El independentismo volvió a manifestarse ayer de forma masiva en Barcelona, más allá de las cifras hinchadas por los organizadores y el Ayuntamiento de Barcelona. Pero el mensaje era muy diferente al de los últimos años. Si hasta 2017 los independentistas acudían a la llamada de la ANC y Òmnium con una propuesta clara -aunque irrealizable- del gobierno de turno, los catalanes que ayer llenaron la Diagonal de camisetas coral lo hicieron para reclamar al Gobierno de Pedro Sánchez que frene la causa judicial contra los líderes del 1-O, y al de Quim Torra que defina un plan para hacer efectiva la independencia prometida.

La presidenta de la Asamblea, Elisenda Paluzie, fue la más clara al exigir al Govern y los partidos que le dan apoyo que dejen de trasladar a la ciudadanía la responsabilidad de hacer efectiva esa república prometida y actúen ellos, con "honestidad, rigor y determinación". Una acción para la que la dirigente independentista que ha sustituido a Jordi Sánchez al frente de la ANC exige unidad y en la que dejó claro que no aceptarán como opción la vuelta al referéndum legal y acordado con el Estado que en los últimos días viene defendiendo buena parte del independentismo institucional.

No malgastéis todo lo que conseguimos el 1-O, no tenemos que implorar permisos que no llegarán nunca" advierte Paluzie a los políticos

"No malgastéis todo lo que conseguimos el 1-O, no tenemos que implorar permisos que no llegarán nunca" advirtió para dejar claro que la petición de un referéndum es "una pantalla pasada" -en lenguaje procesista- y que lo que toca ahora es "hacer república" según el lema de la manifestación de ayer. Aunque nadie parece saber cómo.

Para el presidente de la Generalitat, sin embargo, la manifestación fue un éxito del que aseguró sentirse "contentísimo" porque la movilización es, a su juicio, el primer paso de la "marcha por los derechos civiles y la autodeterminación" que propuso en su conferencia de la semana pasada, y que debe durar hasta el juicio a los líderes del 1-O. Quim Torra no se dio por aludido ante las advertencias de Paluzie y utilizó la manifestación para presionar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que reclamó que "tome nota" y "tenga el valor de ver el clamor del pueblo".

Torra se da por satisfecho con la movilización e intenta trasladar la presión de la calle al Gobierno de Sánchez

Un clamor que hoy por hoy tiene como principal aglutinador la denuncia contra la prisión incondicional impuesta por el Tribunal Supremo a los líderes independentistas responsables del referéndum ilegal, por eso su reivindicación ha sido el eje de todos los actos de esta Diada. Ayer  Torra, demostró que es muy consciente de ello al utilizar la movilización como medida de presión al Gobierno y repetir que "cada día que pasan en prisión es una infamia".

Una idea, la de la presión a Pedro Sánchez, que también utilizaron los abogados de Clara Ponsatí y Carles Puigdemont, Aamer Anwar y Ben Emmerson respectivamente, convertidos ayer en inesperadas estrellas de la Diada por sus encendidos ataques al Gobierno y la justicia españolas. Anwar llegó a asegurar que "Franco se sentiría orgulloso" del actual estado español y Emmerson tachó a la Policía de fuerza "paramilitar" dedicada a "doblegar" a los catalanes.

También el presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, se apuntó a la reivindicación de los presos para prometer que en los próximos meses el independentismo hará gala de una mayor unidad "para afrontar el juicio de la vergüenza" tras reconocer, eso sí, la falta de coordinación entre JxCat y ERC. "Es normal que nos haya costado resituarnos tras el 155" argumentó.

En resumen, una Diada para constatar que sigue existiendo ese 47% de independentistas que acudirán a la llamada de sus líderes en defensa, sobre todo, del sueño roto del 1-O. Cuya movilización quieren utilizar las entidades para presionar al Govern, y el ejecutivo catalán para presionar al Gobierno.