Los marroquíes de todo el mundo están de fiesta tras vivir el histórico pase de su selección a las semifinales de un Mundial de fútbol. Y no es para menos, nunca antes el combinado de su país había logrado semejante hazaña, pero es que su gesta no se queda solo en un registro a nivel nacional, también se trata del primer país africano en conseguirlo.

Marruecos venció a Portugal gracias a un solitario gol del sevillista En-Nesyri y la locura por los Leones del Atlas se desató en Doha, Marruecos y en toda Europa, incluidas las urbes españolas.

Poco les ha importado el frío y la lluvia que asola estos días nuestra meteorología. Tras la agónica victoria ante España en los penaltis, el equipo marroquí ha confirmado ser una de las grandes sorpresas del Mundial echando también a nuestros vecinos portugueses y agarrándose a una merecida e histórica plaza entre los cuatro mejores equipos del mundo.

Según los datos recogidos por el INE en 2021, los ciudadanos marroquíes empadronados en España ascienden a un total de 872.759, siendo una de las comunidades extranjeras más numerosas del país. La condición de Marruecos como país emisor de migrantes genera grandes núcleos de población marroquíes por todo el continente europeo y especialmente en España, por la vecindad e historia que nos une.

Por eso, la celebración de este logro ha trascendido de sus fronteras, abarrotando las grandes plazas de las ciudades españolas y convirtiéndolas en el escenario de una fiesta capaz de aunar a los millones de aficionados que están viviendo este día histórico por todo el mundo.

En Barcelona, por ejemplo, el Ayuntamiento ha contabilizado un total de 2.400 aficionados marroquíes, que han llenado este sábado por la noche el centro de la ciudad condal.

Desde que ha acabado la eliminatoria, los grupos de hinchas han ido pasando por el eje que forman el monumento a Colón, La Rambla y la plaza Catalunya. La Guardia Urbana han tenido que cortar los accesos a la plaza Catalunya y al Portal de la Pau.

Una imagen que se ha repetido en los centros históricos de Madrid, Valencia, Granada, Sevilla o Melilla, e incluso en otras ciudades europeas como Milán, París o Bruselas. Y por supuesto, en sus propias ciudades, donde la fiesta ha sido superlativa.