Pedro Sánchez y Susana Díaz compatirán plano este martes por primera vez en seis meses en un desayuno informativo en Sevilla. En su último encuentro en julio, tras las primarias de mayo, las espadas seguían en alto. “Sólo te pido que no me hagas elegir entre el PSOE y Andalucía, entre las dos lealtades, porque soy la presidenta de todos los andaluces”, le espetó en la clausura del congreso del PSOE-A.
“La derecha quiere un PSOE dividido porque unido es imparable; así que, compañeros, hagamos un PSOE unido para ganar las elecciones. Susana, tienes mi apoyo y el del conjunto del socialismo español para ganar las elecciones en Andalucía y en todos los municipios. Ahora se celebra el 25 aniversario de la Expo 92 y del funcionamiento del AVE. Cuando hay un socialista en la Moncloa y otro en San Telmo sumamos. Sumemos, seamos imparables en ese reto electoral común”, respondió Sánchez desde el estrado.
Era la segunda vez que el líder socialista hacía esa oferta a la presidenta andaluza para acabar con la guerra interna que ella había abierto. En la campaña electoral de las autonómicas de 2015, Sánchez le propuso esa colaboración. "Tú a San Telmo y yo a la Moncloa", invitó sin ningún exito.
Este martes se repite la situación. Por tercera vez, el secretario general del PSOE llega a Sevilla con la mano tendida. Por tercera vez intentará que la baronesa andaluza deje de lado sus rencillas internas y sus rencores para colaborar en el levantamiento del partido. Y por tercera vez encontrará reproches a su gestión en la comunidad autónoma gobernada por su partido desde hace 38 años.
Ferraz tiende puentes pero Díaz se siente "muy distanciada"
Tras los puentes tendidos por Ferraz en los últimos meses, Susana Díaz ha admitido ese acercamiento. Pero sus críticas a la labor de Ferraz se mantienen intactas. Fuentes del PSOE andaluz reconocen que Sánchez está haciendo un esfuerzo por reconducir la situación al consultar a los barones territoriales sus decisiones más de lo que lo hizo en su primera etapa al frente del PSOE, cuando fue derrocado. Los barones están satisfechos con esa actitud, pero no con otras.
Fuentes cercanas a la presidenta explican que Díaz está "muy distanciada" del posicionamiento político de la Ejecutiva federal. Especialmente crítica se muestra con la estrategia en las elecciones catalanas y el giro a la izquierda del nuevo PSOE, que ha dejado el centro político a merced de Ciudadanos, como se ha comprobado en su victoria el 21-D. En concreto, el PSOE-A reprocha la "ambigüedad" de la propuesta de Miquel Iceta y la tardanza de Pedro Sánchez en salir a dar la cara tras los comicios.
"El giro a la izquierda le ha dejado todo el hueco del centro a Ciudadanos. Hay que situarse en el centro político para crecer a costa del PP, que está muy desgastado, ya que los votantes que está perdiendo Podemos se están marchando a la abstención", explican en el PSOE andaluz. Precisamente ésa es la apuesta política de la presidenta, que en Andalucía ha hecho suyo un discurso que en el resto de España está dando votos a Albert Rivera, según las encuestas.
Tanto es así, que en Andalucía ha surgido una corriente interna crítica en el seno de Ciudadanos que apuesta por hacer frente a esa apropiación de mensajes. Mientras que Rivera ha sabido rentabilizar en el resto de España su discurso de unidad frente al independentismo o de supresión de privilegios como el cupo vasco, en la comunidad andaluza lo hace la presidenta andaluza, que se jacta de su cómoda alianza con C's.
Esta corriente interna de Ciudadanos reclama un discurso propio y una labor de oposición más clara frente a Díaz, en vez de la identificación con la labor de su Gobierno. Su objetivo será presentarse a las primarias previas a las autonómicas previstas en 2019, que podrían adelantarse al último trimestre de este año, con el objetivo de dar un giro al discurso del partido en la comunidad.
A pesar de su discrepancia con el posicionamiento político del PSOE, Díaz mantiene su decisión de dar "libertad absoluta" a Sánchez en su gestión al frente del partido. Con ese fin rechazó incluir a personas de su confianza en la Ejecutiva y el Comité Federal. Su meta es revalidar el Gobierno andaluz con mejores resultados que en 2015 y esperar a que el líder socialista vuelva a perder las elecciones, aunque es consciente de que tendrá mucho más difícil un salto a la política nacional tras su derrota en las primarias.
En este contexto, Susana Díaz asume que a ambos "les interesa" trasnsmitir una imagen de serenidad interna del PSOE tras la convulsión que supuso el derrocamiento de Sánchez y su competición interna por la Secretaría General. En 2019 se celebrarán elecciones municipales y autonómicas y ambos tendrán que compartir actos y mítines, así que está dispuesta a escenificar esa tregua en pos del beneficio electoral mutuo.
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