Barrio Sésamo, el mítico programa de televisión infantil, pretendía ser aleccionador e irreverente saltándose ciertas normas o, al menos, cuestionando ciertas formas de ver la vida y la sociedad. Todo ello con un inolvidable elenco de personajes de gomaespuma que suavizaban el mensaje.
Las periódicos e informativos nos traen constantemente noticias sobre discordias políticas, religiosas y sociales, racismo, precariedad y pobreza. Sobre las nuevas formas comunicativas y sus daños colaterales, de la adicción a las redes sociales al porno, y el espectáculo en torno a figuras mediáticas y hechos escabrosos. También sobre ambiciones, esperanzas, objetivos, la amistad, la solidaridad, el amor, o la ausencia de ello.
Todo eso nos ofrece Avenue Q, un musical, dicen de Broadway, pero afincado en el entorno de Lavapiés, con actores reales y con intérpretes muñecos. Ya en Ubú Rey, obra de Alfred Jarry estrenada en 1896, con el comienzo de "Merdre!", en una representación de lo grotesco, de lo innoble, de la sociedad más servil y oprimida, se hizo una adaptación a marionetas, y aunque allí se hablaba de reyes y ejércitos, aquí nos muestran la parte de una comunidad donde cada uno tiene sus cosas que ocultar, sus miedos y sus deseos, los clichés homófobos y racistas a los que se someten, la necesidad de triunfar, aunque solo sea económicamente, y el degüello y sacrificio que hay que hacer para sobrevivir, diariamente, en el agujero de una ciudad sin sentimientos.
Ameno y retador
Pero, en lo que nos atañe, el espectáculo viene bien servido en cuanto a medios, escenografía, iluminación, vestuario, y… música, voces, ritmo, implicación del elenco, temática. Algunos espectadores abandonaron la sala, espero que porque realmente les escociera y no porque tuvieran prisa para otros menesteres. Ya lo anuncian en la publicidad del espectáculo: contenido explícito para mayores de 16 años. Algunos, aunque tengan 40, no llegan a esa edad. Porque sí, oír que todos somos un poco racistas, que suenan y resuenan algunas palabras malsonantes, que se critica el machismo, que se practica el sexo (teatral y metafóricamente), que se ridiculizan algunas acciones de rabiosa actualidad, que la vida es una ¡merdre!, pero en castellano y bien clarito, puede herir susceptibilidades de gentes que no ven arte y cultura por ningún lado, les pongan lo que les pongan.
Decir que dirige el espectáculo Gabriel Olivares junto a José Félix Romero ya es una garantía, pero es que, además, es cierto, los intérpretes, cantantes, manipuladores de muñecos, son excelentes, el sonido inmejorable, y las canciones te dejan un optimismo que es más que necesario en nuestras ajetreadas vidas.
No dejemos de ser niños para ver en estos personajes marionetas de nosotros mismos. Ver también cómo nos manejan, y protestar por ello, y no asustarnos si las cosas no se dicen de sutil manera: dejémonos atrapar por la imaginación. Y esto no es un elogio a la desobediencia. Es un juego, es espectáculo, es fuego que no quema, es palabra cantada que retumba, es evadirse de diferente manera para, después, pensar en ello y saber en qué posición estamos o si somos, también, manipulables marionetas.
Avenue Q
Idea original: Robert López y Jeff Marx
Libreto: Jeff Whitty
Canciones: Música y Letra: Robert López y Jeff Marx
Reparto: Diego Monzón, Lucía Ambrossini, Jaime Figueroa, Mary Capel, Alberto Scarlatta, Dani Orgaz, Paula Soto, Ezequiel Rojo
Diseño de escenografía y atrezzo: Anna Tusell
Diseño de vestuario: Eduardo de la Fuente
Diseño de marionetas: Anna Tusell y Asier Sancho
Dirección musical y adaptación: Tuti Fernández
Dirección: Gabriel Olivares y José Félix Romero
Una producción de MTI Shows
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