La escuela de Atenas lo puso en el centro del todo: al futuro genio Aristóteles escuchando con ahínco a su mentor, Platón (quien, en el fresco pintado por Rafael, tiene la cara de otro de los grandes, Leonardo Da Vinci). El artista italiano pintó en su ambiciosa obra al dream team de los filósofos clásicos, entre los que se encuentran desperdigados por ahí Pitágoras y Sócrates. Y, de la misma manera que Rafael homenajeó a los pensadores griegos con la pintura, Marcos Chicot (Madrid, 1971) lo hace con las palabras.

Primero honró a Pitágoras. El asesinato de Pitágoras (2013) nació como un proyecto personal (aunque Chicot prefiera referirse a ello como "una locura") con el que unir entretenimiento con aprendizaje, algo muy propio en estas personalidades clásicas. Empezó como un libro autopublicado y terminó por ser el ebook en español más vendido del mundo en su año de publicación, gestando un ambicioso germen en la psique de su creador: un proyecto con el que recrear la Grecia Clásica en tres novelas vertebradas a través de la azarosa vida y pensamiento de los más grandes filósofos de la antigüedad (Sócrates, Platón y Aristóteles). Su vida, sí, pero también su muerte.

El asesinato de Sócrates (Planeta, 2016) fue galardonada como Finalista del Premio Planeta ese mismo año y, si bien la promoción de su secuela, El asesinato de Platón (Planeta, 2020), estuvo perjudicada por la pandemia de la Covid-19 y se haya convertido en el "menos difundido" de sus asesinatos, es también el que ha obtenido las valoraciones más altas entre los lectores. Y, tras Platón, ha llegado el momento de cerrar el círculo con su sucesor: Aristóteles.

Un viaje al pasado

El asesinato de Aristóteles (Planeta, 2025) plantea un viaje a la Grecia Clásica de Aristóteles, aquella en la que el filósofo había dejado de ser un soñador para lograr edificar una escuela de filosofía en Atenas. Sin embargo, hay un aspecto del pasado de Aristóteles que muchos no estaban dispuestos a olvidar: su relación con el emperador Alejandro Magno, del quien fue maestro en su adolescencia. Aunque al filósofo sólo le interesaba la política como objeto de estudio, los atenienses lo veían como aquel que plantó la semilla de la ambición en Alejandro, considerado enemigo de Atenas. Aristóteles contaba con muchos seguidores, sí, pero también con verdaderos enemigos.

Portada de 'El asesinato de Aristóteles', de Marcos Chicot
Portada de 'El asesinato de Aristóteles', de Marcos Chicot | Editorial Planeta

"Atenas quería rebelarse contra el yugo macedonio de Alejandro. Ahí empieza ese odio acerbo contra Aristóteles: la mitad de los atenienses lo admiraban, reconocían que tenía una mente que no estaba al alcance de nadie más; pero era el maestro de Alejandro, y lo acusaban de ser el responsable de todo cuanto este hacía. Entonces, querían matarlo", ha explicado Chicot en la presentación del libro este martes en Madrid.

Es a partir de este hecho que el autor moldea una historia de ficción a medio camino entre la novela histórica y el thriller contemporáneo. Sin embargo, pese a asegurar que lo que busca son "lectores con ojeras", Chicot asegura que jamás se inventó un dato histórico. En su novela, todo lo relevante de las personalidades de Aristóteles, de Alejandro Magno o de la vida en Atenas "es absolutamente riguroso", pese a abrir espacios de intriga y tensión. "Ese es mi objetivo: enganchar al lector y que este, a su vez, aprenda sin darse cuenta". Es quizá por ello por lo que sus novelas han servido de bibliografía en institutos de todo el país: para que los alumnos aprendan historia sin verla como "un rollo".

Con El asesinato de Aristóteles (que llega a librerías este miércoles 21 de mayo) el autor cierra su trilogía de asesinatos en la Grecia Clásica, asegurando que, por fin, siente que su obra "está completa", pese a ser novelas autoconclusivas. "Siempre intento que no haya el mínimo spoiler. Quien se lea esta novela sabrá los detalles justos para comprender la anterior, pero no se la desvelo. Así puede decir más tarde: 'Ahora quiero conocer el origen de la Grecia Clásica', y leer El asesinato de Sócrates. Está escrito con ese planteamiento".

El asesinato de las ideas

Pero, si hablamos del rigor histórico de esta ficción en concreto, hay algo que falla: Aristóteles, al contrario que sus predecesores, no murió asesinado. El autor explica que, más allá de ser un título con el que continuar el legado de sus anteriores, el nombre de El asesinato de Aristóteles engloba un aspecto "más profundo": los atenienses querían matar sus ideas.

"Sus ideas eran peligrosas y generaban muchos enemigos, sobre todo entre la gente poderosa. Eran ideas revolucionarias, como lo siguen siendo a día de hoy". Aristóteles argumentaba que el hombre es un animal político, defendiendo así lo que terminaría por ser la primera democracia, tan estudiada y exculpada pese a surgir de ella los primeros grandes problemas, "que son los mismos que tenemos hoy": la corrupción, la injusticia, la demagogia.... "Estos filósofos estaban en competencia con los sofistas, que querían que su argumento prevaleciera sobre cualquier cosa. No les importaba la verdad, les importaba imponerse. Los sofistas son los maestros de los malos políticos", asegura Chicot.

Aristóteles defendía que los gobernantes tienen el deber de buscar el bien de la mayoría de los ciudadanos, y que sólo así podrían dedicarse a la vida política. Esto, en palabras del autor, "sigue siendo nuestro ideal". Sin embargo, asegura también que el "lastre" de Aristóteles es "que se ha hecho lo contrario a lo que él decía". "Él decía que sus lecciones no eran dogmas. Es decir, si experimentando se demuestra que la realidad es contraria a las conclusiones a las que he llegado, eso debe primar", explica.

"Hay un problema en nuestro sistema. Sería idóneo si se hubiera llevado a cabo el proyecto de filósofo rey de Platón [que los filósofos hubieran llegado a gobernar o que, por el contrario, los políticos se hubieran convertido en filósofos], pero nuestro sistema no hace que los mejores gobernantes lleguen a ocupar el poder, sino los más capacitados". Así, "para alcanzar el poder" en la actualidad, "las habilidades que se requieren son contrarias a las que requiere un buen gobernante. Ser solidario, justo, estar volcado en los demás... Eso está muy bien para gobernar, pero para alcanzar el poder lo que tienes que tener son pocos escrúpulos". Sin embargo, no quiere decir que todos los gobernantes "sean así", sino que existe una "contradicción" entre las habilidades necesarias para alcanzar el poder y las habilidades necesarias para ejercerlo.

Nostalgia de una civilización presente

No hay duda de que la Grecia Clásica es la cuna de nuestra civilización, pero la sociedad ateniense no era idílica, y Chicot busca que eso no se olvide. De los doscientos mil habitantes de Atenas, solo treinta mil eran ciudadanos, y más de la mitad eran mujeres, relegadas a ciudadanas de segunda. "En los libros de historia casi no salen mujeres, pero estas componían la mitad de la población. No tiene sentido que se escriba una novela histórica y que no haya mujeres", defiende el autor.

Chicot asegura que es "más fácil" escribir una novela interesante sobre las mujeres, "porque su vida era mucho más intensa". Una mujer tenía muchísimas limitaciones en la antigüedad: no tenía derechos, era esclava, extranjera... Todo esto busca reflejarlo el autor, con la crudeza propia del hecho.

A Chicot, licenciado en Psicología Clínica, le interesa este estudio de la psique. "Mis personajes están muy estudiados psicológicamente. Al final, son novelas de personajes: me interesa que te metas dentro y sientas que tú eres esa mujer espartana o ateniense, o ese esclavo o gobernante. Lo fascinante es tener diferentes perspectivas".

El autor ha aprovechado también para recordar que el 10% de los derechos de sus novelas están destinados a fundaciones para personas con discapacidad, como su propia hija Lucía, que tiene síndrome de Down. "El mayor obstáculo para que mi hija tenga una vida plena e integrada son los prejuicios sobre el síndrome de Down (mucho más negativos que la realidad), y en los libros pido a los lectores que lean un artículo que he escrito sobre la realidad del mismo. Cada lectura ayuda un poquito a mi hija y a las personas como ella"