La sesión de control se ha convertido en un intercambio de acusaciones respecto a quién es el responsable del grado de crispación política en España. Acusación contra el Gobierno que no sólo ha hecho el líder del PP, Pablo Casado, sino también el portavoz del Ciudadanos, Edmundo Bal. A juicio de Casado es el Ejecutivo el que "esparce el veneno de la confrontación" y Bal le ha reprochado no moderar a los miembros de su Consejo de Ministros para instalar a España en "el guerracivilismo, la bronca y la guerra de tricnheras".

Sánchez ha insistido en la alianza del PP "con la ultraderecha" y en la denuncia de usar el virus "para hacer caer" a un gobierno legítimo. "Ahora que estamos todos convocados a la reconstrucción, ¿va a perseverar en la provocación y la bronca?". En cambio, el tono de respuesta a Bal ha sido algo más suave, en buena medida por el apoyo de los naranjas al decreto que sustituirá al estado de alarma. Por eso ha llegado a admitir el jefe del Ejecutivo que probablemente "podemos hacer más" para intentar más amplios consensos.

En una primera intervención muy crítica, Casado ha ironizado con las fases de la desescalada. La primera, ha dicho, "fue la de la ocultación de la alertas". La fase 2 "fue la de la incompetencia y las mascarillas" y la 3 "la del abuso del estado del alarma para tomar el CIS o Enagas". Ahora "es hacer oposición a la oposición. Quien no alaba a Sánchez, crispa" al tiempo que le ha emplazado a que sume los 16.000 fallecidos más por coronavirus que dice tanto el Instituto Carlos III como el INE.

Tras recordar los distintos pactos que ha puesto sobre la mesa su formación política, Sánchez le ha insistido en que lo único que ha hecho es "un frente común con la ultraderecha para intentar descabalgar al Gobierno, para intentar derrocarlo. Si va a tomar el camino de la unidad, aquí tiene al Gobierno, si es el de la bronca, ahí tiene a la ultraderecha".

Luego le ha tocado el turno a Edmundo Bal, de Ciudadanos, partido que aprobará, la próxima semana el decreto que irá a sustituir al estado de alarma. Aún así, le ha interrogado sobre si considera que el Gobierno está sentando las bases para el entendimiento con el resto de las fuerzas políticas. Sánchez ha respondido que la intención del PSOE "es hacer todo lo posible y más" por alcanzar un amplio entendimiento.

Pero Bal le ha recordado que es "responsable de moderar a su Gobierno, pero parece que no le hacen caso" y ha enumerado la repetida actuación de Pablo Iglesias que "ofende a los miembros de la oposición" o Alberto Garzón "avisando que las FSE preparan un golpe de Estado", sin olvidar a Fernando Grande Marlska "con la que ha organizado en la Guardia Civil" . "El consenso es su responsabilidad. ¿Estamos condenados al guerracivilismo, a la bronca, a la guerra de trincheras?", se ha preguntado Bal.

Sánchez confía en que la creación de empleo disminuirá el gasto social

La intervención más comprometida para Sánchez ha sido, sin embargo, la de la portavoz de EH-Bildu, Mertxe Aizpurua, que ha exigido el compromiso por parte del jefe del Ejecutivo de que no habrá recortes para afrontar la crisis. En todo caso, ha sido un intercambio de guante blanco como viene siendo habitual entre ambos dirigentes y desde el momento en que la izquierda abertzale se ha convertido en otro socio parlamentario.

En respuesta a esta cuestión, ha subrayado Sánchez que la intención del Gobierno ha sido dar una respuesta "sostenible e inclusiva" a la crisis. Pero ha apelado a las políticas anticíclicas, de modo que "cuando hay una crisis hay que endeudar, proteger más, pero situaciones con un 10 por ciento de déficit habrá que atajarlas espoleando el crecimiento, con una reforma fiscal y políticas que animen un mayor crecimiento de empleo", lo que reducirá la partida de gasto social.