Las torrijas, ese exquisito manjar que reina supremo en la mesa durante la Semana Santa, es el postre emblemático de esta festividad.

Entre los deleites típicos que adornan la gastronomía de estos días sagrados, como la leche frita, la mona de Pascua, arraigada en Cataluña como un obsequio tradicional de los padrinos a sus ahijados, los pestiños y borrachuelos de Andalucía, las torrijas ostentan desde hace tiempo el trono de honor.

Quizás su dominio se deba a su sencilla elaboración. Basta con disponer de los siguientes ingredientes:

  • pan duro del día anterior
  • leche
  • canela
  • limón
  • azúcar
  • huevo
  • aceite para freír.

Aunque estos ingredientes sean básicos y al alcance de cualquier hogar, la preparación artesanal de las torrijas encierra su propio encanto.

A primera vista, cocinar estas rebanadas de pan empapadas en leche o vino, rebozadas en huevo y fritas, podría parecer una tarea simple. Sin embargo, la elección del tipo de pan adecuado juega un papel crucial en el resultado final.

El mejor pan para hacer torrijas

Los maestros reposteros suelen emplear el pan bombón, una variedad de pan de molde en forma de barra, cuya corteza proporciona la medida perfecta para obtener las rebanadas con el grosor idóneo.

En los estantes de los supermercados es posible hallar panes especialmente destinados a la elaboración de torrijas. Estos suelen presentarse en envases similares a los del pan de molde, e incluso pueden venir aromatizados con canela y limón, e incluso precortados en rebanadas.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado pruebas con diferentes tipos de pan para determinar cuál es el más apropiado para hacer torrijas. Según sus conclusiones, los panes especiales para este fin, ya sean industriales o adquiridos en panaderías, son la mejor elección, aunque reconocen que suelen tener un precio más elevado que otras variedades de pan convencional.

No obstante, otros tipos de pan pueden también brindar resultados satisfactorios, como el pan candeal o 'sobao', que la OCU describe como "muy adecuado para elaborar torrijas" debido a su miga suave, compacta y con baja humedad. Se recomienda que este pan sea del día anterior y que la corteza se empape adecuadamente para evitar que quede demasiado dura.

Pan convencional

Por otro lado, el pan de barra convencional también puede utilizarse, siempre y cuando sea del día anterior y se empape durante un periodo prolongado en la mezcla para garantizar una absorción adecuada.

Sin embargo, la OCU desaconseja el uso de pan chapata y pan de molde. El primero debido a su alta cantidad de agujeros, lo que dificulta la absorción de la leche, además de presentar una corteza muy dura. En cuanto al pan de molde, su consistencia blanda hace que se rompa fácilmente al humedecerlo.

En cuanto a la receta, como se ha mencionado anteriormente, para preparar torrijas se requieren leche, corteza de limón, azúcar, canela, rebanadas de pan, huevo y aceite para freír. El proceso implica hervir la leche con la corteza de limón, canela y azúcar, empapar las rebanadas de pan en esta mezcla, rebozarlas en huevo batido y freírlas hasta que estén doradas. Finalmente, se espolvorean con azúcar y canela en polvo, y se pueden acompañar con miel.

Las torrijas se han asociado a la Semana Santa debido a su elevado aporte calórico, convirtiéndolas en un alimento ideal durante la Cuaresma, período de cuarenta días que antecede a la Semana Santa, cuando está prohibido consumir carne los viernes según la tradición católica.

Además, forman parte del ayuno obligatorio del Viernes Santo como penitencia por la muerte de Jesucristo, así como sucede con los dulces típicos musulmanes elaborados con frutos secos y miel durante el Ramadán.