esferas de influencia ruso-británicas en Irán (entonces Persia) y a centenares de actos similares de contenido y espíritu decimonónico. Lo lamento mucho, pero la soberanía rusa y su capacidad transformadora acaba en sus amplias fronteras y el gobierno español lo único que ha hecho es recordárselo.

Por último, quiero reiterarle que esto no es un ataque a su persona, sino a las instituciones que ha elegido representar, mucho después de haber mostrado lo peligrosas que son, para Rusia y para el mundo, usted tiene la oportunidad de servir a Rusia y de prestar su voz para poner fin a este atropello, además, está en su poder salvar 500 años de relaciones hispano-rusas.

Lo único que tiene que hacer es volver a actuar como un diplomático.

Confío en que lo hará.


Victor Vasilescu es licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, máster en Relaciones Internacionales-Estudios Africanos.