La repentina pérdida del ex fiscal general del Estado José Manuel Maza dejó al Gobierno en un escenario que no contemplaba: cuando la acción de la Justicia tenía que dar una respuesta contundente al desafío separatista catalán un organismo tan importante como el Ministerio Público se quedaba descabezado. Y, además, lo hacía de un día para otro puesto que el fallecimiento de Maza vino provocado por una enfermedad fulminante e inesperada.

En esa tesitura, el Ejecutivo que encabeza Mariano Rajoy tuvo claro que la elección del próximo fiscal general del Estado debía hacerse “cuanto antes” siendo el primer nombre que se barajó el del actual presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro.

Según ha podido saber El Independiente, desde el Gobierno se llamó a Navarro para preguntarle si estaría dispuesto a sustituir a Maza al frente de la institución. La respuesta del magistrado fue afirmativa. De hecho, el nombre de Navarro ya había sonado un año antes cuando el Ejecutivo acabó designando al malogrado José Manuel Maza para el cargo.

El Gobierno llamó a Navarro para preguntarle si estaría dispuesto a sustituir a Maza al frente de la institución. La respuesta del magistrado fue afirmativa

Las distintas fuentes consultadas por este periódico aseguran que en esta ocasión el Gobierno veía con “muy buenos ojos” que José Ramón Navarro ocupara esa plaza en un momento tan sensible para la democracia española. “Estaba prácticamente hecho”, asegura un miembro del Ejecutivo. A su favor contaba con que es un magistrado conservador que lleva al frente de la Audiencia Nacional desde enero de 2014 y que, en gran medida, ha sabido sosegar los ánimos en el tribunal más mediático de España. También el hecho de que es un hombre con amplio sentido de Estado.

Sin embargo, en el último momento el presidente de la Audiencia Nacional no contó con el visto bueno de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien frenó este nombramiento.

Un comentario desafortunado

Todo ocurrió durante la mañana del pasado 22 de noviembre cuando Sáenz de Santamaría presentó una conferencia que el presidente canario, Fernando Clavijo, dio en el Fórum Nueva Economía de Madrid. Entonces, este agradeció a la vicepresidenta que el Ejecutivo hubiera pensado en un paisano -Navarro es natural de Santa Cruz de Tenerife- para un cargo clave en los tiempos que corren como es el de fiscal general del Estado. La número dos del Ejecutivo, muy sorprendida por dicho comentario, pensó inmediatamente que había sido Navarro quien, en una imprudencia, había comunicado a Clavijo que iba a ser elegido próximo fiscal general.

Tras escuchar el comentario de Clavijo la vicepresidenta pensó que  Navarro “no tenía el perfil” que necesitaba el Gobierno para ser el nuevo fiscal general

En conversación con este periódico, el presidente de la Audiencia Nacional niega de forma rotunda que él comentara al presidente de Coalición Canaria nada sobre este asunto. Bien es cierto que un día antes de ese encuentro entre Sáenz de Santamaría y Clavijo varios medios de comunicación publicaron que Navarro se postulaba como favorito para sustituir a Maza.

No obstante, tras escuchar el comentario de Clavijo la vicepresidenta -encargada de capitanear la denominada 'operación Cataluña'- pensó que José Ramón Navarro “no tenía el perfil” que necesitaba ahora el Gobierno para ser la cabeza visible de la Fiscalía General del Estado y así se lo transmitió al propio Mariano Rajoy.

El resto de la historia ya es conocida. Entonces, el Ejecutivo puso el foco en la Sala Segunda del Tribunal Supremo. De los dos magistrados mejor postulados para ese cargo, Julián Sánchez Melgar y Miguel Colmenero,  el primero resultó el elegido. A su favor jugó el haber sido uno de los magistrados asignados para conocer de las actividades del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el Alto Tribunal.