Todavía está por ver que las negociaciones para la fusión entre Caixabank y Bankia lleguen a buen puerto, advierten desde el sector morado del Gobierno, pero, en todo caso “no vamos a estar callados” sobre una operación bancaria que no les gusta y que, además, se les ocultó. Podemos no disimula su malestar ante la falta de confianza del jefe del Ejecutivo. La segunda en muy poco tiempo después de que el pasado 3 de agosto desayunaran con la noticia de la decisión de la Casa Real de sacar a Juan Carlos I del país, decisión sobre la que tampoco les informó Pedro Sánchez.

“No se ha llevado bien”, explican las fuentes consultadas por El Independiente que reprochan que son precisamente las cuestiones de carácter  “sensible” las que se deben comunicar al socio de coalición. Emplea la misma terminología que Pedro Sánchez en la entrevista que concedió ayer al nuevo magacín de TVE La hora de la 1, donde arguyó que la operación sólo la conocían los “responsables económicos del Gobierno”, esto es, la vicepresidenta Nadia Calviño, porque era “una información muy sensible” y para “garantizar la confidencialidad”.

Admiten que actuaciones como ésta “minan la confianza”, sobre todo cuando se hace alarde de la buena comunicación entre Sánchez e Iglesias. Y aunque matizan que, en ningún caso, ponen en cuestión la continuidad del Ejecutivo, presentarán batalla porque “va a haber un debate en el Gobierno” cuando el asunto pase por el Consejo de ministros. Les suscita especial preocupación las condiciones de una fusión, que en caso de culminar, puede suponer el despido de entre 7.000 y 8.000 trabajadores, aunque hay previsiones más pesimistas que hablan de hasta 10.000.

Además consideran que el PSOE “estratégicamente se equivoca” al dar su plácet a esta operación que crea una especie de “oligopolio en un sector tan delicado”. Creen que el proceso de fusiones bancarias ya no da más de sí en España. Sí admiten un efecto positivo, esto es, la posibilidad de recuperar una buena parte del rescate de Bankia, sobre todo tras dispararse el precio de sus acciones, argumento al que se aferrará Calviño para defender las bondades de esta operación de enorme calado, aventuran.

Podemos es firme defensora de la banca pública y, de hecho, el Estado sería el segundo accionista del nuevo conglomerado bancario. Sin embargo, dista mucho del modelo por el que abogan, y creen que, al menos, una parte de dicho conglomerado debería desgajarse para crear una institución pública que atienda, por ejemplo, las necesidades financieras de ayuntamientos y comunidades autónomas.

«Yo también defiendo la banca pública», se ha defendido Sánchez

«Yo también defiendo la banca pública», se ha defendido Sánchez en la misma entrevista, aunque para él eso ya existe a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) sin tener que crear ninguna entidad bancaria de nuevo cuño. “Está bien tener presencia pública en el sistema financiero. Pero esa presencia ya está garantizada a través del ICO», que ha activado líneas de crédito por 140.000 millones de euros que la entidad ha puesto en marcha para proteger la liquidez de empresas en problemas por la pandemia y para animar su inversión.

No se está, ni mucho menos, ante un punto y final. Tras el debate netamente económico y financiero de una fusión que todavía no ha culminado pero que ya han reconocido ambos bancos, habrá otro de importante calado político. Por lo pronto, Sánchez e Iglesias, que se reunieron el pasado lunes para dar el pistoletazo de salida a la negociación presupuestaria, han quedado en discutir sobre este asunto. “Lo han comentado y hablarán al respecto. No puede ser que estos temas no se debatan”, insisten en el sector morado del Ejecutivo.