País Vasco | Política

Flores en el vertedero por Alberto y Joaquín

Las familias de los dos operarios enterrados en Zaldibar hace 30 días tras el hundimiento de la ladera les recuerdan con una ofrenda floral y reclaman que su rescate no caiga en el olvido.

La frase la pronuncia Rodolfo. Lo hace con pesar y la mirada perdida, “no queremos llevarles flores a un vertedero, mereces descansar en paz”. A su lado, ‘Txisko’, el hermano de Joaquín, asiente. Nadie merece quedar enterrado entre basura y desechos. En su caso el temor es el olvido, el paso del tiempo y la falta de noticias, “esto no puede caer en el olvido”, afirma en declaraciones a ETB. En Zaldibar amanecerá hoy el día 30 desde que a tierra sepultó a Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. Sigue sin haber noticias de su ubicación. La montaña de tierra, barro y desechos es demasiado inestable y una inmensidad peligrosa por la que moverse con un mínimo de seguridad. Por el momento, las familias sólo tienen dolor, dudas y promesas que creen con hilvanes por parte de la Administración: 'rescatar los cuerpos de los dos trabajadores es la prioridad y no se cejará en el empeño', se les garantiza una y otra vez.

El silencio se ha hecho insoportable y en ocasiones insostenible. Lo han mantenido las familias durante gran parte de las semanas transcurridas desde el 6 de febrero pasado, cuando la ladera colapsó. Ahora, los comunicados y las entrevistas han roto esa discreción. Lo han hecho con reproches hacia lo que consideran que es una actuación descoordinada, falta de recursos y de medios. En sus críticas no han dudado en calificar de "bochornoso espectáculo" el protagonizado por el lehendakari, sus consejeros y el conjunto de los partidos políticos.

El viernes las familias hicieron una primera ofrenda floral en recuerdo de Alberto y Joaquín. Esta mañana se concentrarán para reclamar su rescate y mayor implicación. Hasta ahora, las autoridades y los responsables del dispositivo insisten en que se está haciendo todo lo que humanamente y técnicamente es posible. Ni las circunstancias de la ladera donde se cree que se encuentran los dos trabajadores sepultados, ni la climatología, están ayudando. Las instituciones y sus portavoces luchan contra la naturaleza, el tiempo y la credibilidad perdida. La falta de información y la secuencia de noticias confusas sobre la calidad del aire y el agua y la existencia de los incendios han dejado un rasguño difícil de sanar.  

¿Cuatro meses?

Por ahora, el aire ha vuelto a ser saludable, según los últimos análisis. Los fuegos, prácticamente sofocados pero sin su eliminación definitiva. Y las laderas, siguen inestables. Lo más inquietante es la falta de noticias en torno al lugar donde quedaron enterrados bajo toneladas de tierra Alberto y Joaquín. Cada día que pasa los avancen son inexistentes o muy reducidos. Pequeños pasos que dibujan una solución a largo plazo. Algunas fuentes conocedoras del dispositivo apuntan incluso a que la localización de los cuerpos no se producirá hasta dentro de unos tres o cuatro meses, incluso hablan de finales de mayo o junio. Este fin de semana continuarán los trabajos para abrir una nueva vía que facilite el acceso de los servicios de rescate hacia la zona alta del vertedero, donde se ubica la báscula donde se cree que pueden estar sepultados los dos trabajadores, “llegaremos la próxima semana si el tiempo lo permite”, recuerdan desde la mesa técnica.

Esta semana se ha dado otro paso importante que es la autorización para la creación de dos celdas adyacentes al vertedero y en las que se depositarán los restos de tierras contaminadas que se están desplazando en las labores de desescombro.  

Por el momento, el foco mediático ha empezado a relajarse. La urgencia de otra emergencia, la suscitada por el coronavirus, ha reorientado la atención de los medios, la ciudadanía y las propias instituciones. De ahí las nuevas llamadas de las familias y las movilizaciones que han impulsado en los últimos días para que la atención sobre Zaldibar se mantenga viva. Lo han hecho con comparecencias públicas, con actos de recuerdo y con protestas como la convocada para el jueves de la próxima semana en varios municipios.

Entretanto, los procesos judiciales y los expedientes abiertos contra la empresa continúan y las peticiones de responsabilidades políticas no han dejado de plantearse en la política vasca. La crisis de Zaldibar se ha convertido en un argumento más de campaña, hecho que también inquieta a las familia Beltrán y Sololuze. En un escrito hecho público esta semana reconocían su inquietud ante la posibilidad de que tras el 5-A, “una vez se celebren las elecciones y la tragedia deje de molestar o de poder rentabilizarse políticamente, nuestras familias caigan en el olvido”.

Valorizar más

El último escrutinio político lo ha marcado el PP. Los populares insisten estos días en que lo sucedido en Zaldibar es una expresión clara de que la fama de buen gestor que viste al PNV no está fundada. La formación de Pablo Casado está dispuesta a no dejar dormir el caso y ha decidido incluso llevarlo al Parlamento Europeo para que se interese por lo ocurrido en la instalación que gestionaba la empresa Verter Reciclyng.

El último suspiro de la crisis es medioambiental. El Gobierno vasco ha aprobado una orden que establece una serie de medidas para reconducir la delicada situación generada por la saturación de residuos tras quedar inutilizada la planta de Zaldibar. La solución provisional –para los próximos 12 meses- pasa por obligar a incrementar los índices de valorización de residuos para reducir los desechos, fijar más condiciones para la aceptación de restos y autorizar la asimilación de los niveles máximos a las plantas de valorización. A medio y largo plazo el Gobierno vasco contempla ya ampliar las autorizaciones de capacidad de las plantas ya en marcha e incluso autorizar la instalación de nuevas instalaciones.

Otra de las soluciones planteadas es aplicar un canon a las empresas para que paguen más por enviar a los vertederos sus desechos. La intención es incrementar los índices de reciclaje y sobre todo, de valorización de los vertidos. Actualmente sólo el 6% de los residuos que se generan en las grandes industrias siderúrgicas, papeleras o de las construcción en el País Vasco tienen un destino a la valorización.

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