Los clientes han vuelto esta semana al centro comercial Palacio de Hielo de Madrid, que, como tantos otros, ha recuperado su actividad en la fase 2, aunque en este caso con el triste recuerdo de haber sido una de las imágenes de la pandemia, cuando transformó su pista de patinaje en una morgue provisional para fallecidos por el coronavirus.

El colapso de los servicios funerarios en el pico de la pandemia llevó a habilitar el 23 de marzo la pista de patinaje del Palacio de Hielo con esta finalidad, según informa EFE.

Funcionó como morgue provisional hasta el 22 de abril y llegó a albergar casi 1.200 cuerpos de víctimas de coronavirus, convirtiéndose en un símbolo de la tragedia.

El espacio, custodiado y gestionado por la Unidad Militar de Emergencias (UME), fue solicitado por el Ayuntamiento de Madrid a sus propietarios, que lo ofrecieron sin pensárselo dos veces, comenta a Efe la adjunta a la gerencia de este centro comercial, Maribel Bermúdez de Castro.

"Hemos visto el respeto con el que la UME ha tratado los cuerpos de los fallecidos que han estado aquí, no les han dejado ni un momento solos, no puedo sentir nada más que admiración. Ahora es otra nueva etapa, y hay que seguir adelante, animando mucho a nuestros comerciantes y esperando que todo vuelva lo antes posible a su ser", señala.

Esta semana, con Madrid en la fase 2 de la desescalada, han reabierto la gran mayoría de los establecimientos del centro comercial, después de unos meses "muy duros".

Maribel está "muy contenta" de poder ver de nuevo las caras de todos los trabajadores, y también de poder volver a ver las "luces, a la gente y oír la música" de fondo tan característica de los centros comerciales.

En cambio, la pista de patinaje, que no volverá a funcionar hasta septiembre, está vacía y deshelada, sus luces permanecen apagadas la mayor parte del día, y verla así aún recuerda la dureza de la tragedia sanitaria que ha agitado especialmente a Madrid.

Además de la desinfección "profunda" que se ha realizado en todo el centro comercial, en la pista de hielo se han llevado a cabo dos grandes desinfecciones, una después de albergar la morgue y otra "haciendo la puesta a punto, como todos los veranos".

"En septiembre abrirá sus puertas para ser lo que siempre ha sido, una pista de hielo para todos los madrileños", asegura la responsable.

Los cines, que también continúan cerrados desde marzo, abrirán el próximo 26 de junio, al igual que la bolera, y el 22 lo hará el gimnasio.

Solo hay dos establecimientos del centro comercial que no han cerrado sus puertas desde marzo: el supermercado y la farmacia.

La farmacéutica adjunta, Claudia, asegura que han sido meses muy difíciles, en los que no había nadie por las calles, los demás locales estaban cerrados, las luces apagadas, y no había "ni música ni calefacción".

Comenta que apenas había clientes, pero sí recibían centenares de llamadas de gente "pidiendo ayuda, consejos o apoyo psicológico" y también se encargaban de llevar medicamentos a las casas de los mayores que así lo necesitaban.

"Ahora parece que la gente empieza a retomar su vida, hay más movimiento, las luces están encendidas, los locales abiertos y ya empezamos a ver la luz", celebra la farmacéutica.

La bolera ha "aprovechado" su cierre para expandirse y actualmente está en obras, explica su encargado, Alejandro Gómez, que afirma que después de estos meses tan "tristes" han tomado la decisión de mejorar el espacio y cuando abran al público éste se encuentre con algo que sea "más ilusionante" y un ambiente "renovado y mejorado".

De compras por el centro comercial está María, que es la primera vez que pisa este espacio desde que se cerró en marzo y asegura que lo hace sin ninguna "aprehensión", porque imagina -y acierta- que habrá sido desinfectado.

"Lo veo limpio, cuidado, lo vengo bien y no tengo ningún tipo de miedo", afirma, mientras mira a su alrededor, donde tampoco ve "demasiada gente" comparado con lo que acostumbraba a ver antes de la pandemia.

Esperando a que en septiembre abra la pista de hielo se encuentra otra clienta habitual de este centro comercial, que también se llama María, y que acudía, hasta que se cancelaron, a las clases de patinaje.

Es la segunda vez que viene al Palacio de Hielo desde marzo y se siente segura con las medidas adoptadas en este centro comercial, que poco a como vuelve a la normalidad con el triste recuerdo de haber sido uno de los símbolos de la pandemia. EFE