La relación de Prisa con su filial Santillana ha sido llamativamente turbulenta desde hace años. El grupo entonces presidido por José Luis Cebrián, que había vendido ya un 25% de la compañía en 2010, fío su suerte hace apenas dos años a la venta del 75% restante de la célebre enseña editorial y el fracaso de la operación estuvo cerca de hacer caer el emporio.

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