Este domingo se cumplen seis meses desde que Hamás lanzó sus aborrecibles ataques terroristas contra Israel. El 7 de octubre es un día de dolor para Israel y para el mundo.

Las Naciones Unidas, y yo personalmente, lloramos con los israelíes a las 1.200 personas, entre ellas muchas mujeres y niños, que fueron asesinadas a sangre fría.

Nada puede justificar el horror desatado por Hamás el 7 de octubre.

Una vez más, condeno rotundamente el uso de la violencia sexual, la tortura, las lesiones y el secuestro de civiles, el lanzamiento de cohetes contra objetivos civiles y el uso de escudos humanos.

Y pido la liberación incondicional de todos los rehenes que siguen en manos de Hamás y otros grupos armados. Hasta entonces, deben recibir un trato humano con visitas y asistencia del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Llevo conmigo cada día su angustia, su incertidumbre y su profundo dolor

Me he reunido con muchos de los familiares de los rehenes e incluso con antiguos rehenes.

Llevo conmigo cada día su angustia, su incertidumbre y su profundo dolor.

En los últimos seis meses, la campaña militar israelí ha causado una muerte y una destrucción implacables entre los palestinos de Gaza, con más de 32.000 muertos y más de 75.000 heridos, la gran mayoría mujeres y niños.

Hay vidas destrozadas. El respeto por el derecho internacional humanitario está hecho trizas.

Durante mi visita al paso fronterizo de Rafah hace 10 días, me reuní con veteranos humanitarios que me dijeron categóricamente que la crisis y el sufrimiento en Gaza no se parecen a nada que hayan visto jamás.

Cuando se cierran las puertas a la ayuda, se abren las puertas a la inanición

Mientras tanto -como pude comprobar de camino al paso fronterizo de Rafah-, las largas filas de camiones cargados de ayuda humanitaria seguían enfrentándose a un obstáculo tras otro.

Cuando se cierran las puertas a la ayuda, se abren las puertas a la inanición.

Más de la mitad de la población -más de un millón de personas- se enfrenta a un hambre catastrófica.

Los niños de Gaza mueren hoy por falta de alimentos y agua. Esto es incomprensible y totalmente evitable.

Los niños de Gaza mueren hoy por falta de alimentos y agua. Esto es incomprensible y totalmente evitable.

Nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino.

También me preocupan profundamente los informes de que la campaña de bombardeos del ejército israelí incluye la Inteligencia Artificial como herramienta en la identificación de objetivos, especialmente en zonas residenciales densamente pobladas, lo que provoca un alto nivel de víctimas civiles.

Ninguna parte de las decisiones de vida o muerte que afectan a familias enteras debería delegarse al frío cálculo de los algoritmos.

Llevo muchos años advirtiendo de los peligros de militarizar la Inteligencia Artificial y reducir el papel esencial de la agencia humana.

La IA debe utilizarse como una fuerza para el bien en beneficio del mundo; no para contribuir a librar guerras a nivel industrial, difuminando la responsabilidad

La IA debe utilizarse como una fuerza para el bien en beneficio del mundo; no para contribuir a librar guerras a nivel industrial, difuminando la responsabilidad.

Por su velocidad, escala y ferocidad inhumana, la guerra de Gaza es el más mortífero de los conflictos: para los civiles, para los trabajadores humanitarios, para los periodistas, para los trabajadores sanitarios y para nuestros propios colegas.

Alrededor de 196 trabajadores de ayuda humanitaria -incluidos más de 175 miembros de nuestro propio personal de la ONU- han muerto.

Por su velocidad, escala y ferocidad inhumana, la guerra de Gaza es el más mortífero de los conflictos

La gran mayoría estaban al servicio del OOPS, la columna vertebral de todos los esfuerzos de socorro en Gaza.
Otros son colegas de la Organización Mundial de la Salud y del Programa Mundial de Alimentos, así como trabajadores humanitarios de Médicos sin Fronteras, la Media Luna Roja y, hace sólo unos días, la World Central Kitchen.

El trauma se ha visto agravado por una guerra de información, que oculta los hechos y reparte las culpas.

Negar la entrada a Gaza a los periodistas internacionales está permitiendo que florezcan la desinformación y los relatos falsos.

Honramos a todos los trabajadores humanitarios que han muerto en este conflicto, y nos comprometemos a recordar su compromiso y sacrificio.

Tras el atroz asesinato esta semana de siete trabajadores humanitarios de World Central Kitchen, el gobierno israelí ha reconocido errores.

Pero el problema esencial no es quién cometió los errores, sino los procedimientos militares vigentes que permiten que esos errores se multipliquen una y otra vez.

Pero el problema esencial no es quién cometió los errores, sino los procedimientos militares vigentes que permiten que esos errores se multipliquen una y otra vez

Para solucionar estos fallos se requieren investigaciones independientes y cambios significativos sobre el terreno.

Tras esta tragedia, las Naciones Unidas fueron informadas por el gobierno israelí de su intención de permitir un aumento significativo de la ayuda humanitaria distribuida en Gaza.

Espero sinceramente que estas intenciones se materialicen efectiva y rápidamente porque la situación en Gaza es absolutamente desesperada.

Las dramáticas condiciones humanitarias exigen un salto cualitativo en el suministro de ayuda vital, un verdadero cambio de paradigma.

Reitero mis llamamientos urgentes para un alto el fuego humanitario inmediato, la liberación incondicional de todos los rehenes, la protección de los civiles y la entrega sin trabas de la ayuda humanitaria.

La semana pasada, el Consejo de Seguridad pidió precisamente eso. Y en diciembre, el Consejo exigió que se acelerara la entrega de ayuda vital en el marco de un mecanismo de la ONU.

Todas estas exigencias deben cumplirse. No hacerlo sería imperdonable.

Seis meses después, estamos al borde de una hambruna masiva, de una conflagración regional y de una pérdida total de fe en las normas y reglas mundiales.

Es hora de dar un paso atrás, de silenciar las armas, de aliviar el horrible sufrimiento y de detener una hambruna potencial antes de que sea demasiado tarde.

Muchas gracias.


António Guterres es secretario general de la ONU. El texto es su discurso pronunciado este viernes 5 de abril con motivo de los seis meses de los ataques de Hamás en Israel que iniciaron la actual.