Martin Schulz, líder de los socialdemócratas alemanes, ha ganado la batalla pero no la guerra. En sus filas hoy también está la canciller, Angela Merkel, que de momento respira aliviada. También Europa. De los 642 delegados congregados el domingo en Bonn, 362, un ajustado 56%, han dado su apoyo a Schulz para que inicie las negociaciones formales con la CDU de Merkel y sus aliados de socialcristianos (CSU) encaminadas a renovar la gran coalición en el gobierno de Alemania. En contra han votado 279, las Juventudes en bloque, y uno ha optado por la abstención.

“No se puede gobernar a cualquier precio. Tampoco no gobernar a cualquier precio”, dijo Schulz en su alocución final antes de la votación. Después reconoció sentirse "aliviado". Hubo emoción pues en el primer recuento a mano alzada y a ojo no parecía nada claro el resultado. Tuvo que confirmarse cada voto uno por uno.

Schulz, Merkel y el líder socialcristiano Horst Seehofer llegaron a un principio de acuerdo el pasado 12 de enero tras unas conversaciones exploratorias que duraron cinco días y terminaron con una jornada maratoniana de 24 horas. Plasmaron en un documento de 28 páginas su pacto, que ha recibido este domingo 21 de enero el apoyo de la mayoría de los 642 delegados del SPD.

Sin embargo, aún quedan escollos en el camino hacia la gran coalición, a la que se opone radicalmente el líder de las Juventudes Socialdemócrastas, Kevin Kühnert. Una vez que concluyan las negociaciones formales, un proceso que puede durar al menos tres semanas, serán los más de 400.000 militantes socialdemócratas los que se pronuncien sobre el acuerdo final. Kühnert va a seguir este tiempo haciendo campaña en contra de la GroKo (abreviatura de gran coalición en alemán).

Si Martin Schulz vence el pulso final con Kevin Kühnert y se gana la confianza de la mayoría de los militantes, Alemania puede tener gobierno hacia Semana Santa. En un discurso de 57 minutos, Schulz, defendió ante los 642 delegados del SPD emprender las negociaciones formales encaminadas a la renovación de la gran coalición con CDU y CSU. En nombre de Alemania y de Europa pidió la confianza de sus correligionarios en Bonn, tras recorrer el país durante esta semana para conseguirlo.

“No era nuestro objetivo estar en el gobierno. ¿Por qué hemos cambiado? No ha sido fácil. El presidente (Franz-Walter Steinmeier, antes ministro socialdemócrata de Exteriores) nos ha pedido ayudar en esta difícil situación. Como socialdemócrata, mi convicción es que en esta situación especial hemos de hacer lo posible para mejorar la vida de los alemanes y de los europeos”, dijo Schulz, de 62 años, que no despertó el entusiasmo de la audiencia.

Defendió lo conseguido en las conversaciones exploratorias, y aseguró que incluso se puede ir más allá sobre atención sanitaria, por ejemplo, en las negociaciones. Habló en nombre del futuro de Alemania, y de Europa. “Ayer me llamó Macron (presidente de Francia)”, confesó, para mostrar cómo Europa mira a Bonn este domingo con aliento contenido. “Macron antepone Europa y nos está esperando. Europa necesita a los socialdemócratas”, agregó.

“Europa está pendiente de cómo se posiciona Alemania. La política alemana influye en Europa. Estoy orgulloso de lo acordado con CDU y CSU. Es un nuevo curso para Europa. Es un manifiesto de una Alemania europea. Es el sí a Europa y a la solidaridad europea, un sí a la inversión, a un pacto social para Europa y un sí a la equiparación salarial…. Lo podemos conseguir… No dentro de varios años. Europa espera a Alemania. Sin el SPD no sería posible”, señaló Schulz, ex presidente del Parlamento Europeo.

Aseguró que no recomendará finalmente una gran coalición, si las negociaciones formales no acaban satisfactoriamente. Para convencer a los delegados indecisos, un tercio apenas horas antes de la votación, la estrategia ha sido dar a entender que el documento acordado con CDU y CSU es un punto de partida. Sin embargo, el partido de Merkel y sus aliados socialcristianos rechazan ir más allá en inmigración o gasto sanitario, como pretende el SPD.

Dicen que otra gran coalición fortalecerá a la derecha. Pero, ¡unas nuevas elecciones también pueden fortalecer a la derecha", dice Martin Schulz

Aclaró a los delegados que debían tener en cuenta que si no hay gran coalición, habrá elecciones de nuevo, dado que la canciller Angela Merkel y sus socios de la CSU se oponen a un gobierno de minoría. “Algunos dicen que otra gran coalición fortalecerá a la derecha. Pero, ¡unas nuevas elecciones pueden también fortalecer a la derecha!”, clamó. "Nuevas elecciones no son el camino correcto", insistió ante los 600 delegados y 45 miembros de la ejecutiva del SPD.

Los últimos sondeos anticipan un desastre electoral aún mayor que en septiembre para los socialdemócratas, que podrían bajar hasta un 18% de apoyos. La CDU y la CSU serían el partido más votado con un 34%, y la ultraderecha de Alternativa por Alemania se mantendría en un 12%.

También recordó cómo una coalición Jamaica (Unión, liberales y Verdes), que fue la primera opción de Merkel pero fracasó en noviembre, “habría llevado Alemania al conservadurismo y el neoliberalismo”, dijo. “En eso tenía razón Christian Lindner (líder de los liberales), habría gobernado mal Alemania”.

Reconoció los errores en el último mandato como socios de la gran coalición y prometió que “el SPD debe ser y será visible, audible y reconocible en el gobierno”, de seguir adelante y prosperar las negociaciones formales. Sin embargo, no habló de cuál sería su papel en el nuevo gobierno.

Clave será el puesto de ministro de Finanzas, que ha ocupado hasta ahora Wolfgang Schäuble, ahora presidente del Parlamento. Olaf Scholz, alcalde de Hamburgo, figura entre los favoritos, mientras que a Schulz parecería interesarle Exteriores. Con el permiso del actual jefe de la diplomacia, Sigmar Gabriel. De los ministerios no se habla en teoría hasta el final de las negociaciones.

La jefa del grupo parlamentario, Andrea Nahles, defendió con gran pasión seguir adelante. "No tengo miedo a que haya nuevas elecciones. Me da miedo lo que nos va a preguntar el electorado si hay nuevas elecciones", sentenció. Prometió lograr más ventajas sociales para los ciudadanos en las negociaciones formales.

Muchos son los que apuntan que Nahles será la próxima candidata a canciller del SPD y el seguro recambio de un agotado Schulz. Nahles recibió elogios de Schulz en su discurso, al igual que la jefa del gobierno de Renania-Palatinado, Malu Dreyer, que abrió el congreso. Ahora Dreyer apoya el pacto con Merkel pero era antes crítica.

El líder de las Jusos, Kevin Kühnert, encabeza la corriente crítica a la gran coalición.

Kevin Kühnert, líder de las Juventudes del SPD, en el congreso de Bonn. EFE

Ha nacido una joven estrella en el SPD

Mucho más entusiasmo que Schulz despertó el gran opositor a la gran coalición, el líder de las Juventudes Socialdemócratas (Jusos), Kevin Kühnert. Nacido en Berlín el año que cayó el Muro, 1989, Kühnert empezó y terminó diciendo: “Hoy no es el fin de la Historia ni el fin del SPD”. En apenas 20 minutos conquistó a la audiencia con un discurso vibrante y enérgico.

Kühnert, a quien el Bild llama “Milchgesicht”, cara de niño) demostró que encarna el cambio generacional en el partido más antiguo de Alemania. “Sufrimos una gran crisis de confianza. Y tenemos un problema de representación”, reconoció, tras agradecer los esfuerzos al equipo que ha participado en las conversaciones exploratorias.

El SPD apenas logró el 20,5% de los votos en las elecciones del pasado 24 de septiembre, el peor resultado desde la posguerra. Son muchos, y Schulz también lo hacía antes de atender al llamamiento del presidente federal, los que atribuyen esa derrota al papel de comparsa que habría desempeñado el SPD en la última gran coalición. De los últimos 12 años de la era Merkel, durante ocho años ha gobernado con el SPD.

“La gran coalición nos hace pequeños. Minimiza nuestros resultados. Hacemos de portavoz del gobierno”, dijo Kühnert. El estudiante de Ciencias Políticas fue mucho más aplaudido que ningún otro participante en el congreso extraordinario. "Tras ocho años de gran coalición en 12 años de Merkel se han agotado los puntos en común esenciales", puntualizó el flamante líder de las Jusos.

Según Kühnert, hay esperanza para el partido, y lo justificó por el gran interés que ha despertado el debate entre miles de personas en los últimos días. “Pase lo que pase hoy, uníos a nosotros”, clamó. “No veamos sólo los riesgos. Hemos de ver también las oportunidades”, señaló.

“Podemos elegir. Es legítimo. La gran coalición no es la mejor elección”, añadió esta nueva estrella de la política alemana. Concluyó tajante: “Hoy no es el fin de la Historia. Puede ser el principio”. Kühnert no venció esta vez, pero su lucha continúa. Ahora se lanzará a conquistar el corazón rojo de los más de 400.000 militantes. De ellos dependerá al final la supervivencia de la gran coalición.