En junio del año pasado, el Consejo Europeo aprobó conceder a Ucrania y Moldavia el estatus de candidato a la Unión Europea. Pero eran tres los estados que lo solicitaron, también estaba Georgia. El motivo por el cual el estado caucásico no superó las prioridades pendientes fue por culpa del gobierno de Tiblisi, quien no abordó de manera profunda las reformas que le solicitaba la UE. A pesar de ello, meses más tarde, en su discurso de setiembre sobre el estado de la UE, que esta no estaría completa sin que Ucrania, Moldavia y Georgia estuvieran en la unión. Y en octubre, la presidenta de la Comisión Europea mostró su apoyo al primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili el apoyo para llevar a cabo las reformas.

Si miramos la opinión pública georgiana, recogida en la encuesta de setiembre del CISR realizada a 1500 personas, encontramos que el desarrollo económico, recuperar los territorios y el desempleo son las principales preocupaciones de los georgianos, y solo el 13% tiene como preferencia entrar en la Unión Europea. Pero existe, al mismo tiempo, consciencia que se ha retrocedido en Educación, Economía, entrar en la UE, en luchar contra la corrupción, e incluso en el respeto a los derechos humanos individuales. Si analizamos las personas más bien valoradas encontramos que solamente aprueban la encuesta el patriarca Ilia II y Kakha Kaladze, el alcalde de Tiblisi. Y las principales instituciones valoradas son las Fuerzas Armadas de Georgia, el Patriarcado de Georgia y la Policía. Del gobierno solo aprueba el ministro de justicia con el 54% de apoyo. 

Existe una crisis institucional severa en Georgia. Por un lado la gente desconfía del gobierno actual, por otro lado no se siente vinculada al sistema político

Existe pues una crisis institucional severa en Georgia. Por un lado la gente desconfía del gobierno actual, por otro lado no se siente vinculada al sistema político aunque defienda que la democracia es el mejor sistema para el país una amplia mayoría; y por otro, la Unión Europea, los Estados Unidos y Ucrania son considerados como los principales socios políticos de Georgia por un 51%, 47% y 24% respectivamente. Solo un 7% considera a Rusia como un socio importante, y Armenia un 6%. Y el 89% de los encuestados considera que Rusia es la principal amenaza política para el país, y el 80% la principal amenaza económica. Como consecuencia de la guerra de Ucrania, además, el sentimiento contrario a dialogar con Rusia ha crecido del 20% al 38%. Y el 50% considera negativa la actual relación del gobierno con Rusia. El 78% de los georgianos encuestados, además, no quiere que los rusos entren sin visa, abran un negocio o compren una propiedad. 

Vemos que la opinión sobre Rusia es clara, pero sobre la Unión Europea cómo es para que el gobierno georgiano no de pasos más firmes. Pues el 79% afirma que Georgia debe avanzar hacia posiciones occidentales y a favor de la Unión Europea, de los cuales el 43% considera que solo debe mantener relaciones diplomáticas con países occidentales y el 36% con países occidentales pero manteniendo las relaciones con rusia actuales. Esta cifra ha cambiado de un 52% a un 36%, y el solamente con la UE y Occidente del 32% al 43% si comparamos entre antes y después de la invasión de Ucrania. Y el apoyo a unirse a la UE ha pasado del 83% al 85%, y dentro de ello el pleno apoyo del 68% al 70%. Hay un 76% de los encuestados que considera que incluso si al unirse a la UE cortan relaciones con Rusia, seguiría con su apoyo a la adhesión. Y por unos motivos claros, mejoras económicas, de seguridad y prosperidad en el futuro. 

Pero entonces, podemos llegar a pensar con estos datos, que hay alguna cosa que no cuadra. Quizás es que hay unas condiciones insalvables para adherirse. Pues no. El 47% de la ciudadanía considera que el principal problema es interno, o la inestabilidad política o la oposición interna son las que ponen trabas a la adhesión. Solamente el 14% cree que las condiciones son injustificadas. El 61% de los georgianos considera que las doce recomendaciones de la Unión Europea para Georgia son aceptables, y el 36% que no. Y aquí se produce una cuestión muy interesante, si Georgia consigue el estatus de adhesión, el 51% cree que es responsabilidad del gobierno georgiano, pero si no lo consigue, el 64% cree que es culpa del mismo actor, el gobierno. 

Entonces queda un factor vinculado a Occidente que la guerra en Ucrania ha puesto en relevancia, la cuestión de la Defensa bajo la alianza atlántica. Podríamos pensar que Georgia, en el Cáucaso, siente indiferencia de formar parte o no de la OTAN, pues no. Un 78% apoya la adhesión de Georgia a la OTAN, y el 64% de manera firme. Y no es porque sí, ha habido un crecimiento de 4 puntos entre marzo y setiembre de 2022. 

Tenemos pues que la ciudadanía se muestra hostil a Rusia, a favor de la adhesión a la Unión Europea y a favor de la adhesión a la OTAN, las tres con gran apoyo. Pero hay una piedra que no deja avanzar, la oligarquía georgiana con vínculos con Rusia, y que controla el principal partido de gobierno, Sueño Georgiano (Georgian Dream). Tal como explicaba Régis Genté en una columna en diciembre en ECFR, Bidzina Ivanishvili, quien controla según el autor el partido gubernamental, podría ser quien está poniendo más impedimentos para que el gobierno georgiano avance hacia la integración europea. Quien prometió normalizar las relaciones entre Rusia y Georgia después de la invasión rusa de Abjasia y Osetia del Sur, y desmontó gran parte de las reformas occidentalistas del presidente Mikheil Saakachvili. 

Y con reformas occidentalistas no solamente debemos pensar en ampliar la transparencia institucional, los procesos electorales, reformas constitucionales garantistas o una mejora de la confianza en las instituciones, sino que además se desmontó la normalización del colectivo LGBT+, y se dio voz a sectores ultranacionalistas ortodoxos que casualmente queman banderas de la Unión Europea y organizan manifestaciones anti-Orgullo con sectores abiertamente vinculados a Rusia. Así pues, avanzar hacia la Unión Europea y separarse de Rusia también significa para muchos georgianos mayor seguridad personal y garantías de poder desarrollar su vida. Es por este motivo que existe una percepción de retroceso en derechos y libertades. 

En 2023 pues, en junio, cuando se revise si Georgia ha complido con los preceptos de la Unión Europea, y se admita o no al país como candidato, nos podemos encontrar que formalmente la unión llegue al Cáucaso. La ciudadanía georgiana muestra su apoyo a ello, el gobierno a regañadientes mantiene una falsa equidistancia entre Moscú y Bruselas, pero cada vez se vuelve inseparable para muchos georgianos el progreso nacional a la vinculación de Georgia a la unión y a la OTAN como tal, y alejarse de Rusia. Incluso votantes del partido gubernamental se muestran críticos con estos posicionamientos. Veremos hasta qué punto la oligarquía pro rusa seguirá con el poder, o si bien habrá un cambio para que no estalle un nuevo estallido. En primavera también se espera una gran ofensiva ucraniana, que algunos considerarán como trascendental. Tendremos que estar atentos a lo que suceda en Georgia.


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.