La reunión entre España y Marruecos celebrada esta semana se esperaba con impaciencia en el seno diplomático de ambos países. Evidentemente las razones de esta expectación son diferentes para ambos países porque cada estado tiene sus intereses: España espera estabilizar su relación con Marruecos y el país magrebí quiere fortalecer su posición de poder. En estos últimos años, la historia entre los vecinos que comparten "las columnas de Hércules" ha tenido sus altibajos.

Esta es la Reunión de Alto Nivel número 12 -en adelante RAN- de las treinta y una que deberían haberse celebrado entre España y Marruecos tras el Tratado de Buena Vecindad y Cooperación firmado entre ambos reinos en 1991. En este duodécimo encuentro se han tratado cuestiones de especial importancia como las migraciones, la seguridad, la energía y la relación con el Sáhara Occidental

España acudía a la cita desde una posición débil, y el desplante del rey Mohamed VI ha sido una clara muestra de ello. Marruecos debía tener cuidado con las formas en las que actuaba y se dirigía a España, puesto que sabe que esto puede repercutir a sus intereses más directos y sus relaciones
con Europa. En este RAN, que se centra en asuntos culturales y económicos, no se cerraron acuerdos en seguridad, migración, ni en comercio.

No se puede aceptar que se instrumentalice a las personas migrantes como moneda de cambio o el ahogamiento económico de Ceuta y Melilla"

Son muchas las razones por las cuales Marruecos debería encontrar, junto con España, una fórmula para superar los recurrentes eventos desafortunados, para con ello construir unos lazos bilaterales sobre unas bases más sólidas. El objetivo final es evitar en última instancia un aislamiento tanto español como europeo hacia Marruecos. El resultado de esta fórmula sería una mayor cooperación que se materializaría en los campos de la inmigración, la seguridad y la cooperación económica, y que durante mucho tiempo ha sido ejemplar y reconocida a nivel internacional. No se puede aceptar de ninguna manera que se instrumentalice a las personas migrantes como moneda de cambio o el ahogamiento económico de Ceuta y Melilla, entre otros.

En materia económica, las empresas españolas mantienen una actividad muy relevante en el país magrebí, siendo España uno de los inversores con más relevancia en Marruecos. Una de las iniciativas de mayor peso económico es la operación Marhaba (Paso del Estrecho). Marruecos se enfrenta a una desestabilización económica derivada de su acción política directa.

El papel de España como intermediario en las relaciones Europa-Marruecos, y ellos lo saben: han sido muchas las veces que España ha defendido los intereses marroquíes frente a sus socios comunitarios. Esta última ocasión, frente a la última resolución de urgencia aprobada por el Parlamento Europeo en la que se condenó la situación de los derechos humanos y la falta de libertad de prensa en el reino alauí. Los socialistas españoles fueron los únicos que no apoyaron la resolución, junto a los del Rassemblement national (antiguo Frente Nacional) de Marine Le Pen. Marruecos, conocedor de esta situación privilegiada, no tardó en hacer que sus diputados agradecieran la postura tomada por los socios de gobierno de coalición.  

España juega un papel fundamental a favor de Marruecos en la Unión Europea. Marruecos en particular se ha enfrentado a los efectos de un sistema global desequilibrado porque es un país de tránsito. El estado alauí sirve como trampolín para Europa, pero también es un destino para muchos inmigrantes subsaharianos que terminan residiendo allí. Con la ayuda de la UE en su conjunto, se podría aumentar la ayuda oficial al desarrollo para Marruecos. También se debe considerar el impacto de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea en países externos. La adopción de estas políticas contribuiría, sin duda, a aumentar la competitividad y la viabilidad de las empresas marroquíes y africanas en una variedad de sectores en los que tienen una ventaja competitiva.

Además, unas buenas relaciones Unión Europea-Marruecos implicaría más oportunidades de trabajo y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades de clase media y baja. Aunque estas decisiones no pondrían fin al atractivo de la UE para decenas de jóvenes marroquíes en busca de nuevas oportunidades, sí reduciría el número de posibles inmigrantes que buscan escapar de la pobreza extrema. A pesar de todo esto, Marruecos está siguiendo una línea de distanciamiento con España y una de mayor acercamiento con el mundo anglosajón, con un especial interés en Estados Unidos.

Marruecos no puede permitirse perder más socios de relevancia en el seno de la UE"

Otro ejemplo del peso que está ganando el anglosajón es la reforma educativa del gobierno marroquí el año pasado, cuando el ministro de Educación habló de una reorientación estratégica lingüística que daría paso a centrarse en la órbita anglófona y desvincularse de la francofonía. Esto supone una declaración de intenciones más en la que Marruecos se separa del -actual- gobierno francés (que ha destinado sus esfuerzos en recuperar su relación con Argelia). Marruecos no puede permitirse perder más socios de relevancia en el seno de la Unión Europea, puesto que también tiene fricciones latentes con Alemania.

Esta RAN no ha servido realmente para mostrar una verdadera y única posición de fuerza por parte de Marruecos, a pesar de acciones con especial relevancia protocolaria como la inexistente reunión entre Mohamed VI y Pedro Sánchez. En esta reunión la cooperación ha sido vector para ambos países, que se necesitan más que lo que sus acciones demuestran.


Amin Lejarza Essalhi y María Errahmouni Torres son analistas internacionales con especialización en la región MENA.