En 1992 el sistema político italiano voló por los aires. Los partidos que desde la proclamación de la República habían sumado y llegado a acuerdos dejaron de hacerlo, y se situó el parlamentarismo al borde del abismo. El descrédito y la insatisfacción como consecuencia del proceso de las Manos Limpias y Tangentopoli, que afectó a todos los partidos, acabaron provocando que el primer ministro Bettino Craxi huyera del país para no ser juzgado. Se intentó salvar la situación judicial contra los partidos con un decreto ministerial que permitía, con carácter retroactivo, el financiamiento irregular de los partidos. Pero el presidente lo vetó, y con ello cayó el gobierno. 

Y en medio de esta turbulencia apareció Silvio Berlusconi. Presidente y propietario del AC Milán, empresario de las comunicaciones, publicista a gran escala y creador de la televisión de masas con contenido banal y de distracción. En plena turbulencia política daba a los italianos lo que querían: espectáculos televisivos y buen fútbol. Incluso en 1984 consiguió que una ley llevara su nombre, el Decreto Berlusconi, por el que se liberalizaban las emisiones de televisión a escala nacional.

Diez años después, con la Ley Mattarella, Italia se dirigió a unas elecciones, donde el 75% de las Cámaras, Senado y Cámara de Diputados, se eligieron con sistema mayoritario a única vuelta. Quien gana, obtiene el escaño del distrito. Ganó el Polo de la Libertad en el norte, los socialistas y progresistas en el centro y el Polo del Buen Gobierno arrasa en Sicilia. Berlusconi se convirtió en primer ministro. 

En 1995 alcanzó el poder un gobierno interino de perfil técnico porque la alianza se rompe, y en 1996 de nuevo elecciones, donde gana la izquierda, El Olivo. Lo que se esperaba una legislatura tranquila se transformó en un desfile de primeros ministros. Nada menos que tres: Romano Prodi, Massimo D’Alema y Giuliano Amato. Y en 2001 Berlusconi arrasó electoralmente, en el norte, en el centro y el sur ganó la derecha, y en Toscana y Emilia – Romaña la izquierda.

Estabilidad. El gobierno Berlusconi aguantó una legislatura entera. En 2006 ganó la coalición de izquierdas, La Unión, y el gobierno de Prodi llegó hasta media legislatura. Eran las primeras con una nueva ley electoral, la Porcellum o Calderoli. Y en 2008 de nuevo elecciones, esta vez anticipadas por mandato constitucional al cambiar la ley electoral. Y en abril de 2008 gana el centro-derecha. La última legislatura de Berlusconi, el gobierno Berlusconi IV, que acabó con la pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados en 2011. 

Berlusconi consolidó un nuevo espacio político a la derecha, y supo recoger las cenizas de lo que quedó de la Democracia Cristiana, parte del Partido Socialista Italiano y de los liberales. Forza Italia fue un partido que buscaba unir todo el centro político hasta la derecha, que es como llaman a Italia las facciones conservadoras y vinculadas al Movimiento Social Italiano, y al mismo tiempo provocar una regeneración institucional. A nivel comunicativo cambió la manera de entender la política italiana, y la volvió a hacer de masas.

Las campañas políticas de muchos de los partidos de lo que llamamos la "segunda república italiana" se inspiran en campañas de Forza Italia y Berlusconi. El apodo de Il Cavaliere proviene de haber recibido la Orden al Mérito del Trabajo, que conlleva el titulo de Caballero, entre 1977 y 2014. Debido al caso Rubygate donde fue juzgado y condenado a siete años de cárcel por prostitución de menores, y que posteriormente fue absuelto por el Tribunal de Apelación de Milán, la Federación Nacional de Caballeros del Trabajo le amenazó con echarlo si no renunciaba. Por eso en 2014 dejó de ostentar dicho mérito y trato.

Para muchos es el gran padre del sistema de partidos actual, para otros la representación de todos los males de la política italiana"

A la sombra de las coaliciones de Berlusconi surgieron Giorgia Meloni, Antonio Tajani, Anna Maria Bernini, Daniela Santanchè y Elisabetta Casellati. La institucionalización de la Lega también es obra de Berlusconi, como la necesidad de que se integre en el gobierno y devenga un partido nacional. Como también es responsable de la institucionalización de Fratelli d’Italia, y anteriormente de Alleanza Nazionale, que surgió del Movimiento Social Italiano de Giorgio Almirante y Augusto De Marsanich

Cuando murió Mao Zedong, una de las más altas figuras del Partido Comunista Chino dijo que si Mao hubiera muerto en 1956, sus logros habrían sido inmortales. Si hubiera muerto en 1966, todavía habría sido un gran hombre pero con defectos. Pero murió en 1976. ¿Qué se puede decir? Y sobre Berlusconi podríamos decir lo mismo, si hubiera muerto en otro año, en otro momento, hace una década, o hace más, el recuerdo de nos quedaría de él sería el de un estadista y reformador político, un gran publicista y estabilizador del sistema político italiano. Pero ha muerto el 12 de junio de 2023. Para muchos es el gran padre del sistema de partidos actual, para otros la representación de todos los males de la política italiana. ¿Qué podemos decir de él entonces? Esto se lo dejo a ustedes. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Puede leer aquí sus artículos en www.elindependiente.com