Raro será que el lector no reconozca canciones como Cosas de la edad, Cómo te mueves o Es por tu amor. Temas de una adolescencia, la de los años 80 y 90, sencilla pero llena de vivencias que Fernando López y su banda plasmaban en sus canciones.

'Modestia Aparte' fue uno de esos grupos que, sin ser virtuosos, consiguieron ser número uno por su sencillez y proximidad a una juventud que se abría a que de pronto alguien cantara su día a día. Han pasado más de 30 años, y los adolescentes de entonces son ahora directivos, empleados de algún ayuntamiento, de la banca, o inversores retirados, por ejemplo. Recientemente, me ha sorprendido ver que la película Descarrilados (Arturo Valls, Ernesto Sevilla, Ana Milán) acaba con su canción más exitosa.

Pregunta.- ¿Recuerdas tu primer número uno en Los 40?

Respuesta.- Claro, no olvidaré que me llamaste en antena para darme la noticia. Menudo subidón. Ya lo sabía, me lo habían dicho, pero me hice el sorprendido.

P.- ¿Ya no es lo mismo ser número uno en la radio?

R.- Es verdad que ser un fenómeno viral en TikTok te da un golpe de promoción muy fuerte, pero esto es como lo del perro y la cola del perro. Igual ser “número uno” hace que la gente que lo escucha se marque unos bailes y ahí comienza el fenómeno viral. O a lo mejor ser un fenómeno viral hace que seas número uno. Los grupos de los 80 no tenemos tanto dominio en las redes como los artistas nativos digitales que hay ahora, que las usan con mucha inteligencia. Lo que antes eran las radios, ahora son las redes y Spotify. No se cobra casi nada por tener tu canción ahí, pero te da visibilidad. Es promoción.

P.- No sé si ponerlo entre signos de admiración o de interrogación. ¿Cómo ha cambiado la música en estas tres décadas?

Vivir de la música no habla de dinero, es mucho más

R.- En estos años, en la música ha habido tres momentos decisivos. Primero, la aparición de la tecnología doméstica, que ha hecho que cualquiera pueda hacer un disco con un ordenador o incluso con el móvil. Ojo, no me parece mal, pero empezó a cambiar todo. Después vino internet y las plataformas, que han conseguido que no se vendan discos y tengamos que vivir todos de los conciertos. Y el remate ha venido con la pandemia. Han sido dos años que han arrasado con todo. Los grupos como nosotros se podían hacer cada verano 40 o 50 bolos y gracias a eso te sacabas un sueldo para todo el año. Ahora es imposible. La música está muy mal. Tocar en directo nos daba la vida, y no solamente en lo económico. Actuar es adrenalina, ver cómo reacciona el público... Vivir de la música no habla de dinero, es mucho más. Pero en lo económico, también. Se nos han caído a todos infinidad de conciertos de los que dependemos económicamente.

P.- ¿Has tenido que dedicarte a otras cosas, como casi todo el resto de los artistas?

R.- En mi caso, inversiones en bolsa, y pintar, básicamente. Yo en realidad estudié Bellas Artes, pero la música me secuestró. Ahora todos estamos diversificando.

P.- Veo que hablas con otros músicos de aquella época

R.- Siempre. Además organizo para empresas conciertos conjuntos de grandes glorias de los 80 y 90: La Guardia, Marta Sánchez, Rafa de La Unión…

P.- ¿Para empresas?

R.- Sí, es un público muy agradecido. Se lo pasan bomba. Recuerdan las canciones de su juventud o infancia y se entusiasman, cantan… Y no tienen 20 años.

P.- La gente de más de cuarenta años de edad ¿sale y se divierte?

R.- Más que nunca. Salen menos que los jóvenes, pero cuando lo hacen, se gastan mucho más. Beben primeras marcas, tienen ya una posición y no les suele gustar la música de ahora. Cuando escuchan nuestras canciones se trasladan a su adolescencia y se nota en el brillo de sus caras.

P.- ¿Quién os lo iba a decir?

R.- Es alucinante. Yo jamás hubiera imaginado que en 2022 la gente se podría saber de memoria los estribillos de aquellas canciones que compusimos hace 35 años. Es imposible ser consciente de las consecuencias de lo que haces cuando eres joven. Cosas de la edad.