Juliette Binoche (París, 1964) recibirá el próximo 11 de febrero el Goya Internacional, según la Academia de Cine, por ser un "referente indiscutible del cine europeo y protagonista de producciones internacionales durante cuatro décadas". Tras otorgarle el Premio Donostia del Festival de San Sebastián en septiembre del año pasado, el cine español sigue reconociendo con premios y reconocimientos a la icónica actriz francesa.

Y es que hablar de la Binoche es sinónimo de buen cine; su rostro, dotado de una inmortal belleza, está asociado a algunas de las mejores películas que se han hecho en el continente europeo. Derroche de elegancia y sensualidad, su carrera destaca por la versatilidad de sus personajes y un amplio abanico emocional en el que ha sido capaz de dotar siempre a sus interpretaciones con una profundidad pulcra y natural.

Lèos Carax, Kaufman, Haneke, Claire Denius, Kieslowski o Cronenberg son solo algunos de los nombres a los que está asociada la carrera de Binoche. Papeles en los que destaca su destreza para oscilar entre el deseo, la tristeza o la vivacidad, dibujando una feminidad fuerte y resistente, capaz de superar situaciones de conflicto en entornos frágiles.

Binoche ha sido distinguida a lo largo de su carrera con numerosos y prestigiosos reconocimientos como el Oscar (El paciente inglés), el César (Tres colores: Azul) y el Bafta, así como premios a su interpretación en los festivales de Cannes, Berlín y Venecia, el Premio Donostia del Festival de San Sebastián y ahora le llegará otro más con el Goya Internacional. Un premio que el año pasado estrenó Cate Blanchett, un acercamiento al cine español que muchos relacionaron con las especulaciones sobre su futuro trabajo con Almodóvar.

La parisina recogerá el galardón en el año en el que se cumplen los 40 años de su primera aparición en la gran pantalla con Liberty Belle, de Pascal Kané. Una carrera de cuatro décadas que desde El independiente, hemos querido condensar en 10 de sus mejores películas para quienes deseen acercarse un poco más a la elegancia personificada del cine europeo.

Mala sangre (Lèos Carax, 1986)

La insoportable levedad del ser (Philip Kaufman, 1987)

Los amantes del Pont-Neuf (Léos Carax, 1991)

Herida (Louis Malle, 1992)

Tres colores: Azul (Krzysztof Kieslowski, 1993)

El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996)

Chocolat (Lasse Hallström, 2000)

La viuda de Saint-Pierre (Patrice Leconte, 2000)

Caché (Michael Haneke, 2005)

Camille Claudel 1915 (Bruno Dumont, 2013)