Casado recorrerá 6.000 kilómetros y participará en trece actos en 11 provincias, muchas de ellas prioritarias, durante los siete días de campaña como Álava, Pontevedra, Palencia o Asturias, donde esperan recuperar diputados que perdieron por apenas un puñado de votos, como los 383 que dieron el escaño a Bildu en Álava y se lo quitaron a Javier Maroto.

Fuentes populares aseguran que el PP "está muy movilizado" lo que se traduce en que tienen más apoderados e interventores que en las elecciones del 28 de abril. Sin embargo, lamentan la estrategia del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de "ceder protagonismo a Vox para evitar que el PP pueda seguir creciendo. Es evidente y Vox se ha dejado usar para crecer".

"Los equipos de PSOE y Vox están en contacto", dicen en Génova

Al hilo de esta reflexión vaticinan que la noche del 10-N "puede haber alegría en las sedes de Vox pero tristeza en toda España porque Sánchez seguirá ganando". Ambos partidos, agregan las mismas fuentes, comparten "intereses complementarios", el "pacto PSOE-Vox está funcionando, está en marcha" y su objetivo es "evitar que Casado supere a Sánchez". Aseguran que "los equipos de PSOE y Vox están en contacto".

En definitiva, "su única esperanza es dividir el voto de centro-derecha" y la exhumación de Franco es un buen termómetro para evaluar cómo se polariza el voto.

Casado, que hará la tradicional pegada de carteles en Sevilla, se reserva el domingo 3 para preparar el debate de un día después. El PP no quiere dar a esta confrontación la importancia clave que sí le otorgan otras formaciones políticas. Arguyen que "todo es importante en campaña", aunque lo cierto es que la presencia del líder de Vox, Santiago Abascal, introduce un elemento nuevo, difícil todavía de analizar.