Pedro Sánchez se sacude cualquier complejo y planta cara a Susana Díaz en su propia casa, el PSOE de Sevilla. El candidato a las primarias ha fichado como coordinador de estrategia y comunicación a un referente del sector crítico andaluz que, a pesar de su juventud, ha participado en todas las guerras del partido, casi siempre enfrentado a la ahora presidenta andaluza.

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se suma al equipo de Sánchez para relanzar su candidatura con varios avances: una sede en Madrid, que este viernes se presenta en la calle Mariscal de Riscal; una campaña de crowdfunding y el primer análisis de las más de 90.000 propuestas recibidas en la página web del candidato. Se ocupará de la portavocía y estará en el puente de mando junto a los dos coordinadores del equipo, los diputados Adriana Lastra (Asturias) y José Luis Ábalos (Valencia).

El militante sevillano aporta su conocimiento y predicamento en el PSOE-A, que se sentía huérfano en la candidatura de Sánchez. Los principales apoyos del ex secretario general en la comunidad, el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, y el gaditano Rafael Román, pertenecen a otra generación, por lo que Sánchez necesitaba un perfil potente y más joven para el trabajo de campo. Esa batalla comenzará la próxima semana, cuando Gómez de Celis se reúna con 30 representantes del PSOE de Sevilla. Será su primer movimiento oficial en la comunidad antes de poner rumbo a Cádiz el día 12 con el candidato.

Gómez de Celis se reúne con 30 representantes de las agrupaciones sevillanas

El PSOE de Sevilla es el más numeroso de España y el que mejores resultados electorales obtiene. La provincia es de las pocas que se mantiene roja en el mapa español comicios tras comicios. Con unos 10.000 militantes, el PSOE sevillano supone más del 20% del PSOE andaluz, que a su vez representa el 24% del partido a nivel nacional. Cuenta con once agrupaciones en la capital y 110 en la provincia.

En afiliados, y según el censo usado en las primarias de 2014, el PSOE de Sevilla supera a Aragón (8.815), Asturias (8.483), Baleares (2.542), Canarias (6.046), Cantabria (3.120), Castilla y León (9.912), Extremadura (9.458), Murcia (5.800), Navarra (1.634), País Vasco (5.250), La Rioja (1.246), Ceuta (171) y Melilla (273). Prácticamente iguala a Castilla-La Mancha (11.644) y Galicia (11.092), y puede mirar de tú a tú a las Juventudes Socialistas (12.244) y a los 9.000 militantes catalanes que participaron en las últimas primarias del PSC. Sólo le superan en número la federación valenciana (17.230) y la madrileña (15.830). A todos los aventaja el PSOE-A, con sus 45.655 afiliados.

Históricos adversarios

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis fue quien afilió a Susana Díaz al partido, sumándola a un grupo de jóvenes sevillanos críticos con la entonces dirección provincial. Díaz dio el salto hacia el oficialismo a cambio de convertirse en concejala en 1999, dando la espalda a ese grupo de compañeros. Desde entonces, en los últimos 20 años, nunca han estado en el mismo bando.

Durante el 'castigo' de Susana Díaz como diputada en el Congreso (2004-2008), Gómez de Celis ejerció de vicealcalde de Sevilla. Pero no pudo convertirse en candidato en 2011, por la férrea oposición de la entonces flamante secretaria de Organización regional. Se enfrentaron en el congreso provincial, en el regional y en el federal de 2012. Díaz era la número 2 de Carmen Chacón y Gómez de Celis fue interventor de Rubalcaba en las votaciones.

En 2013, participó junto a diputados del 'no' como María Luz Seijo y Sofía Herranz en el equipo originario de la candidatura de Pedro Sánchez, de la que se apartó para que pudiera lograr el favor de Susana Díaz. Tras conseguirlo, fue vetado por la secretaria general andaluza en la Ejecutiva Federal y en todas las listas electorales. Para orillarlo, Díaz lo nombró director gerente de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, cargo que aún ostenta. Siguió así la estrategia de Manuel Chaves, que nombró a todos los 'guerristas' presidentes de las autoridades portuarias andaluzas, un cargo de gestión con escasa capacidad de maniobra política.