Moncloa nunca explicó la salida de José Luis Ábalos del Gobierno en julio de 2021. En aquella crisis también fue defenestrado el todopoderoso Iván Redondo, director del Gabinete de Pedro Sánchez. Pero, en ese caso, la filtración extraoficial de la causa de su caída fue que había pedido al presidente ser ministro de la Presidencia, cargo que le fue asignado a Félix Bolaños.

¿Por qué ha caído Ábalos? Esa era la pregunta que hacíamos los periodistas y que nadie sabía o se atrevía a contestar. El ministro de Fomento era uno de los hombres fuertes del Gobierno. No olvidemos que acompañó a Sánchez en la travesía del desierto que va desde su salida forzada de la secretaría general del PSOE, tras un Comité Federal que pasará la historia por la imagen de división y chapuza que dio del partido, a las primarias que, contra dodo pronóstico, le ganó a la ex presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Era, como suele decirse, uno de los nuestros.

Al margen de su posición al frente de Fomento, el ministerio inversor por excelencia, Ábalos era secretario de Organización del PSOE, lo que le daba un extra de poder que nadie -a excepción del propio Sánchez- tenía en el gobierno.

Es difícil de creer que un hombre tan cercano al ministro se hiciera rico en tan poco tiempo sin que Ábalos supiera nada. La cuestión es si Sánchez también lo sabía

No aparecía en las quinielas de una crisis que llevaba días ocupando las páginas de los periódicos y las especulaciones de las tertulias. Ni siquiera él mismo sospechaba nada. De hecho, se enteró unas horas antes de que se hiciera público su cese por una llamada de teléfono del presidente.

Los rumores apuntaron a la vida un tanto alegre del ministro. Pero nada sólido como para justificar una decisión tan sorprendente.

Un suceso marcó a Ábalos durante su mandato en Fomento. En enero de 2020, el ministro de Fomento acudió al aeropuerto de Barajas para entrevistarse durante una hora con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que venía acompañada por el ministro de Turismo, Félix Palencia, con el que Ábalos tenía cierta amistad. Rodríguez tenía prohibida su entrada en territorio europeo como parte de las sanciones de la UE al régimen de Nicolás Maduro. Ábalos acudió en su coche particular, no el oficial, y acompañado por su chófer, Koldo García.

El encuentro estuvo rodeado de secreto. De hecho, el gobierno no informó del mismo, y fue gracias a una información periodística como nos enteramos de la extraña entrevista en Barajas.

Koldo acompañaba siempre a Ábalos. Era como su sombra. Era fácil distinguirle ya que le sacaba la cabeza al ministro, que no es precisamente pequeño. Lo que se comentaba entonces era que entre los dos había una gran relación de confianza. Tanta, que le hizo su asesor en el ministerio, y a su esposa, ayudante de su secretaria. Más adelante le nombró consejero de una filial de Renfe.

Ahora sabemos, gracias a la UCO y a la Fiscalía Anticorrupción, que Koldo tenía una empresa en Zaragoza que ingresó más de 50 millones en 2020, se sospecha que por cobrar comisiones en la compra de mascarillas y otro material sanitario. Las pesquisas están en su comienzo, así que es probable que nos enteremos de más cosas en los próximos días.

Aunque Ábalos se ha confesado "estupefacto" tras conocer la noticia, es difícil de creer que una persona tan cercana a él se hiciera rico en tan poco tiempo cobrando comisiones de unas compras que dependían del Ministerio de Fomento sin que él supiera nada. De hecho, la UCO estuvo el pasado martes en la sede del departamento durante seis horas recabando información.

Lógicamente, Ábalos será llamado a declarar.

La otra cuestión es si Sánchez sabía algo de este embrollo. Es decir, si le apartó de Fomento y de la dirección del partido para evitar que el escándalo le afectara a él.

Y, por último, si Sánchez lo sabía, ¿por qué no puso esa información en manos de la Justicia?