Un tuit (o como quiera que se llame ahora) por las campeonas. Un tuit por Olga, que ha sido la mujer que ha bordado la estrella en la camiseta roja gracias a sus dos últimos goles en el Mundial. Un tuit por Jennifer Hermoso, que ha guiado a la Selección a pesar de su fallo en el penalti y que, lejos de amedrentarse tras errar el tiro, hizo unos 20 minutos finales para poner a todas las niñas que sueñan con ser ella. Un tuit por Ona; por Alexia, que no ha podido rendir como a ella le hubiera gustado. Malditas lesiones de rodilla. Un tuit por todas y cada una de las mujeres que nos han hecho soñar (e incluso trasnochar) durante este mes de campeonato.

Porque este domingo todos quisimos sumarnos a la ola de esta Selección. Y lo hicimos en la red social que ahora se llama X. Un tuit como el de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha pedido organizar el Mundial de 2031. Hasta hace pocas horas, la líder de Sumar poco se había acordado del fútbol femenino. Y mira que había tenido tiempo. Hay que hacer una proeza para pedir acoger un campeonato, que hasta hace poco sus compañeros de coalición tildaban de “disparate” organizar el Mundial de 2030 en España. Qué cosas.

O como el de Echenique, que decidió abandonar la política tras el batacazo de Podemos. “Toque, muchos gestos de calidad, seguridad, verticalidad, definición, aguante físico, ritmo, emoción. Como ya sabíamos, nada que envidiar al fútbol masculino”. Al que fuera portavoz de la formación en el Congreso le pareció buena idea mezclar churras con merinas y afear al fútbol masculino. Me encantaría preguntarle qué le pareció el partido contra Países Bajos de cuartos de final, choque que disputó a las cuatro de la mañana y del que no dijo nada al respecto, ni sobre la posesión y la táctica utilizada por Jorge Vilda.

Me gustó mucho el tuit de Aina Vidal, portavoz de Sumar. “Esto no es fútbol femenino. Esto es fútbol! Y somos campeonas del mundo”. “Estuvieron al frente de la pandemia y son relegados por once hombres que dan golpecitos a la pelota. Se pasa por delante de estos profesionales y es una mala noticia que va en contra del sentido común de este país", dijo para defender la labor de los trabajadores de sectores esenciales en la pandemia. Ojalá pudiera preguntarle si ahora sigue pensando lo mismo de la Selección que nos ha regalado una estrella en el pecho.

Durante este domingo, los pesos pesados del PSOE, de Podemos, de Sumar o Izquierda Unida han implorado que debe haber igualdad entre el fútbol femenino o el masculino. Ojalá hubieran podido gobernar durante cuatro años para que hubieran profesionalizado el fútbol femenino y, al menos, pusieran un todopoderoso sueldo de 16.000 euros anuales que mendigan las jugadoras.

La verdad es que estaba muy enfadado porque aún no había encontrado el tuit perfecto para demostrar que apoyaba a la Selección.

Hay más. No vayan a pensar que esto es cosa solo de partidos de la izquierda. “¡Enhorabuena, campeonas”. No se estiró mucho Santiago Abascal. El líder de Vox cubrió su cuota de felicitación con dos palabras. Supongo que tampoco estaría muy contento por felicitar a unas mujeres cuando su partido político repudia las políticas de igualdad y quiere derogar los derechos de muchas de nuestras campeonas solo por amar a una mujer del mismo sexo.

Los clubes de fútbol tampoco perdieron su oportunidad de sumarse a las felicitaciones. “Un sueño hecho realidad. “Sois historia de nuestro país. ¡Campeonas del mundo! ¡Enhorabuena, Selección”. Este es el tuit del Atlético de Madrid. Una muestra de cariño del club del que soy socio desde hace más de dos décadas y que tiene una sección femenina a la que maltrata constantemente.

El día 2 de septiembre los aficionados que acudamos al Metropolitano ovacionaremos a Irene Guerrero y Ana Navarro por conquistar el Mundial, pero unos días después todo volverá a la infame realidad en la que está sumergido el fútbol femenino. Cualquiera de los 58.000 socios que deseen ver al Atlético femenino deberá hacer encajes de bolillos, coger el coche e ir hasta Alcalá de Henares y, con mucha suerte, sentarse en su butaca un domingo a las 11 de la mañana. El mastodóntico estadio de San Blas es solo para los chicos. Si hay suerte y derbi, lo mismo trasladan el partido hasta el Metropolitano.

Los mandamases del fútbol español han querido salir en la foto, obviamente. Uno más que otro. Mientras Rubiales quiso ser el centro de atención en la celebración sobre el césped de Australia (con un infame beso a Hermoso mediante), Javier Tebas hacía transmitir su felicidad a través de la red social. Bien estaría que se dejaran de egos y se sentaran en la mesa para dignificar a nuestras campeonas y llegaran a un acuerdo para la viabilidad del fútbol femenino.

Este domingo, me senté y me levanté varias veces de la silla. Es mi repertorio de movimientos cuando estoy nervioso viendo el fútbol. No suelo hablar, suelo hablar para mí y doy gritos a la televisión mientras me paseo una decena de veces pasillo arriba y pasillo abajo.

Me dijeron por la tarde que disfrutara de haber ganado, que no lo había hecho. Yo dije que sí, que me alegraba enormemente de que España sea junto a Alemania el único país en tener una estrella en el pecho de la camiseta masculina y femenina. Pero la realidad es que estaba muy enfadado porque aún no había encontrado el tuit perfecto para demostrar que apoyaba muchísimo a nuestra Selección.