Más de dos días navegando y aún le queda otro para llegar hasta Lampedusa. Después tendrá que emprender otros dos días de vuelta a los puertos de las Islas Baleares, alguno más si vuelve a su base en Rota. Cinco, quizá seis días estará en el mar el buque Audaz de la Armada española. Con sus dos motores y sus cuatro generadores diésel, sus 94 metros de eslora, su hangar, sus helipuertos, sus cañones y ametralladoras y sus 62 tripulantes, entre oficiales, suboficiales, marineros, personal sanitario y seguridad de infantería.
Cuando regrese lo hará con una ocupación extra de sólo 15 migrantes, los únicos que acogerá España de entre todos los rescatados por el Open Arms, que se repartirán también entre Francia, Alemania, Portugal y Luxemburgo. Su misión original, sin embargo, era la de escoltar al buque de la ONG hasta España, proporcionando la ayuda necesaria para paliar una situación humanitaria de emergencia tras 19 días en el mar sin puerto para desembarcar a los rescatados.
La misión murió el propio martes, minutos después de que el Audaz partiese de Rota, cuando la Fiscalía italiana ordenó la incautación del buque y el desembarco de los migrantes en el puerto de Lampedusa, donde se encuentran desde hace ya 48 horas. El Audaz no se había alejado todavía de la costa andaluza pero el Gobierno decidió no dar la orden del regreso, horas después de anunciar el golpe de efecto con el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez pretendía dar carpetazo político a la crisis desatada entre la vicepresidenta Carmen Calvo y la ONG Proactiva Open Arms.
"Vamos a ver lo que acuerda la Fiscalía italiana, vamos a seguirlo al minuto", dijo el miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles, cuando la decisión primera y vinculante de la Fiscalía ya se había emitido hace horas y había provocado el desembarco de los migrantes en Italia.
Este jueves, Carmen Calvo también defendió que el buque no se diera la vuelta: "El resultado más útil y eficiente es que el Audaz termine su ruta, traiga al cupo que nos corresponda y complete la misión que el presidente había trazado de que España fuera el país que diera asistencia humanitaria".
Sin argumentos contra el traslado aéreo
Calvo, sin embargo, no entró en detalles sobre por qué continuar la travesía del Audaz por el Mediterráneo para traer de vuelta a sólo 15 personas era lo más "útil" y lo más "eficiente" en el caso de la crisis del Open Arms. Más allá de la operación comunicativa que ella misma deslizó ante los medios de comunicación, en Córdoba, al subrayar la "respuesta humanitaria que inició el presidente del Gobierno" cuando envió el buque con rumbo a la isla italiana de Lampedusa.
La vicepresidenta sí se refirió a la coordinación con el departamento que dirige Margarita Robles para decidir que el traslado por mar "era más seguro" que un hipotético traslado aéreo, pese a que éste sea el operativo habitual en las reubicaciones de migrantes y refugiados entre países miembro de la Unión Europea.
Open Arms pidió el lunes que los migrantes fueran desembarcados en Sicilia y transportados a España en avión
"Era más fácil para nuestras Fuerzas Armadas que lo hiciesen los militares" , aseguró Calvo, de nuevo sin detallar los supuestos riesgos de un viaje por aire, o las circunstancias que impedirían la participación de los "militares" en un traslado de ese tipo para un grupo de 15 personas.
El Gobierno ha evitado en todo momento referirse al coste de la operación, aunque los gastos de combustible para un barco de esas características y de movilización de las tropas son grandes en comparación con la movilización de un avión.
La propia Open Arms solicitó el lunes que los 107 inmigrantes rescatados frente a las costas africanas fueran desembarcados en Sicilia y transportados por aire hasta España. "Alquilar un Boeing para 200 personas tiene un coste de 240 euros por pasajero", explicó el director de Open Arms en Italia, Ricardo Gratti, que comparó ese coste con el que tuvo el operativo de acompañamiento del Aquarius, en 2018. 250.000 euros para un barco de la guardia costera y un gasto aún sin hacer público para la otra nave que acompañó la travesía hasta Valencia, el puerto ofrecido entonces por Pedro Sánchez como el primer gran gesto de su presidencia.
Crisis para el Gobierno
Ahora, la crisis del Open Arms se ha vuelto en contra del gobierno de Pedro Sánchez, que sólo se librará de la comparecencia en el Congreso por la decisión de Podemos de solicitar la comparecencia de Carmen Calvo y no la suya. Fue Carmen Calvo quien acusó al buque humanitario de no haber querido desembarcar a los migrantes en Malta, extremo desmentido por la ONG. Y fue también la vicepresidenta quien recordó a Open Arms que no tiene "permiso" para rescatar migrantes en el mar y que se expone por ello a multas de hasta 900.000 euros, lo que le valió para que desde la ONG comparasen su discurso con el del italiano Matteo Salvini.
Mientras tanto, con el Audaz en el Mediterráneo y los migrantes ya en Lampedusa, incluidos los 15 que acogerá España tras 19 días de tira y afloja, otros buques como el Ocean Viking siguen varados sin puerto seguro tras 14 días en el mar y con más de 100 menores a bordo y 350 migrantes en total. Sin pelea política ni solución a la vista, con comida para sólo cinco días más.
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