Carles Puigdemont ha criticado este lunes de nuevo a la Mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat auspiciada por ERC y presidida por su sucesor, Quim Torra. Si el sábado se limitó a obviar este escenario en el mitin de Perpiñán, mientras su compañera Clara Ponsatí arremetía contra la Mesa y las intenciones de Pedro Sánchez, hoy ha expresado todo su escepticismo en declaraciones a Catalunya Ràdio, en las que ha reconocido "de momento no es útil". Y ha dejado claro que no piensa renunciar a la "unilateralidad" por la que ya optó en octubre de 2017 para conseguir la independencia.

"Alguien cree que con el 55% de los votos el Estado dirá que ahora sí podemos negociar", se ha preguntado Puigdemont. "Ojalá pase, y este camino no debemos dejar explorarlo nunca, pero tenemos que preparar un escenario B" ha advertido, lamentando no haberlo preparado con el referéndum ilegal del 1-O. El líder de JxCat se refería a la vía unilateral, que presenta como un "último recurso" que ve como más que probable.

Eso explica, según Puigdemont, su apelación del sábado a prepararse para la "lucha definitiva". "Como estamos convencidos de que, por desgracia, la manera de llegar a la independencia deberá ser superando una pared que el Estado tiene preparada siempre para nosotros, y no a partir de una mesa de negociación en la que podamos acordar los términos de un referéndum, tenemos que llegar a la pared más preparados que en otoño de 2017", ha sostenido.

Inútil Mesa de negociación

En este contexto ha puesto en duda la capacidad de negociación de la Mesa estrenada el pasado miércoles por Gobierno y Generalitat. El "sit and talk" con el que Torra -siguiendo el lema de Tsunami Democràtic- reclamaba diálogo al Gobierno "no puede convertirse en un wait and see" -ya veremos- ha advertido el ex president fugado, que ha llamado, como hizo el sábado, a la movilización permanente del independentismo.

Preguntado directamente por la Mesa, Puigdemont ha asegurado que "de momento no es útil" aunque ha afirmado que "tenemos el deber de seguir" adelante y mantener viva esa mesa de diálogo, que el independentismo utiliza como uno de sus argumentos principales ante la comunidad internacional. Ha dejado claro, sin embargo, que mientras debe mantenerse la movilización del independentismo, convencido de que la Mesa no dará los frutos reclamados por los secesionistas.

Respecto a las diferencias evidentes entre JxCat y ERC, que el sábado quedaron claras con el protagonismo de unos y otros en el mitin organizado en Perpiñán, Puigdemont ha intentado restarles importancia y apelar a la unidad estratégica. "No hago bandera de discrepancias", ha asegurado el ex presidente fugado, al que se ha acusado de imponer un guión del acto en Perpiñán del que se excluyó cualquier protagonismo de sus socios de Esquerra.

Puigdemont ha defendido que cada partido puede defender su estrategia y "pertenecer o no al Consell de la República" -la entidad creada por Puigdemont para vehicular los recursos económicos para mantener la confrontación desde Bruselas-. Eso, ha advertido "no convierte a unos en vendedores de humo y a otros en botiflers (traidores), cada cual tiene sus estrategias y debe ir explicándolas".