Una semana ha tardado en llegar, pero ya está aquí el primero oro para España en los Juegos Olímpicos de Tokio. Alberto Fernández y Fátima Gálvez han ganado en la final de foso olímpico mixto a los sanmarinenses Alessandra Perilli y Gian Marco Berti por 41-40.

"Lo habíamos soñado estos días. Fátima y yo llevábamos mucho tiempo trabajando y en los últimos días nos lo decíamos, que nos veíamos con el oro", ha indicado Alberto Fernández nada más acabar la prueba. "Si teníamos que ganar una medalla, que fuera el oro en mixto", ha añadido Fátima Gálvez.

Es la cuarta medalla olímpica para el tiro español, tras las conquistadas por Ángel de León de Gozalo (plata en Helsinki 1952), Jorge Guardiola (bronce en Seúl 88) y María Quintanal (plata en Atenas 2004). Y también el cuarto metal para España en Tokio 2020, después de las platas de Adriana Cerezo y Maialen Chourraut en taekwondo y piragüismo, respectivamente, y el bronce David Valero en mountain bike. En la segunda semana se espera ampliar la colección con la vela, el baloncesto, el balonmano, el waterpolo, el kárate o el piragüismo.

Mucho tiempo esperando la medalla

Lo cierto es que en Tokio el primer oro se resistió más de lo previsto y llegó en una disciplina, el foso mixto, que debutaba en unos Juegos. El foso olímpico consiste en disparar el máximo de platos posibles desde una distancia de 76 metros. El problema es que los discos salen a 120 kilómetros por hora, cada uno en una dirección.

Para Fernández, madrileño de 38 años, los de Tokio 2020 son sus cuartos Juegos Olímpicos. Múltiple campeón mundial y europeo, siempre aparecía en las quinielas como una de las posibles medallas para España, pero en los Juegos nunca mostró su mejor nivel. Fue trigésimo tercero en Pekín 2008, vigésimo quinto en Londres 2012 y décimo séptimo en Río 2016. En Tokio también se quedó fuera de la final en individual al terminar noveno en la clasificación.

Granadina de 34 años, Gálvez había acariciado la medalla en Londres 2012 y Río 2016, donde terminó quinta y cuarta, respectivamente. En Tokio no le fueron mejor las cosas en individual y terminó la clasificación décimo cuarta, fuera de la final y lejos del diploma.

El triunfo de un atleta sin abdominales

Sin embargo, el programa olímpico de Tokio ha incorporado la novedad de la prueba mixta, una segunda oportunidad para que Fernández y Gálvez se resarcieran. En la clasificatoria sólo se dejaron dos platos: Fernández disparó sus 75 y Gálvez logró 73 para un total de 148, la misma puntuación que los sanmarinenses.

La final no empezó con buen pie para los españoles: Fátima Gálvez falló sus tres primeros disparos y les tocó ir a remolque. Alberto Fernández sí estuvo certero y apenas falló uno de sus 25 tiros. "Para mí ha sido muy difícil porque en los tres primeros platos tenía la vista muy cansada y no localizaba bien el plato", ha explicado la tiradora.

Su compañero, a su lado, sonreía. "Yo me lo he pasado pipa", señalaba Alberto Fernández, con un físico que choca con lo que la mayoría de las personas tienen en mente cuando se habla de un atleta olímpico. Tiene algún kilo de más y no luce abdominales, pero no los necesita: lo suyo está más en la mente, en divisar un plato que va a 120 kilómetros por hora.

"No os vuelvo a ver compitiendo ni aunque me lo pidáis", bromeaba el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, sobre los nervios que había pasado viendo la prueba en la zona de tiro de Asaka. "Tú y yo estamos para irnos a comer por ahí y dejarnos de chorradas", le respondía Fernández.